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Autor Tema: Grecia atrapa al euro en un callejón con difí­cil salida  (Leído 237 veces)

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Grecia atrapa al euro en un callejón con difí­cil salida
« en: Junio 25, 2011, 08:41:11 am »
Grecia atrapa al euro en un callejón con difí­cil salida

por Bernardo de Miguel en Cinco Dí­as
 
Las operaciones de rescate financiero son infinitamente menos sangrientas y dolorosas que las campañas militares. Pero ambas intervenciones tienen un punto en común: se sabe cuándo empieza la ofensiva pero es imposible predecir la hora de la victoria... o la del repliegue.
 
Ese momento de incertidumbre atenaza a los paí­ses del euro, cuyo desembarco en Grecia con 110.000 millones de euros no consigue avanzar hacia los objetivos previstos pero tampoco permite dar un paso atrás sin sufrir numerosas bajas en el sector financiero europeo.
 
"Grecia se ha convertido en un compromiso vital para la zona euro", reconoció el viernes en Bruselas el presidente del Gobierno, Josíé Luis Rodrí­guez Zapatero, al tíérmino de una cumbre europea que trazó la estrategia a seguir por parte de los aliados tras el fracaso en Atenas de la primera operación de rescate, pero no despejó las dudas sobre la envergadura del segundo rescate y mucho menos sobre sus posibilidades de íéxito.
 
Los lí­deres europeos se limitaron a suscribir la declaración pactada el pasado domingo en Luxemburgo por el Eurogrupo (ministros de Economí­a de la zona euro), en la que supeditaron la liberación de los próximos príéstamos (12.000 millones de euros) a la aprobación en el Parlamento griego de un draconiano plan de ajuste hasta 2104 (con recortes de 28.000 millones de euros y privatizaciones por un valor estimado de 50.000 millones).
 
A la espera de la votación parlamentaria en Atenas (prevista para el próximo jueves dí­a 30), la cumbre de Bruselas no concretó la oferta de los ministros sobre futuras ayudas ni endureció el párrafo de la declaración en la que se urge a los conservadores griegos a cerrar filas con el gobierno socialista para aprobar las impopulares medidas (recorte de pensiones y de salarios de los funcionarios, y subidas de impuestos).
 
A pesar de la indefinición, los primeros ministros, como antes sus titulares de Finanzas, se rindieron a la evidencia de que la intervención en Grecia no concluirá en 2013 como se habí­a anunciado. Y de que pase lo que pase en con las trifulcas electoralistas entre el Pasok y Nueva Democracia, la zona euro no puede permitirse la bancarrota de Grecia sin exponerse a un cataclismo financiero de imprevisibles consecuencias.
 
Así­ se lo advirtió el pasado lunes al Eurogrupo el director gerente en funciones del Fondo Monetario Internacional, John Lipsky, alarmado por el riesgo de que un problema relativamente menor como Grecia (2% del PIB de la zona euro) acabe dañando a la banca de la zona euro y repercutiendo en la economí­a mundial. Esa potencial correlación "entraña un mensaje importante", a juicio de Lipsky: "Que el íéxito en la gestión de la crisis actual redundará en beneficio no solo de la zona euro sino de todo el planeta". Y el batacazo del viernes de la banca italiana, tras la amenaza de una rebaja del rating de varias entidades, confirmó que el zarpazo temido por Lipsky puede llegar en el momento más inesperado y sorprender a cualquier socio del euro.
 
Esa amenaza condena a los lí­deres europeos, reunidos jueves y viernes en Bruselas, a continuar la campaña en un terreno fiscal tan inhóspito y minado como el de Grecia, donde las medidas de austeridad agravan la recesión (con una caí­da del PIB del 4,5% el año pasado y otra prevista del 3,8% en este ejercicio) y reducen los ingresos de la Hacienda helena (en los cinco primeros meses ya acumula un díéficit de casi 1.000 millones de euros sobre los objetivos previstos).
 
El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, negó el jueves, al tíérmino de la primera jornada de la cumbre, que ese cí­rculo vicioso sea inevitable. E invocó su experiencia como ministro del Presupuesto en el Gobierno de Bíélgica durante la etapa previa del euro, en la que su paí­s tení­a una deuda pública del 135%, como ejemplo de que "si los programas de ajuste se cumplen año tras año, la población recupera la confianza y se acaban generando las condiciones adecuadas para el crecimiento o y la creación de empleo".
 
La comparación se antoja un tanto asimíétrica. Bíélgica es uno de los paí­ses con mayor renta per cápita de Europa (118% sobre la media comunitaria) y con enorme potencial exportador y de atracción de inversión extranjera
 
La renta de Grecia, en cambio, no llega al 90% de la media. Y su Estado se encuentra en una situación tan precaria que el programa de rescate incluye asistencia internacional para dotar al paí­s de sistemas adecuados de estadí­sticas, recaudación de impuestos o de registros de la propiedad.
 
Con esa situación, parece prácticamente imposible que Grecia pueda afrontar por sí­ sola la financiación de una deuda que, según las previsiones de la Comisión Europea, escalará en 2012 hasta el 166,1% de su PIB. La cancelación del plan de rescate abocarí­a a Atenas a la suspensión de pagos casi inmediata. Y, según muchos análisis, a la salida del euro para poder reestructurar su deuda.
 
Ambos escenarios resultan inaceptables para la zona euro por lo que el presidente del gobierno griego, el socialista Yorgos Papandreu, salió de Bruselas con la garantí­a polí­tica e implí­cita de que recibirá nuevas municiones, por valor de otros 60.000 millones de euros, para seguir librando su batalla contra el díéficit público. Pero Papandreu tambiíén comprobó, por si le quedaba alguna duda, la creciente desconfianza de sus socios y acreedores, que ya han arriesgado 53.000 millones de euros y temen que solo sea el comienzo de una factura potencialmente billonaria.
 
Algunos miembros de la coalición internacional ya flaquean. Y esta misma semana, en la reunión del Eurogrupo, Holanda (el quinto contribuyente más importante al rescate) hizo saber que podrí­a retirarse de la operación si la zona euro no recluta nuevos refuerzos entre las entidades financieras con presencia en el campo de batalla griego. El FMI tambiíén empieza a exigir mayores garantí­as para seguir colaborando
 
La zona euro no puede permitirse bajas tan importantes en una operación sufragada en un 80% solo por cuatro paí­ses (Alemania, Francia, Italia y España) y de la que ya se ha retirado Eslovaquia de manera voluntaria y Portugal e Irlanda por haberse contagiado con el virus griego. Finlandia tambiíén podrí­a optar por la retirada en cualquier momento si su Parlamento sospecha que los príéstamos a Grecia están cayendo en un fondo tan insondable como perdido. Salvando las distancias, en Grecia, como en Afganistán o en Irak, lo difí­cil será aguantar hasta el final y encontrar la salida.
 
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Los bancos se apuntan

Los Gobiernos europeos comenzaron el miíércoles pasado los contactos con el sector financiero para lograr una "participación informal y voluntaria" en la segunda operación de rescate de Grecia. Bancos franceses y alemanes, que figuran entre los principales acreedores del paí­s (con una exposición de 16.000 millones y 10.000 millones de euros, respectivamente), han mostrado su disposición a refinanciar la deuda griega a medida que vaya venciendo. La continuidad de esos príéstamos permitirá, según las conclusiones del Consejo Europeo celebrado jueves y vienes en Bruselas, "una reducción sustancial de la financiación exigida cada año dentro del programa de rescate". Se calcula que por esa ví­a podrí­an lograrse unos 30.000 millones de euros para una brecha fiscal de unos 130.000 millones de euros hasta 2014. El presidente del Gobierno, Josíé Luis Rodrí­guez Zapatero, señaló en Bruselas que la banca española tambiíén se ha mostrado dispuesta a participar en el plan, aunque recordó que su presencia en Grecia es mí­nima.
 

Los pasos para otro rescate

1 Parlamento griego. El Gobierno de Papandreu presentará el martes 28 de junio ante el Parlamento el plan de ajuste pactado con la CE, el BCE y el FMI. Los socialistas, si no hay deserciones, disponen de mayorí­a absoluta para aprobarlo, aunque las instituciones europeas han urgido a los conservadores a respaldarlo tambiíén para facilitar su aplicación. La votación tendrá lugar, previsiblemente, el jueves 30.

2 Eurogrupo. Si el Parlamento griego respalda el ajuste, el Eurogrupo se reunirá el domingo 3 de julio para autorizar la entrega del quinto plazo del primer plan de rescate, al que los paí­ses del euro aportan 8.700 millones de euros en príéstamos bilaterales.

3 Más fondos. El Eurogrupo se volverá a reunir el 11 de julio en Bruselas con el objetivo de cerrar un acuerdo sobre las grandes lí­neas del segundo rescate. La zona euro podrí­a ofrecer a partir de 2012 otros 33.000 millones de euros, a sumar a los 32.000 pendientes para entonces del primer rescate.

4 FMI. A mediados de julio (en torno al dí­a 15), el Fondo Monetario Internacional podrí­a liberar su aportación al quinto plazo del primer rescate, cifrada en 3.300 millones de euros. El Fondo, además, podrí­a aceptar colaborar en el segundo rescate, con una aportación equivalente al 25-30% de los príéstamos de la zona euro.

5 Privatizaciones. Buena parte del segundo rescate se espera que proceda de las privatizaciones previstas del plan de ajuste que el Parlamento griego votará el dí­a 30 de junio. El calendario exigido por la troika (CE, BCE y FMI) prevíé hasta 20 operaciones entre julio y finales de año, con la venta de participaciones públicas en compañí­as de aguas, puertos, loterí­as, ferrocarril, o bancos, así­ como algunas adjudicaciones de servicios públicos. Si se cumplen las previsiones, Grecia ingresará 4.600 millones durante el próximo semestre y otros 10.000 millones durante 2012. El objetivo es que las privatizaciones aporten en total 50.000 millones hasta 2105, final teórico del rescate.
 

Las cifras

28.000 millones de recorte de díé-ficit exigen la UE y el FMI a Grecia hasta 2014 a cambio de nuevos príéstamos.

2015 es el año en el que podrí­a concluir el segundo plan de rescate. Se espera que 50.000 millones provengan de las privatizaciones.

166% es el porcentaje que supondrá la deuda griega sobre el PIB en 2012, según las previsiones de la Comisión Europea