Cada vez que hablamos, transmitimos información a travíés de un campo de energía usando ondas sonoras. Cada vez que enviamos o recibimos un correo electrónico, utilizamos información y energía. La información está en las palabras que eliges; y la energía, es el impulso electromagníético que viaja por el ciberespacio. La información y la energía están inextricablemente unidas.
¿Has notado que cuando empiezas a prestar atención a una palabra, un color o un objeto en particular, suelen aparecer más frecuencia en tu entorno? Mi primer auto fue un Volkswagen Beetle. Yo nunca había prestado mucha atención a los autos; y rara vez había notado Volkswagens en la calle, pero despuíés de que compríé mi Beetle, empecíé a verlos por todos lados.
¡Parecía que uno de cada tres autos, era un Beetle convertible rojo! No es que estos autos estuvieran desempeñando un papel más importante en el Universo, pero mi atención hizo que cualquier cosa relacionada con ellos saltara a mi campo de atención.
Todos los días ocurren millones de cosas que jamás entran en nuestra mente consciente: Sonidos de la calle, conversaciones de las personas que nos rodean, artículos del periódico que recorremos rápidamente con la vista, patrones en la ropa, colores de zapatos, aromas, texturas, sabores. Nuestra conciencia, sólo puede manejar una cantidad limitada de información, por lo que contamos con una atención selectiva.
Cualquier cosa en la que decidamos concentrar nuestra atención, atravesará el sistema de filtración de la mente. Por ejemplo, imagina que estoy hablando contigo en una fiesta. Tú y yo tenemos una conversación interesante; y el resto de la fiesta es sólo un murmullo de fondo. Entonces, algunas personas empiezan a hablar de ti en el otro extremo de la habitación; y de un momento a otro, empiezas a escuchar lo que están diciendo. El murmullo de la fiesta desaparece; y aunque yo estíé junto a ti hablándote al oído, tú no me escuchas. Así de poderosa es la atención.
En el mundo físico, contamos con muchas maneras diferentes de obtener información: Periódicos, libros, televisión, radio, conversaciones por telíéfono, radios de onda corta. Todas estas formas de explotar esa clase de información -y muchas otras- están a nuestra entera disposición. Sólo tenemos que sintonizarlas con nuestros sentidos: Mirar, escuchar, sentir, oler y saborear el entorno que nos rodea. Pero si lo que queremos es explotar la información que está en el nivel del alma, necesitamos otra manera de obtenerla.
Normalmente no dirigimos nuestra atención hacia esa dimensión oculta; pero todo lo que ocurre en el mundo visible, ahí tiene sus raíces. Todo está conectado con todo lo demás. En el mundo espiritual esas conexiones se hacen visibles; pero en el físico sólo las vislumbramos a travíés de las pistas que nos dan las coincidencias.
Así como la atención genera energía; la intención permite la transformación de esa energía. La atención y la intención son las herramientas más poderosas del experto en espiritualidad. Son ellas las que atraen una determinada clase díé energía; y una determinada clase de información.
Así pues, mientras más atención prestes a las coincidencias, más atraerás otras coincidencias que te ayudarán a aclarar su significado. La atención prestada a las coincidencias atrae la energía; y la pregunta «¿quíé significa?» atrae la información. La respuesta puede llegarte como una cierta idea, un sentimiento intuitivo, un encuentro o una nueva relación.
Puedes experimentar cuatro coincidencias aparentemente inconexas y comprender todo de repente al ver el noticiero de la noche: «Ah, ¡eso es lo que significaban!» Mientras más atención prestes a las coincidencias y más te preguntes por su significado, más frecuentemente ocurrirán y más evidente será su significado. En el momento en que eres capaz de percibir e interpretar las coincidencias, tu camino hacia la realización salta a la vista.
Para la mayoría de las personas, el pasado reside sólo en la memoria y el futuro sólo en la imaginación. Sin embargo en el nivel espiritual, el pasado, el futuro y todas las distintas probabilidades de la vida existen simultáneamente. Todo ocurre al mismo tiempo.
Es como si estuviíéramos reproduciendo un CD; el disco tiene 25 pistas, pero en este momento sólo estoy escuchando la número 1. Las demás pistas están en el disco en este mismo instante, sólo que no las estoy escuchando. Y si no soy consciente de ellas, puedo dar por hecho que no existen.
Si tuviera un reproductor de pistas de las experiencias de mi vida, podría escuchar el ayer, el hoy o el mañana con la misma facilidad. Las personas que están sintonizadas con el yo profundo, pueden acceder a este ámbito profundo, porque ese yo no está separado del Universo.
Los budistas dicen, que tu «yo» es un «inter-ser»; que está interrelacionado, con todo lo que existe.
Eres una parte inseparable de la sopa cuántica, del cosmos.
Cí“MO FOMENTAR LAS COINCIDENCIAS
Ya sabemos que la atención que prestamos a las coincidencias atrae más coincidencias y que la intención revela su significado. De este modo las coincidencias se convierten en pistas que nos indican la voluntad del Universo y nos permiten su sincronicidad y aprovechar las infinitas oportunidades de la vida.
Sin embargo, con todos esos billones de fragmentos de información que nos están llegando en todo momento ¿cómo sabemos a quíé prestar atención?, ¿cómo evitamos estar buscándole significados a cada tasca de tíé, a cada comercial de televisión, a cada mirada de un desconocido en la calle? A la vez ¿cómo evitamos pasar por alto información valiosa?
Estas preguntas no tienen una respuesta fácil. Parte de aprender a vivir el sincrodestino consiste en aprender a ser instrumentos sensibles en nuestro entorno. Cierra los ojos un momento. Trata de percibir todo lo que hay en el ambiente. ¿Quíé sonidos escuchas? ¿Quíé estás oliendo, sintiendo o saboreando en este preciso instante? Pon tu atención en cada uno de tus sentidos individualmente y toma plena conciencia, de ellos.
Si no has practicado este ejercicio antes, es probable que hayas pasado por alto algunos de estos estímulos; no porque sean díébiles sino porque estamos tan acostumbrados a ellos que ya no les prestamos atención. Por ejemplo, ¿quíé sentiste?, ¿cuál era la temperatura?, ¿había brisa o el aire estaba quieto?, ¿quíé partes de tu cuerpo estaban en contacto con la silla en la que estás sentado?, ¿notaste la presión en la parte posterior de tus muslos, en la parte baja de la espalda? ¿Quíé me dices de los sonidos? La mayoría podemos distinguir fácilmente el ladrido lejano de un perro o el ruido de niños que juegan en la habitación contigua, pero ¿quíé hay de los sonidos más sutiles? ¿Escuchaste el ruido del calentador o del aire acondicionado?, ¿percibiste tu respiración o los gruñidos de tu estómago?, ¿quíé me dices del barullo del tránsito?
Las personas sensibles a los acontecimientos y estímulos de su entorno, son sensibles a las coincidencias que les envía el Universo.
Las pistas no siempre vendrán a travíés del correo o de la pantalla de la televisión (aunque a veces lo harán).
Pueden ser tan sutiles como el olor del humo de una pipa que entra por una ventana abierta y te recuerda a tu padre, lo que a su vez te recuerda un libro que le gustaba; y que por alguna razón llega a desempeñar un papel importante en tu vida en ese momento.
Por lo menos; una vez al día, concíéntrate durante uno o dos minutos en alguno de tus cinco sentidos: Vista, oído, gusto, tacto u olfato, y permítete apreciar tantos aspectos de este sentido como sea posible. Aunque al principio te cueste trabajo, pronto lo harás con toda naturalidad.
Clausura los otros sentidos si te distraen demasiado. Por ejemplo, prueba distintos alimentos mientras te tapas la nariz y cierras los ojos; concíéntrate en la textura de la comida sin distraerte con su aspecto u olor.
Naturalmente tu atención se verá atraída por los estímulos más poderosos e inusuales; estos son los que debes observar con detenimiento. Mientras más inverosímil sea la coincidencia, más vigorosa será la pista. Si estás considerando casarte y tomas conciencia de los anuncios de los anillos de compromiso, íésa es una coincidencia menor, pues dichos anuncios abundan.
Sin embargo, si estás ponderando pedirle matrimonio a Joanna y en ese momento pasa sobre tu cabeza un letrero que dice: «Joanna, ¿quieres casarte conmigo?», la situación es totalmente inaudita y constituye un mensaje muy poderoso sobre el camino que el Universo, tiene planeado para ti.
Cuando surja una coincidencia, no la ignores. Pregúntate: «¿Cuál es el mensaje? ¿Quíé significa esto?» No tienes que salir a buscar las respuestas. Formula la pregunta y las respuestas surgirán. Pueden llegar como la comprensión repentina de algo, como una experiencia creativa espontánea o como algo muy diferente.
Tal vez conocerás a una persona, que estíé relacionada de algún modo con la coincidencia. Una conversación, una relación, un encuentro casual, una situación o un suceso te darán inmediatamente una pista sobre su significado. «¡Ah, se trataba de esto!»
Recuerda, cómo la discusión final que tuve con el endocrinólogo le dio significado al anuncio del Boston Globe que había estado viendo y que hasta ese entonces ignoraba. La clave está en prestar atención y preguntar.
Otra cosa que puedes hacer para fomentar las coincidencias es llevar un diario de las coincidencias de tu vida. Despuíés de años de tomar notas las clasifico en pequeñas, medianas, bomba y doble bomba. Tú puedes hacerlo como se te haga más fácil. Para algunos; lo más sencillo es llevar un registro diario y subrayar o señalar palabras, frases o nombres de cosas que se manifiestan como coincidencias. Otros llevan un diario especial de coincidencias; utilizan una nueva página para cada coincidencia significativa, y apuntan en esa página otras conexiones con ese suceso.
A las personas que quieran ahondar con mayor profundidad en las coincidencias les recomiendo la recapitulación. í‰sta es una manera de tomar la posición de observador de tu vida y tus sueños, de modo que las conexiones, temas, imágenes y coincidencias se hagan más claras. Como nuestra conexión con el alma universal es mucho más evidente cuando soñamos, este proceso nos permite acceder a un nivel de coincidencias totalmente nuevo.
Cuando vayas a la cama por la noche; y antes de dormir, siíéntate unos minutos e imagina que estás viendo en la pantalla de tu conciencia todo lo que ocurrió durante el día. Observa tu día como si fuera una película. Mírate despertando en la mañana, cepillándote los dientes, desayunando, conduciendo al trabajo, arreglando tus asuntos, regresando a casa, cenando; todo lo que haya ocurrido en el día hasta el momento de ir a la cama. No tienes que analizar, evaluar o juzgar lo que ves; sólo ve la película. Apríéciala completa. Incluso es posible que repares en cosas que no te parecieron importantes en su momento. Tal vez notes que el color del cabello de la mujer que estaba detrás del mostrador de la farmacia era el mismo que tenía tu madre cuando eras niño. O tal vez prestes especial atención al chiquillo que lloraba; mientras su madre lo arrastraba, por el pasillo del supermercado. Es sorprendente la cantidad de cosas que puedes ver en la película de tu día, que tal vez no notaste conscientemente durante el día.
Mientras ves cómo pasa tu día en la película, aprovecha la oportunidad de observarte objetivamente. Tal vez te veas haciendo algo que te enorgullece en especial; a veces te verás haciendo cosas, vergonzosas. Te repito: El objetivo no es evaluar, sino obtener un poco de información sobre el comportamiento del protagonista, de ese personaje que eres tú.
Cuando hayas concluido la recapitulación, que puede durar sólo cinco minutos o hasta media hora, di estas palabras para ti: "Todo lo que he observado, esta película de un día de mi vida, está guardada en un lugar seguro. Puedo evocar esas imágenes en la pantalla de mi conciencia, pero tan pronto como las dejo ir, desaparecen. La película ha terminado".
Luego, cuando vayas a dormir, afirma: "Así como he recapitulado el día, doy instrucciones a mi alma, a mi espíritu y a mi subconsciente para que observen mis sueños". Al principio tal vez no notes cambios, pero si practicas cada noche durante algunas semanas, empezarás a tener una experiencia muy nítida de que el sueño es el escenario y de que tú eres la persona que está observando todo.
Cuando despiertes en la mañana, recapitula la noche tal como recapitulaste el día al anochecer.
Deepak Chopra