No podía terminar peor la situación económica mundial, despuíés de la destorcida general de las bolsas de valores y la decisión de la calificadora de riesgos Standard & Poor's de rebajar la nota de Estados Unidos, de Triple A a Doble A+, por primera vez en la historia.
Si hasta el viernes los mercados habían reaccionado tímidamente al acuerdo logrado entre el Gobierno Obama y el Congreso estadounidense para subir el tope de la deuda, y los datos de más generación de empleo en Estados Unidos alejaban un poco los fantasmas de una recesión, no quedan muchos espacios de maniobra para evitar que el efecto dominó que se ve venir termine por socavar la confianza en la economía mundial.
La crisis del euro, que tiene en estado grave las economías de Grecia, Portugal e Irlanda, y en urgencias a las de España e Italia, se une a la estrecha y frágil recuperación productiva en Estados Unidos, cada vez más amenazada por factores internos, en especial por la dura y polarizante campaña política que ya se vive en el Congreso y la Casa Blanca.
La desconfianza se ha apoderado de todos y ha sido el mercado el que más pronto ha reaccionado, con efectos devastadores sobre las acciones y los bonos de deuda soberana.
Colombia, que ahora tiene un incipiente proceso de integración bursátil con Chile y Perú, ha sufrido tambiíén los efectos de la volatilidad y la Bolsa de Colombia cerró el viernes con una caída superior al 6 por ciento, despuíés de un año de sostenido crecimiento.
A la debilidad del dólar se añade la fragilidad del euro, y pese a que los analistas llaman a la calma y a esperar con cautela, esta semana será definitiva para despejar o comprobar si los estados de pánico e incertidumbre con los que cerró la semana se mantienen. La recesión mundial ha vuelto a sacar la cabeza.