Los ministros de Economía de la eurozona se reúnen este martes para tratar de acercar posturas sobre el segundo rescate de Grecia, que podría ascender a entre 60.000 y 90.000 millones de euros, según diversas estimaciones. Alemania y el Banco Central Europeo (BCE) mantienen su enfrentamiento sobre cómo deben participar los bancos privados en este segundo plan de ayuda, lo que ha aumentado el nerviosismo en los mercados.
La reunión se ha convocado en el último momento. En principio, se había previsto únicamente para este martes un encuentro informal de los ministros de Economía de la UE para hablar de las negociaciones con la Eurocámara sobre el nuevo sistema de sanciones a los países con díéficit excesivo y se había dejado a Grecia fuera de la agenda. Pero las diferencias entre Berlín y el BCE han obligado a convocar tambiíén un Eurogrupo informal antes del Ecofin.
Berlín exige que el segundo rescate incluya un canje voluntario de los bonos griegos en manos de inversores privados que vencen en los próximos dos años por otros que venzan dentro de siete años. Su objetivo es evitar que los contribuyentes asuman toda la carga de la nueva asistencia.
Pero el Banco Central Europeo insiste en que esta reestructuración suave de la deuda griega creará turbulencias en los mercados similares a las que provocó la quiebra del banco estadounidense Lehman Brothers en 2008 que se contagiarán al resto de países perifíéricos de la eurozona. La única participación del sector privado en el rescate de Grecia que acepta el BCE consiste en animar a los titulares de bonos griegos que vencen durante los próximos meses a comprar otros nuevos.
Los máximos responsables de la eurozona han explicado las últimas semanas que buscan una fórmula para reestructurar la deuda griega que no reciba una valoración negativa de las agencias de "rating" y no se interprete como una suspensión de pagos que desencadene los seguros contra el impago de la deuda (CDS).
Las negociaciones a nivel político se intensificaron durante la última semana con la celebración de una teleconferencia del Eurogrupo el pasado 8 de junio. El objetivo es cerrar un acuerdo en el Ecofin que se celebra en Luxemburgo el 20 de junio.
Tras la discusión sobre Grecia! el Ecofin informal se centrará en el nuevo sistema de sanciones. Los 27 ya alcanzaron un acuerdo provisional el pasado 15 de marzo sobre multas de hasta el 0,2% del PIB, que en el caso de España ascenderían a 2.000 millones de euros, para los países con díéficit y desequilibrios excesivos. Y se han comprometido a cerrar un pacto final con el Parlamento antes del verano.
Sin embargo, el BCE ha denunciado que el nuevo modelo es insuficiente para prevenir futuras crisis de deuda y ha reclamado a la Eurocámara que lo endurezca. Las sanciones no son casi automáticas como defendía la Comisión, se da más tiempo a los países incumplidores para enderezarse y más peso a las decisiones políticas del Ecofin, que en el pasado ha aprobado incumplir el Pacto de Estabilidad.
Los representantes parlamentarios y la presidencia húngara llevan semanas negociando y en estos momentos quedan tres puntos fundamentales de desacuerdo, que serán examinados por los ministros de Economía, según han informado fuentes diplomáticas. En primer lugar, la Eurocámara quiere generalizar el uso del mecanismo del voto inverso, lo que quiere decir que la propuesta de sanciones presentada por la Comisión se considerará adoptada a menos que el Consejo la rechace por mayoría cualificada.
El objetivo es reforzar la independencia de Bruselas y prevenir las interferencias políticas de los ministros de Economía durante el proceso sancionador.
Tampoco hay acuerdo sobre el nuevo sistema de indicadores que se utilizará para determinar si un país se encuentra en una situación de desequilibrio excesivo, como las burbujas inmobiliarias.
Finalmente, el Parlamento Europeo reclama nuevas competencias para poder convocar comparecencias de cualquier ministro de Economía de la UE inmerso en un proceso sancionador.