Es elíéctrico, y como todos los automóviles alimentados con baterías, necesita ser recargado para mantenerse en funcionamiento; pero en este caso, ese proceso es diferente del engorroso enchufar un cable en un tomacorriente especial.
Con este vehículo, conductor y pasajeros no necesitan ni siquiera bajar para cargarlo.
“La carga se realiza en forma inalámbrica, uno estaciona, apaga la llave y listo... la carga comienza en forma automáticaâ€, explica a la BBC Anthony Thomson, director ejecutivo de HaloIPT, compañía británica que está probando la tecnología.
El proceso consiste en utilizar inducción electromagníética para transferir energía entre una placa en el suelo y otra colocada en el chasis del coche.
El sistema podría instalarse en el estacionamiento de un supermercado, el suelo de una cochera privada o el piso de una estación de recarga.
Cuando un conductor estaciona su vehículo, las dos placas se alinean y la carga comienza al activar un interruptor.
Inducción
El fenómeno de la inducción electromagníética fue descubierto por el físico británico Michael Faraday, en el año 1831, quien vio que al acercar dos bobinas y aplicar electricidad a una de ellas se producía un campo magníético que inducía la corriente hacia la otra.
En el caso de los coches, las bobinas están emparedadas entre dos placas. “El hecho de que haya cables elíéctricos colgando entre postes y coches representa un problema de seguridad —choques elíéctricos, caídas y tropezones—, especialmente cuando hay mal tiempoâ€, dice Neil Butcher, de CABLED.
El sistema fue diseñado originalmente en la Universidad de Auckland, Nueva Zelanda, y comercializado por la empresa HaloIPT. Aunque algo de la electricidad se disipa durante el proceso de carga, la gente que lo ha usado valora su simplicidad.
Dos Citroen C1 han participado del ensayo con los vehículos elíéctricos más grande del mundo, CABLED (por las siglas en inglíés de Dispositivos de Demostración de Bajas Emisiones en Coventry y Birmingham).
“A los responsables de planificación urbana no les atrae la idea de largas filas de postes de recarga en las calles sumándose al actual desorden urbanoâ€, opina Butcher, quien ha estado conduciendo uno de los dos C1 desde mayo de este año.