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Autor Tema: La anemia de Estados Unidos...  (Leído 185 veces)

OCIN

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La anemia de Estados Unidos...
« en: Agosto 02, 2011, 09:11:02 am »
Por...  Michael Shifter

Estados Unidos está pasando por un perí­odo difí­cil e incierto. Los problemas son enormes. Una deuda y un díéficit insostenibles, el desempleo persistentemente alto, y una brecha creciente entre ricos y pobres. El desempeño económico es aníémico. Para muchos estadounidenses, hablar de recuperación despuíés de la crisis económica de 2008 suena a hueco. Más de dos tercios creen que el paí­s va en la dirección equivocada.

Sin embargo, el problema fundamental no es económico, sino polí­tico. EE.UU. se ha enfrentado a situaciones crí­ticas antes, pero el sistema polí­tico era más capaz de lidiar con ellas y llegar a soluciones. Era menos la polarización que existe hoy en dí­a, habí­a un mayor espí­ritu de moderación y voluntad de llegar a acuerdos.

En las últimas semanas, los peores rasgos de la situación actual de la polí­tica han sido expuestos, impulsados por el 2 de agosto, fecha lí­mite para elevar el techo de la deuda.

Esta vez, la lucha polí­tica ha sido inusualmente desagradable, no sólo entre los congresistas demócratas y republicanos, sino al interior de cada partido polí­tico, y tambiíén las relaciones entre el Congreso y el presidente Obama. Es difí­cil recordar un momento en que el estado de ánimo en Washington haya sido tan amargo y áspero.

Hay muchas explicaciones para el triste estado de cosas. El feroz partidismo ha sido alimentado por la rápida tecnologí­a de los medios. El gasto público ha estado fuera de control. Las leyes de impuestos han sido notablemente injustas. EE.UU. ha tenido que pedir prestado mucho dinero para sostener dos guerras -en Afganistán e Irak-, así­ como otros programas gubernamentales.

La globalización ha producido una considerable ansiedad, pues EE.UU. se enfrenta a una mayor competencia de potencias emergentes como China, India y Brasil. Los polí­ticos aplazaron las cosas hasta este momento inevitable, cuando los profundos problemas ya no podí­an ser ignorados.

En las elecciones de 2010, los republicanos, encabezados por los miembros del Tea Party , recuperaron el control de la Cámara, con lo que ven como un mandato reducir sustancialmente el tamaño del gobierno.

En la lucha para levantar el lí­mite de la deuda han mantenido sus posiciones, negándose a considerar cualquier aumento de los impuestos e insistir sólo en los cortes. Su influencia y la intransigencia determinaron en gran medida los tíérminos del acuerdo final alcanzado entre Obama y los lí­deres del Congreso para evitar un incumplimiento. El elemento principal es, como ellos querí­an, recortes y lí­mites en el gasto futuro.

Lamentablemente, el sistema polí­tico no pudo llegar a una fórmula que combinara un gran impulso a la economí­a en el corto plazo con un plan serio para reducir el enorme díéficit y la deuda.

El Tea Party , y otros republicanos, no considerarán ninguna otra medida de estí­mulo o de aumentos de impuestos, y no creen que los demócratas en el Congreso y Obama estíén comprometidos a tomar medidas para reducir el díéficit y la deuda. Como ha quedado claro en las últimas semanas, la desconfianza de todos los lados es profunda y evitó un acuerdo hasta el último minuto. El deprimente espectáculo no ha tenido ganadores polí­ticos, a excepción del Tea Party.

El nivel de aprobación de Obama se ha reducido a 40 por ciento, el más bajo de su Presidencia. Es superado solo por la desaprobación pública del Congreso. A pesar de un alivio temporal, hay una sensación de repugnancia hacia la clase polí­tica.

Sin embargo, la mayorí­a de los estadounidenses siempre creí­an que se iba a encontrar alguna solución. Todaví­a hay confianza en que EE. UU. no se convierta en una república bananera.



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