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Autor Tema: Bolivia: Reducir el circulante...  (Leído 178 veces)

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Bolivia: Reducir el circulante...
« en: Julio 23, 2011, 12:14:07 pm »
Por...  Antonio Peredo Leigue
 

Las noticias dan cuenta que, el presidente del Banco Central de Bolivia, desarrolla una operación a gran escala para quitar cuatro mil millones de bolivianos de la circulación. La forma en que se hace, venta de bonos del Estado con alto interíés, no viene al caso. El tema es que, de esa forma, se pretende mantener bajos los precios de los artí­culos de mercado y, así­, reducir los í­ndices de inflación.
 
La banca privada está ofreciendo intereses mayores a los ahorros en moneda nacional, aduciendo que está aumentando la cartera de príéstamos. De cualquier modo, es tambiíén una forma de sacar dinero del circulante, pues la gente se tienta con la posibilidad de ese interíés y deposita sus ahorros. Habrí­a que calcular los montos que se están depositando desde que la moneda nacional zafó del 1% de interíés bancario y llegó hasta el 2,5% actual. De todos modos, debe ser una cantidad estimable en la reducción del circulante.
 
Por cierto que, desde la banca, no puede darse otro tipo de medida que no sea financiera. Es un buen planteo, siempre que sea parte de un programa de desarrollo económico que, no sólo haga frente a la inflación en tíérminos monetarios, sino que posibilite un mejoramiento de la situación económica de las familias. La simple reducción del circulante puede llevarnos a un estancamiento económico. Hemos vivido la experiencia más de una vez y, la lenta recuperación de la economí­a, es un proceso doloroso para la sociedad. La reducción del circulante no es una solución, simplemente es un complemento de otras medidas.
 
Lo extraño es que no se ven esas medidas. No hay, tampoco, anuncios que permitan vislumbrar un plan en el corto plazo. Los proyectos de desarrollo nacional, los pocos que se conocen, caminan a paso lento. Los que se realizan tienen un escaso impacto económico y, algunos de entre ellos, nacen fallidos. Sin pretender culpar a nadie, porque todos asumimos la responsabilidad que nos corresponde, se ponen en marcha proyectos con gran publicidad y con pocos resultados. Ninguno de ellos es parte de un plan general; más bien son el resultado del entusiasmo, más o menos bien intencionado, de alguna autoridad.
 
En la otra cara de la medalla, están las pesadas cargas que sobrelleva el gobierno del presidente Evo Morales. Las costosas subvenciones que se mantienen desde hace dos díécadas, son un freno a los niveles de inversión que el Estado puede y necesita emprender en el corto plazo. Los combustibles mantienen precios tan bajos, que resulta imposible impedir el contrabando. Pero, además, la subvención es una carga tan pesada que va siendo insostenible y, más temprano que tarde, el gobierno estará obligado a tomar medidas que la supriman.
 
Elevar los precios no es una buena salida. Ya lo experimentamos en diciembre del año pasado. Pero, hace unos dí­as, el presidente Morales ha insistido en la necesidad de terminar con esa polí­tica. ¿Cómo hacerlo? Esto es lo que hay que decidir y debe hacíérselo en el corto plazo.
 
El primer planteamiento que resulta de esta exposición, es que falta un plan de desarrollo. Las medidas que se han tomado hasta ahora, desde los bonos otorgados a los sectores más empobrecidos, pasando por los programas de ayuda directa a los municipios y el mantenimiento de subvenciones a los combustibles, fueron necesarias en su momento. Pero se trataba de tener el tiempo suficiente para definir los planes de desarrollo. En realidad, debí­a concretarse el programa propuesto desde 2002: recuperación del dominio sobre los recursos naturales, soberaní­a alimentaria, industrialización de nuestras materias primas y fortalecimiento de la unidad regional.
 
Poco a poco se recuperó los bienes del paí­s, aunque falta consolidar ese proceso, mediante leyes que protejan ese dominio. Está pendiente el desafí­o de desarrollar la agricultura y la ganaderí­a; se requiere una fuerte inversión en planes de dos tipos: programas estatales de extensos cultivos junto a incentivos destinados a los productores nativos de alimentos. Lo mismo debe hacerse con la ganaderí­a: programas estatales e incentivos a los productores.
 
En el tema de darle mayor valor agregado a nuestras exportaciones, estamos sumamente atrasados. La planta separadora de hidrocarburos sigue sufriendo demoras que pueden explicarse bien o mal, pero son demoras que no podemos permitirnos más. La fundición de minerales debe acelerarse, para lo que se requiere promulgar, de una vez por todas, la nueva ley de minerí­a. Por último, hay que crear industrias que sustituyan nuestras principales importaciones de consumo que no son precisamente papel y cartón. En primera lí­nea deben estar cemento y fierro de construcción.
 
El tema final para esta nota, es la unidad regional. No basta la realización constante de reuniones cumbres. Hay que ejecutar obras. Tenemos una de máxima importancia regional, a la que nuestro gobierno se ha comprometido dar impulso: el corredor bioceánico. Es decir, una ví­a que atraviese Bolivia de este a oeste y viceversa convirtiendo, a nuestro paí­s, en el paso obligado del comercio internacional. Un ferrocarril de trocha ancha y doble ví­a más las carreteras que se bifurquen en los puntos neurálgicos de Bolivia, son de urgente habilitación. Para esto, somos la mejor opción, pero no la única; debemos apresurarnos.
 
El futuro es de producción, no de reducción del circulante.


•... “Todo el mundo quiere lo máximo, yo quiero lo mínimo, poder correr todos los días”...
 Pero nunca te saltes tus reglas. Nunca pierdas la disciplina. Nunca dejes ni tus operaciones, ni tu destino, ni las decisiones importantes de tu vida al azar, a la mera casualidad...