El miedo vuelve a apoderarse de las Bolsas
por Cristina de la Sota en Cinco Días
Semana de infarto en los mercados. Volatilidad extrema, primas de riesgo disparadas, Bolsas vapuleadas, activos refugio en niveles ríécord y mucho nerviosismo. La crisis de deuda ha alcanzado dimensiones de tal calado que el temor a un colapso financiero mundial se extiende como el aceite. Todo ello agravado por el creciente temor a una recaída económica global. ¿Quíé opciones tiene un inversor en un entorno tan turbulento? Las recetas de los expertos van desde quienes ven en el momento actual una gran oportunidad de compra hasta aquellos que recomiendan evitar los activos de riesgo a toda costa.
La preocupación no es para menos. La prima de riesgo de España alcanzó el viernes los 417 puntos básicos por primera vez en la era euro -cerró en 369-, la de Italia llegó a escalar hasta los 415,9 -concluyó en 373,9-, al tiempo que el contagio a otras economías europeas consideradas más sólidas es cada día más preocupante. El diferencial de Francia ha pasado de 39 a 80,6 en un mes, mientras que el de Bíélgica ronda cotas históricas, al situarse en los 211 puntos básicos. Eso sin mencionar los niveles estratosfíéricos que continúan teniendo las primas de riesgo de Grecia (1.289), Portugal (862) o Irlanda (767), a pesar de las importantes caídas recientes. El viernes, el bono a 10 años de Irlanda se situó en el 10%, nivel que no veía desde abril, pero sigue disparado pese al rescate al país.
El panorama de las Bolsas refleja un escenario igual de demoledor. El Ibex concluyó la semana con una caída acumulada del 9,96%, la peor desde mayo de 2010, lo que situó el índice en los 8.671,2 puntos, un nivel similar al de abril de 2009. El balance en el resto de Europa resultó tambiíén desastroso y los retrocesos semanales oscilaron entre el 12,89% del Dax y el 9,77% del Footsie. La caída de la Bolsa alemana fue la peor desde octubre de 2008, justo despuíés de la quiebra de Lehman. En Wall Street el panorama fue igual de sombrío. El Dow Jones (-5,75%), Nasdaq (-8,13%) y S&P (-7,19%) tambiíén acabaron la semana con fuertes caídas.
"Los motivos fundamentales que explican la volatilidad actual son los problemas reales que afrontan los estados europeos y la amenaza para el crecimiento mundial detrás de lo díébiles datos económicos en EE UU. Los movimientos recientes, sin embargo, responden más a pánico inversor que a una valoración real de las perspectivas globales. Creemos que las caídas de precios están guiando a los inversores antes que los fundamentales", explica Dave Fishwick, director de inversión macro y de renta variable de M&G Investments, experto que considera que con una visión a medio plazo el momento actual ofrece oportunidades de inversión. "Aunque las perspectivas de crecimiento de resultados se han deteriorado tendríamos que ver unos resultados muy pobres para justificar los precios actuales", añade.
Pocos expertos dudan que los precios actuales del mercado sean atractivos pero ante la falta de catalizadores y los numerosos nubarrones en el horizonte la mayoría reconoce que la volatilidad continuará guiando los mercados en el corto plazo. De ahí que muchos otros como Covadonga Fernández, de Self Bank, aconsejen prudencia o como mucho refugiarse en el oro, el franco suizo o los valores de corte más defensivo y escaso endeudamiento.
De momento, las alegrías son pocas y los datos de empleo publicados el viernes en EE UU fueron un soplo de aire fresco. La tasa de desempleo cayó al 9,1% y se crearon 117.000 puestos de trabajo frente a los 85.000 esperados, una noticia que sin embargo no consiguió alejar el miedo a una desaceleración en EE UU, un temor desatado días atrás al conocerse la fuerte caída de la actividad manufacturera en julio.
"Es cierto que hay motivos para ser cauteloso. La perspectiva económica para el resto del año es más díébil y los datos de empleo tampoco dibujan un escenario muy optimista. Eso, en nuestra opinión, tampoco debería llevar a los inversores a vender con rapidez", comenta David Lis, responsable de renta variable británica de Aviva Investors. El mercado parece temer el peor de los escenarios posibles. Un mundo sin crecimiento, con costes de financiación crecientes y cada vez menos margen de maniobra para unos estados endeudados hasta el cuello. Así, datos como la desaceleración de la economía española en el segundo trimestre -creció un 0,2% intertrimestral y un 0,7% en tasa interanual- se reciben con preocupación.
Muchos expertos, sin embargo, consideran que el mercado ha reaccionado en exceso a los riesgos. "La desaceleración no es ninguna sorpresa. Todo el mundo sabe que Europa y EE UU van a crecer poco por mucho tiempo pero la Bolsa está barata. El mercado está cuestionando la supervivencia del euro. El comportamiento de muchos operadores es bastante irracional. Si uno cree que va a continuar lo lógico sería comprar deuda española y Bolsa, en particular bancos", comenta Josep Prats, de Ahorro Corporación.
Al final el efecto que tenga la desaceleración en los resultados y la solución que se díé a la crisis europea serán los elementos clave a sopesar de cara a invertir. "Es importante que Europa mande mensajes claros", comenta Covadonga Fernández, de Self Bank. El mercado clama una solución europea que ponga fin a las especulaciones sobre el futuro del euro. Esta semana el BCE, lejos de calmar, desató el pánico vendedor cuando sugirió que estaba comprando bonos pero sin concretar. Los líderes europeos tambiíén han tratado de enviar mensajes de unidad en los últimos días sin demasiado íéxito. El comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn, ha reiterado que Italia y España no necesitarán ser rescatadas, al tiempo que envió un aviso a los especuladores al asegurar que el nuevo fondo de rescate estará listo en septiembre. Un arma potente que puede ayudar a combatir la especulación con compras de bonos.
El papel del BCE, entretanto, será clave y aunque en el mercado el viernes se especuló con su intervención posteriormente se conoció que condicionará las compras de deuda italiana a reformas estructurales en Italia. El grado de tensión es demasiado elevado y veremos si el mercado permite que pase más tiempo. Lo cierto es que los niveles de tipos están llegando a cotas que amenazan la sostenibilidad de las finanzas públicas y es clave que Europa actúe.