Josíé Luis Rodríguez Zapatero pagó ayer a CiU y PNV uno de los peajes políticos más altos de su mandato a cambio de ganar tiempo para continuar en La Moncloa. El presidente cedió a todas las condiciones de los nacionalistas en la reforma de la negociación colectiva, y padeció luego la mofa pública de Josu Erkoreka, quien tildó de "logro histórico" la tajada obtenida por su partido.
Sin margen de maniobra, en sus horas más bajas y con su Gobierno pendiente de un hilo, Zapatero acabó aceptando la exigencia de ambas formaciones nacionalistas para que los convenios colectivos autonómicos prevalezcan sobre los estatales. "En mi trayectoria no he visto un caso semejante", llegó a afirmar el portavoz del PNV al valorar la recompensa obtenida por una simple abstención.
La obsesión del líder socialista por terminar la legislatura y culminar las reformas pendientes ha concedido a CiU y PNV un poder impensable hace apenas unos meses. El PSOE ha pasado de manejar la geometría variable en el Congreso, alternando pactos a izquierda y derecha, a claudicar ante los nacionalistas. Y es que un revíés parlamentario en la votación de una ley de calado económico puede significar un adelanto electoral. Un escenario que Zapatero parece estar dispuesto a evitar a toda costa.
Mañana de infarto en el Congreso
En el caso de la negociación colectiva, la falta de previsión condujo al Gobierno a una mañana de infarto en el Congreso, donde ningún grupo estaba dispuesto a salvar su propuesta. Con los mercados vigilantes, el regateo a contrarreloj con los partidos nacionalistas hizo sufrir y mucho a los socialistas. La votación se retrasó más de dos horas, tiempo en el que el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, se empleó a fondo para responder desde la tribuna a cada portavoz de la oposición, arañando así unos minutos preciosos para la negociación.
Mientras, el propio Zapatero se esforzaba por persuadir a Josep Antoni Duran i Lleida y Erkoreka para que prolongaran artificialmente, una vez más, la vida de su Gobierno. Apenas veinte minutos antes de que se votara la reforma, el PSOE seguía sin alcanzar ningún acuerdo. Incluso Josíé Bono sugirió la posibilidad de retrasar la votación a la tarde, cuando estaba prevista para las doce del mediodía. Finalmente, pasadas las dos y media, el Congreso convalidaba el decreto de la negociación colectiva con el único apoyo del PSOE y la abstención de los nacionalistas.
Duran Lleida explicó la victoria de su grupo sobre el Ejecutivo señalando que había "forzado la inclusión de una serie de medidas" en la tramitación del decreto como proyecto de ley. Así, CiU obtuvo la garantía por escrito de que en el preámbulo se incluirá la vinculación entre salarios y productividad, mientras que el texto recogería el restablecimiento de la importancia de los convenios autonómicos, una futura ley de absentismo laboral, mayor flexibilidad y una revisión de los plazos para la prórroga de los convenios.
"La grandeza de la democracia", según Zapatero
El portavoz de CiU no quiso hacer sangre y justificó los ríéditos obtenidos como "una mejora de las necesidades del mercado laboral". Sin embargo, Erkoreka se dejó llevar por el triunfalismo y se burló públicamente del presidente del Gobierno. Para el portavoz del PNV, se trata de un "logro histórico" el hecho de que, en caso de concurrencia, el convenio colectivo autonómico prevalezca sobre el estatal. Así, en el caso del País Vasco, los acuerdos de sindicatos como ELA y LAB se impondrán a los estatales, obligando a las empresas con sedes en diversas autonomías a pactar convenios específicos. "En mi trayectoria no he visto un caso semejante", expresó Erkoreka al valorar la debilidad negociadora de Zapatero.
Para el PP, se ha puesto en peligro la unidad de mercado de trabajadores y empresarios en España. "Zapatero está intentando prorrogar íépocas pasadas, está en un fin de ciclo y puede generar muchos problemas", dijo Mariano Rajoy desde Toledo, donde arropó a María Dolores de Cospedal en su toma de posesión como presidenta de Castila-La Mancha. "El Gobierno ha cedido no en beneficio de los trabajadores, los empresarios o la creación de empleo, sino únicamente para conceder más peso a los partidos nacionalistas", subrayó la portavoz parlamentaria, Soraya Sáenz de Santamaría, quien ha solicitado al Congreso el documento firmado por el Ejecutivo, CiU y PNV para conocer en detalle el acuerdo.
Pero, pese al coste político del pacto con los nacionalistas, Zapatero se mostró satisfecho con el resultado. "Es la grandeza de la democracia", expresó para justificar una nueva jornada de incertidumbre sobre la continuidad de su Gobierno. El presidente sigue necesitando a CiU y PNV para aprobar definitivamente la negociación colectiva, la reforma de las pensiones y los próximos Presupuestos Generales del Estado. Aunque cada vez tiene menos contrapartidas que ofrecer para mantenerse en La Moncloa hasta marzo de 2012.