La tranquilidad fue corta, luego de un tímido rebote al comenzar la semana y el encuentro entre Angela Merkel y Nicolas Sarkozy, las bolsas mundiales fueron azotadas nuevamente por un viento de pánico alimentado por un crecimiento flojo y el temor por los bancos.
Apenas comenzada la semana, los mercados estaban sedados. Unos días antes habían rozado un crac bursátil en un clima venenoso en el que se sumaron los rumores a las preocupaciones reales sobre el endeudamiento de los países ricos, con Estados Unidos en el primer lugar.
¿Simple rebote tíécnico o regreso del optimismo? Difícil saberlo pero los hechos están allí: en ese lunes 15 de agosto las bolsas cotizaron en alza y clavaron sus miradas en la mini cumbre que el martes reuniría en París al presidente francíés, Nicolas Sarkozy, y a la canciller alemana, Angela Merkel.
Incluso antes de la reunión las noticias no eran buenas. El crecimiento de la primera economía de Europa, Alemania, se estancó en el segundo trimestre, apenas un 0,1%, lo que frenó el Producto Interior Bruto (PIB) de toda la zona euro (0,2%).
Al terminar el día, cuando el dúo franco-alemán se preparaba a revelar a la prensa sus remedios, la mayoría de las bolsas europeas se replegaban.
El plan Merkel-Sarkozy no las tranquilizó.
Los dos dirigentes propusieron instaurar un gobierno económico de la zona euro y hacer obligatoria la adopción de una "regla de oro" que se traduciría por un rigor presupuestario en los 17 países de la zona euro. Tambiíén se propuso la idea de un impuesto a las transacciones financieras, cuyos detalles se desconocen.
"No soy para nada pesimista sobre las perspectivas de crecimiento", deslizó la jefa del gobierno alemán.
Los dirigentes europeos aplaudieron las medidas anunciadas, pero los mercados terminaron decepcionados. Las bolsas esperaban el acta de nacimiento de los eurobonos o el refuerzo del fondo de rescate a los países en crisis.
La primera en reaccionar fue Wall Street que terminó cediendo.
Al día siguiente, el miíércoles, las bolsas europeas dudaron y buscaron una tendencia. La mayoría cerró la jornada en verde. Sólo Fráncfort y Londres se cedieron levemente. Ni euforia, ni derrumbe.
Al cabo de quince días de tormenta financiera, el jueves podía anunciarse como un regreso a la normalidad. Será en cambio un día de pánico en las bolsas.
"Factor miedo", "riesgo concreto de recesión", "sesión loca" e incluso "baño de sangre": los analistas dieron el tono recurriendo a un vocabulario que recuerda el de la recesión económica de 2009.
Las bolsas del mundo cayeron. Fráncfort perdió 5,82%, París casi 5,5%. Wall Street se desbandó, a -3,68% para el Dow Jones y -5,22% para el Nasdaq, lastrada por un crecimiento estadounidense moribundo en el segundo trimestre.
Pero son sobre todo los bancos europeos los que paralizaron los mercados.
El banco francíés Sociíétíé Gíéníérale, a prueba en las últimas semanas, se derrumbó 12% mientras que el británico Barclays Bank se hundió más de 11%, seguido por el alemán Commerzbank.
La hipótesis de un acto irracional no se sostuvo más. En realidad, una sumatoria de pequeños índices reavivió los temores sobre la solidez de los bancos europeos en momentos en que la crisis de la deuda pública sigue presente en ese sector.
Encima, el Banco Central Europeo (BCE) hizo saber primero que había prestado recientemente 500 millones de dólares a un banco del Viejo Continente, no se sabe cual, reactivando un programa de ayuda al que desde hacía meses no recurría.
Luego el instituto de Fráncfort se inquietó por la desconfianza de ciertos bancos que prefirieron depositar liquidez en el BCE antes que prestarse dinero entre las entidades.
Esto recordó el negro panorama de falta de críédito que se formó en septiembre de 2008 tras la bancarrota de Lehman Brothers y que hundió al planeta en una recesión.
El jueves en Oslo, el presidente de la Unión Europea intentó revertir la tendencia. "No prevemos un crecimiento económico negativo, una recesión", insistió Heman Van Rompuy.
Pero el viernes, su mensaje no tuvo eco en las plazas financieras. Las bolsas europeas volvieron a cerrar en rojo. Fráncfort retrocedió otro 2,19%, Madrid cayó 2,11%, París 1,92%, Londres 1,01% y Lisboa 0,30%. Milán, la más afectada, cedió 2,46%.
En Nueva York, Wall Street terminó en neta baja una sesión vacilante: el Dow Jones perdió 1,57% y el Nasdaq 1,62%. Y las plazas latinoamericanas siguieron la tendencia mundial. Sao Paulo perdió 1,29%, Míéxico 0,33%, Santiago 0,47%, Lima 0,71% y Buenos Aires 1,57%.