Estados Unidos no está dispuesto a que Repsol siga adelante con sus planes de exploración de petróleo en Cuba. Por ese motivo, una representación de primer nivel político visitará este viernes Madrid para trasladar el malestar de la Administración americana a la decisión de la petrolera de comenzar a explorar en en esta zona el próximo mes de septiembre.
Ken Salazar, secretario de Estado del Departamento de Interior -responsable del reparto de los bloques petrolíferos en el Golfo de Míéxico-, así como Francisco Sánchez, subsecretario de Comercio Internacional, y Deborah McCarthy, asistente del Secretario de Estado de Economía, Energía y Asuntos Comerciales mantendrán varios encuentros en Madrid con empresarios y políticos antes de desplazarse el fin de semana a Oviedo para asistir al Foro Anual que organiza la Cámara de Comercio España-Estados Unidos.
Previamente, la delegación política americana tiene previsto mantener un almuerzo con el ministro de Industria, Miguel Sebastián, en el que analizarán la situación de la petrolera así como los planes de la alta velocidad y el papel de las empresas españolas en la zona.
La decisión de explorar en Cuba de Repsol ha suscitado un fuerte debate político en algunos sectores de Estados Unidos.
Carta a Hillary Clinton
El senador por Florida, Bill Nelson, envió el pasado 19 de mayo una carta a la secretaria de Estado, Hillary Clinton, en la que reclama que la Casa Blanca intervenga ante el Gobierno español para que la petrolera paralice las prospecciones que piensa realizar en Cuba.
En su carta a la secretaria de Estado, el senador de EEUU explica que quizás en marzo de 2012 despuíés de las elecciones, España puede tener un Gobierno menos inclinado a apoyar las inversiones en Cuba.
Sorprendentemente, el senador de EEUU muestra sus temores a que la decisión de perforar pueda afectar al medio ambiente y al turismo en Florida, una afirmación que sorprende a tenor del elevado nivel de plataformas que operan en el Golfo de Míéxico.
La petrolera logró además hace un par de semanas que se levantara la moratoria para la perforación en un nuevo pozo en aguas profundas en el yacimiento de Bucksin, tras recibir un permiso de la Oficina de Energía de la región, con lo que su actividad vuelve a la normalidad tras el vertido de BP que provocó que el Gobierno estadounidense decretara la suspensión de las operaciones.
Requierimiento de la SEC
Curiosamente, en 2007 el regulador bursátil estadounidense (SEC, en sus siglas en inglíés) preguntó a la petrolera sobre sus operaciones en Cuba, en un momento donde tambiíén se estaba presionando para que el grupo abandonara sus proyectos en Irán por considerar que se trata de países que EEUU considera patrocinadores del terrorismo.
A este requerimiento del regulador, Repsol contestó que había llegado a un acuerdo con la petrolera estatal en 2000 para buscar petróleo en siete bloques de sus aguas territoriales. Desde la petrolera se aseguraba en aquel momento que los activos en la isla eran mínimos y los pagos al Estado cubano, en concepto de impuestos, casi testimoniales. No obstante, es reseñable que la compañía logró ingresos de 18 millones de dólares al ceder participaciones en sus derechos de exploración a otras dos compañías.
Repsol, además, sostuvo en su respuesta a la SEC que tampoco desde el punto de vista cualitativo esa presencia podía afectar a su reputación ni a sus accionistas porque esas operaciones eran conocidas, de modo que cualquier efecto debería estar ya reflejado en la cotización.
Por otro lado, la compañía subrayó que buena parte del petróleo mundial está en países de Oriente Próximo y que la exploración en las aguas que rodean Cuba se ha incrementado en los últimos años. Repsol tambiíén destacaba que había tomado la prevención de que ninguno de sus empleados estadounidenses trabajara en operaciones relacionadas con Cuba.
Abandono de Irán
La petrolera española ha visto como en los últimos años se ha acentuado el control de Estados Unidos sobre sus operaciones. De hecho, ha decidido dejar de cotizar en Wall Street por los elevados costes que tenía mantener todo el nivel de información que requiere el regulador.
Una de las operaciones que se saldó con más políémica fue su salida de Irán a causa de las presiones del Gobierno estadounidense, a pesar de que Brufau se reunió en diversas ocasiones con el embajador de Estados Unidos en España, Eduardo Aguirre, tal y como revelaron en su momento los papeles de la Embajada de Estados Unidos publicados por WikiLeaks.
En concreto, la Embajada no veía con buenos ojos el contrato firmado en enero de 2007 para un proyecto de exploración y licuefacción de gas natural (el proyecto Persian LNG). El acuerdo daba a Repsol una participación del 25%, mientras que la angloholandesa Shell tenía otro 25% y el restante 50% del proyecto para explotar el yacimiento South Pars correspondía al Estado iraní. Días despuíés de firmarse el acuerdo, empezaron las presiones. Finalmente, la petrolera decidió abandonar sus operaciones en Irán.
La SEC tambiíén preguntó a Repsol por sus proyectos en Irán, al igual que lo hizo con Cuba. La petrolera explicó que su filial en Teherán tenía sólo 17 empleados, de los que 10 son iraníes y que sus activos en el país eran de menos de 20 millones de euros, lo que representaba apenas el 0,1 por ciento de su balance. Sus negocios en Irán aún no le habían generado ingresos y los pagos efectuados al Estado iraní ascendieron a 3,9 millones de dólares en 2006 y 2,1 millones en el primer semestre de 2007 en concepto de impuestos, cargas de la Seguridad Social y otros servicios.