El grupo Ezentis siempre ha estado rodeado de políémica, pero en los últimos meses sus cuentas se mueven en terrenos demasiado pantanosos. El origen de los problemas financieros del grupo, en su día Avanzit, se remonta al año 2010, cuando el conglomerado de infraestructuras y tecnología se hacía con la constructora Sedesa, propiedad de la familia del presidente de las Cortes Valencianas, Juan Cotino. A partir de este momento, las cosas han ido a peor y hoy los accionistas se sienten indignados y engañados.
La asociación NEM Ezentis, que agrupa a los accionistas minoritarios de la compañía, exige a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) investigar la compra de Sedesa, que en el momento de la operación contaba con una deuda acumulada de 100 millones de euros, algo 'difícil de entender' según manifestó el presidente de la asociación, Luis Miguel Medina. A su juicio, no se entiende cómo se ha podido llegar a comprar una empresa que, "si bien iba a garantizar la financiación posterior según un informe del consejo de administración de Ezentis, poco despuíés entró en concurso".
La asociación NEM se constituyó el pasado 10 de junio por accionistas que representaban unas 300.000 acciones. Solo diez días despuíés, el número total de acciones había ascendido a 17.000.000, lo que supone más del 5% del capital social.
Así las cosas, y a pesar de que los responsables de Ezentis aseguran que la compañía tiene viabilidad, la sombra del riesgo de quiebra está cada vez más presente, despuíés de que el pasado 3 de junio, el grupo solicitara el preconcurso de acreedores debido a la falta de liquidez.
La gestión de Nomura, en entredicho
A los conflictos originados por la compra de Sedesa hay que sumar la entrada en la compañía del banco japoníés Nomura, propietario actual de una participación directa del 10,153% y total del 14,335% --incluyendo los derechos de voto de Javier Tallada y Rustraductus. A pesar de que la firma en ningún momento acumuló una participación superior al 30%, NEM Ezentis quiere que el órgano supervisor del mercado investigue si, en el momento de la compra de Sedesa, Nomura tenía el control de Ezentis y por ello ha eludido lanzar una OPA por la totalidad del capital.
Mientras tanto y a día de hoy, la compañía ya ha perdido más de la mitad de su valor y el único consuelo que le queda a los accionistas 'indignados' es armarse de paciencia y esperar a la próxima junta de accionistas que se celebrará el próximo 29 o 30 de junio, en la que tratarán de exigir explicaciones a la compañía.
A bote pronto, el grupo se ha puesto en manos del despacho Cremades & Calvo Sotelo y espera que la CNMV actúe en consecuencia.