Economía: 1. Administración eficaz y razonable de los bienes.
3. Ciencia que estudia los míétodos más eficaces para satisfacer las necesidades humanas materiales mediante el empleo de bienes escasos.
4. Contención o adecuada distribución de recursos materiales o expresivos.
Estos son algunos de los significados del tíérmino economía que recoge nuestro diccionario de la R.A.E; y pocas definiciones se me antojan tan falsas como íésta. Me explicaríé con la debida brevedad del espacio.
¿En quíé consiste nuestro actual sistema económico?. Trabajadores que perciben un salario a cambio de su mano de obra, que se usa para crear bienes que ellos mismos y otros más compramos como consumidores. Una rueda que debe tener flujo de dinero y de consumo para que continúe funcionando. Si no hay dinero, no se consume, si no se consume, no hace falta producir y si no es necesario producir, no hace falta mano de obra, situación en la que nos encontramos ahora. Vale…, llegados hasta aquí, recordemos ahora de dónde veníamos, no hace tanto.
Ahora los niveles de consumo están en mínimos, pero es que veníamos de una situación de consumismo global y derroche sin parangón, y era entonces, cuando se consumía en exceso y rompiendo todas las reglas naturales, cuando se decía que la economía iba bien o muy bien. Pero…¿no hemos quedado que la economía es una ciencia que estudia satisfacer las necesidades materiales de los humanos mediante el empleo de bienes escasos?, ¿no es la administración eficaz y razonable de los bienes, entonces?. O esto no es economía, o, precisamente estamos así por interpretar indebidamente lo que es la economía.
Nos han metido en una espiral tal que si la economía hiciera, verdaderamente, su papel, distribuir los escasos recursos del planeta de forma eficaz y razonable, el ciclo económico actual se ralentizaría más todavía. Posiblemente esta sea una de esas razones que no nos dan sobre el mensaje que se nos traslada una y otra vez de ahorrar, de que somos más pobres y de que estamos viviendo por encima de nuestras posibilidades. Y este mensaje, que entronca con lo que verdaderamente necesitamos, choca con el antídoto que crearon los que manejan los hilos del ciclo económico: la obsolescencia programada. Las cosas que compramos se fabrican para que tengan una vida finita y para que continuemos comprando y que la rueda del consumo siga con su velocidad, parte de la causa de nuestro actual problema.
No nos deberíamos quedar con la idea de que esta crisis es sólo una crisis financiera, o inmobiliaria. Se está librando una verdadera batalla por la supervivencia de un sistema que se ha demostrado a sí mismo que es antinatural y esquilmador, pero que no está dispuesto a cambiar porque, sencillamente, ya no sabría funcionar de otra manera.
Habrá que enseñarle que sí, que se puede y se debe hacer de forma distinta. Y en eso estamos la mayoría, seguro.
Nos vemos nuevamente dentro de quince días en nuestros foros de bolsa.
Vale.
Oberon.