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Autor Tema: Bíélgica no controla ni su deuda ni su díéficit...  (Leído 274 veces)

OCIN

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Bíélgica no controla ni su deuda ni su díéficit...
« en: Julio 13, 2011, 05:51:27 pm »
Por...  Olivier Bonfond
 

En algunas declaraciones se afirma que hoy en dí­a la situación de Bíélgica serí­a mucho mejor que la de los paí­ses más debilitados, como Irlanda, Grecia, Islandia o Portugal, y que su deuda pública está al amparo de cualquier ataque especulativo. ¿Quíé tan cierto será todo esto? A semejanza de lo que pasa en numerosos paí­ses capitalistas desarrollados, los díéficit públicos y la deuda pública belgas han aumentado considerablemente debido a la crisis capitalista internacional que estalló en 2008. Las amenazas de un ataque especulativo contra la deuda soberana belga se van concretando …
 
De un lenguaje tranquilizador …
 
La deuda belga ha pasado de 84,2 % del producto bruto interno (PBI) en 2007, al 89,6 % en 2008, 96,2 % en 2009, 97,2 % en 2010, y ronda el 100% en 2011. En valor absoluto, la deuda pública belga se ha incrementado en 44.100 millones de euros, pasando de 282.100 millones en 2007 a 326.300 millones en 2009.
 
Ante todo hay que recordar que de estos 44.000 millones, más de 20.000 millones corresponden al rescate financiero realizado por los poderes públicos belgas en 2008-2009. De hecho, a fines del 2008, en Bíélgica, tres grandes bancos (Fortis, Dexia y KBC) y un asegurador (Ethias) se han visto afectados de lleno por la crisis financiera internacional. Para ayudarles, el gobierno belga inyectó en estos organismos 20.640 millones de euros. Pero, ¿cómo han hecho los poderes públicos para financiar esta operación de salvataje? Endeudándose mediante la emisión de nuevos tí­tulos de deuda pública. No obstante, mientras que en otros paí­ses en dificultad el nivel de endeudamiento se ha disparado, Bíélgica habrí­a conseguido controlar rápidamente el incremento de su deuda y formarí­a parte del conjunto de paí­ses que se comportan como “buenos alumnos”.
 
Y se reproduce el mismo tipo de discurso en lo que atañe a los díéficit. No hay que olvidar que el lí­mite máximo de díéficit fijado por la Unión Europea es de 3% del PBI y que debido a la crisis financiera casi todos los paí­ses han superado dicho tope. Los gobiernos europeos, bajo la presión de los mercados financieros y de las agencias de notación, que blanden la amenaza de degradación de sus notas, se han comprometido a recuperar un nivel razonable en 2015, implementando medidas de austeridad. En su último Programa de Estabilidad 2009-2012, Bíélgica se ha comprometido a restablecer progresivamente su equilibrio presupuestario para comienzos del 2015, registrando un díéficit de 3% del PBI a partir de 2012.
 
Mientras que Alemania y los Paí­ses Bajos han visto deteriorarse su díéficit público en 2010 en relación con el de 2009, el díéficit público belga ha mejorado en 1,2 puntos, pasando de 6% en 2009 a 4,8% en 2010. Estas cifras le permiten al gobierno belga afirmar que Bíélgica ha iniciado la consolidación de sus finanzas públicas más rápidamente que la mayorí­a de los paí­ses de la zona euro. Por lo tanto, la situación belga estarí­a bajo control.
 
Evolución de la deuda en % del PBI entre 2007 y 2011 (p)[1]

 
… a la inquietante realidad
 
Conviene ser muy prudente en cuanto a las perspectivas de endeudamiento a medio plazo del Estado belga.
 
En primer lugar, no hay que olvidar que Bíélgica tení­a un nivel de deuda que superaba el de la media europea[2].
 
En segundo lugar, este incremento “controlado” del perí­odo 2011-2015 se expresa como proporción del PBI. Ahora bien, la hipótesis en la que se basa el argumento gubernamental es la de la reanudación del crecimiento económico. Según las previsiones de la OCDE, en 2011 el crecimiento económico de Bíélgica serí­a de 1,8%, lo que representa un crecimiento superior a la media europea. Sin embargo, para numerosos economistas, el advenimiento de una nueva crisis y una recesión económica no son en absoluto improbables. En caso de que el PBI belga aumentase menos de lo previsto, o incluso, disminuyese, esto acarrearí­a automáticamente un fuerte incremento de los díéficit públicos y por consiguiente, del nivel de endeudamiento, aun implementando una polí­tica de austeridad presupuestaria.
 
En tercer lugar, no se debe descartar la hipótesis de una nueva crisis financiera en el sector financiero belga. í‰ste está lejos de haber sido saneado y, en el marco de un sistema bancario internacional estrechamente interconectado, las tensiones o desestabilizaciones en otros paí­ses no dejarí­an de afectarle directamente. En efecto, aprovechando la enorme liquidez puesta a su disposición por los bancos centrales en 2007-2009, los bancos del Oeste europeo (sobre todo los bancos alemanes y franceses, pero tambiíén los bancos belgas, holandeses, británicos …) han prestado enormes cantidades a los paí­ses de la periferia de la UE, como España, Portugal o Grecia[3]: a fines de 2009, los críéditos otorgados por los bancos belgas en Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España representaban un 28% del PBI belga. Si Grecia o cualquiera de estos paí­ses incurriera en falta de pago, se producirí­a un efecto dominó con enormes consecuencias en las finanzas públicas, lo que podrí­a obligar a un nuevo plan de salvataje que requerirí­a nuevos príéstamos de varios miles de millones. No olvidemos tampoco que además de esos aportes de dinero fresco, los poderes públicos han otorgado diferentes tipos de garantí­as[4] a los bancos por un total de 68.000 millones de euros y no de 25.000 millones como se ha escuchado a menudo en los medios de comunicación. Aunque estas garantí­as no hayan sido utilizadas todaví­a, por lo que no figuran en los gastos públicos, aún siguen vigentes y en el caso de que se aplicasen deberí­an ser asumidas por el gobierno belga.
 
En cuarto lugar, a comienzos de 2011 las tres grandes agencias de notación (Standard & Poors, Moody’s y Fitch) han hecho saber al gobierno belga que se podrí­a proceder a una degradación de la nota belga, sobre todo, si un gobierno no se constituyese rápidamente, o si se multiplicasen las protestas sociales. Estas protestas sociales, aunque absolutamente legí­timas, poseen la facultad de hacer que los mercados financieros se pongan “nerviosos”, es decir, que hagan uso de todas las herramientas de las que disponen (degradación de la nota, amenaza de fuga de capitales o deslocalizaciones, ataques especulativos contra la deuda …) con tal de que sus beneficios no se vean amenazados. No hay que olvidar que cuanto más díébil es la nota de un paí­s, más altas serán las tasas de interíés que se le aplicarán a sus futuros príéstamos … En resumen, bajo las aparentes “buenas noticias”, Bíélgica no controla absolutamente nada. Al contrario, está profundamente sometida a las presiones de los críéditos y sobre el paí­s pesan serias amenazas en cuanto a un nuevo y altí­simo incremento de su endeudamiento.
 
Hace ya 30 años que Bíélgica ha estado poniendo en práctica polí­ticas fiscales y presupuestarias prioritariamente con el propósito de satisfacer los intereses de los capitalistas. Por una parte, endeudándose y remunerando a sus acreedores con altas tasas de interíés : entre 1982 y 2007, los poderes públicos belgas han pagado más de 500.000 millones de euros a los acreedores sólo en concepto de intereses de la deuda. Por otra parte, priorizando polí­ticas fiscales a favor de los ricos con las que se reducen los ingresos públicos y se impide que el Estado asuma su obligación de mejorar las condiciones de vida de la población. Recordemos que en 2009 cincuenta grandes sociedades belgas han pagado un impuesto medio de 0,57% gracias a las diversas deducciones fiscales existentes, y no así­ de 33,99% — tasa oficial del impuesto sobre las sociedades. Estas opciones han reducido los ingresos públicos en no menos de 14.300 millones de euros.
 
Hay que acabar con el chantaje de la deuda pública y alegar que su anulación no es solamente posible y deseable, sino que debe imponerse como urgencia social y opción polí­tica. Dado que la gran mayorí­a de los acreedores son grandes instituciones financieras, una anulación de la deuda pública belga no perjudicarí­a ni a los trabajadores ni a las personas de bajos ingresos. Por el contrario, serí­a doblemente beneficiosa porque permitirí­a hacer que sean los responsables de la crisis los que paguen y liberarí­a recursos para poner en práctica polí­ticas socialmente útiles y respetuosas con la naturaleza.
 
(Para más información sobre la deuda belga, víéase el capí­tulo 11 «Bíélgica amenazada por su deuda» en La deuda o la vida,  Aden-CADTM, 2011)
 
- Olivier Bonfond (CADTM Bíélgica)



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[1]«Estado de la cuestión – Los intereses de la deuda pública belga» ; Institut Emile Vandervelde – www.iev.be
[2] Ver gráfico.
[3] A fines del 2008, el sector financiero belga detiene 9% de los tí­tulos de la deuda externa griega. (La deuda o la vida Aden-CADTM, 2011, pág. 30).
[4] Las garantí­as del Estado designan una serie de mecanismos mediante los cuales los poderes públicos belgas se constituyen garantes de los compromisos asumidos por los bancos del Reino.


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