Por... Ramiro Velásquez Gómez
Que de una, dos, tres o cuatro megas. Que es poco, que patatín, patatán. Se me cayó la Internet. Se pone uno a analizar y ¿no será que la red está ampliando la brecha entre ricos, acomodados y pobres?
Ya teníamos de sobra la semana pasada cuando nos llegó la noticia que confirmó que en parte la inteligencia es heredada (¡y uno sin a quiíén reclamarle!) cuando ahora nos cae otro informe interesante e importante, pero problemático.
El mercado mundial de cafíé es de US $70.000 millones, de los cuales 5.500 millones quedan en los países que producen el grano. En comparación, en 2009, el mercado online de terceros jugadores (personas que remplazan a ricos que no tienen tiempo para seguir los juegos y que les pagan por eso) fue de US $3.000 millones.
El estudio de Infodev, proyecto del Banco Mundial, tasó en 100.000 los jóvenes sin recursos que en países como China y Vietnam, derivan su sustento actuando como esos "third-party players" en juegos como World of Warcraft.
Hay trabajos como este, que algunos consideran poco edificante, hasta otro poco convencional pero que mueve dinero: inflar las redes sociales de determinadas empresas y marcas.
Pero tambiíén más productivos como eliminar hojas repetidas en los libros de Amazon.com y por lo cual paga, hasta traducir textos o copiarlos, prestarse para mejorar motores de búsqueda, catalogar productos y más. Unos requieren habilidades afinadas, otros no y estarían a disposición de cualquier persona.
La economía virtual tiene ya un impacto en economías locales y su crecimiento. No es fácil cuantificar el llamado microtrabajo, pero los autores del informe, Vili Lehdonvirta y Mirko Ernkvist, creen que ese mercado será de miles de millones de dólares al año en los próximos cinco años.
Lehdonvirta, investigador del Helsinki Institute for Information Technology , aconseja a emprendedores enfocarse en el microtrabajo digital que beneficie a la sociedad. Se trata de explotar las carencias de la web sin necesidad de grandes habilidades.
Aquí entra la preocupación. ¿No debería ser gratis el acceso a Internet? Buen porcentaje de los estratos 1 y 2 están fuera del potencial mercado y alejados de oportunidades de crecimiento socioeconómico que brinda la red con los costos actuales del servicio. En áreas rurales, donde la conectividad no es aún la norma y la pobreza anda enraizada, la desventaja es peor.
Así como el país debería invertir más en ciencia (leía en Nature un comentario urgiendo al gobierno británico a desarrollar más esa realidad que es la nanotecnología, ¡y si eso es allá! -bueno, no digamos más), la educación y la economía nacionales deberían considerar Internet como herramienta fundamental de desarrollo, así lo de la herencia geníética de la inteligencia nos siga horadando el cerebro.
Nadie se quiebra si la Internet se hace gratis y se ganaría mucho en acceso a esas posibilidades de la información y a la economía virtual. Puro crecimiento económico.
Maullido : hablábamos de enfermedades que nos inventan farmacíéuticas, científicos y míédicos. Acaba de surgir una más: trastorno post-traumático del amargado. ¡Quíé fastidiosos!