Por... Rudolf Hommes
No tenemos la menor idea de quíé va a suceder con la tasa de cambio en los próximos días, y mucho menos para dónde va a moverse en los próximos meses o en los próximos años. Si los Estados Unidos no se suicidan en las próximas 48 horas, si Europa no lo hace apenas acaben las vacaciones de verano, es probable que la tendencia a revaluación del peso continúe, especialmente si el Banco de la República sigue subiendo la tasa de interíés domíéstica y si el gobierno no genera un superávit primario y ahorro domíéstico.
Si los Demócratas y los Republicanos llegan a un acuerdo coherente para recortar su díéficit y para atender normalmente sus críéditos, lo que al momento de escribir esta nota no es evidente, es posible que se alivie la presión para revaluar el peso frente al dólar.
Si no se llega a un acuerdo, quiíén sabe quíé camino tomen las monedas porque se perdería confianza tanto en el dólar como en el euro y posiblemente se aumenten los precios del oro y los de otros activos que sirven de refugio para el capital. Tampoco hay garantía de que el acuerdo tenga sentido económico porque si prevalece el exceso de ortodoxia que domina el pensamiento político en Estados Unidos, es posible que no se salga de la recesión durante varios años.
Un acuerdo sensato en Estados Unidos no asegura que el euro se salve. La situación política en los países ricos de Europa no es favorable a que se tomen las decisiones que garantizarían la sostenibilidad de la unión monetaria de la comunidad europea.
El liderazgo político, tanto en Estados Unidos como en Europa es muy díébil y los directores del sector privado han perdido poder, prestigio y el respeto de las comunidades. La codicia y los excesos que dieron lugar a la crisis los debilitaron políticamente. Por otra parte, en Estados Unidos especialmente, hay muchos ricos que se oponen al "establecimiento" y apoyan a los populistas radicales que impiden tomar las decisiones correctas.
Este panorama lo único que permite predecir es que probablemente aumente la volatilidad. Cada vez va a ser más difícil atinar para dónde va a ir el peso o confiar en la efectividad de las políticas que aplican las autoridades o las que recomiendan los gurús económicos, porque estas políticas y recomendaciones se basan en creencias sobre el futuro que es imposible validar a priori.
En estas circunstancias ¿quíé deben hacer los empresarios? En primer lugar tienen que acostumbrarse a que así es el mundo que les ha tocado vivir. Es común que expliquen en las juntas directivas y en los consejos gremiales que la tasa de cambio es una de las razones que justifican su inferior desempeño. Pero la apreciación del peso ha sido una tendencia permanente desde mediados de la díécada de los noventa y la mayor volatilidad de la tasa de cambio tambiíén.
La futilidad de la mayoría de las intervenciones que se hacen para contrarrestar la tendencia ha sido evidente desde hace tiempo. Muchos empresarios se han adaptado y han encontrado soluciones para superar estos problemas.
La revaluación del peso exige esfuerzos heroicos para mejorar la productividad de las empresas.
Si la tasa de cambio es impredecible, entonces es indispensable que las decisiones que se tomen tengan eso en cuenta y que el gobierno deje de impulsar aumentos de los costos laborales.
Esto posiblemente requiere herramientas financieras que el gobierno y los bancos deberían ofrecer a un costo razonable, flexibilización de las reglas laborales y talento financiero o de mercadeo que no se ha desarrollado.