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Autor Tema: Oro: principio y fin del camino...  (Leído 156 veces)

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Oro: principio y fin del camino...
« en: Agosto 21, 2011, 05:47:03 pm »
Por...  Jorge Luis Ubertalli

Hace apenas unos dí­as el presidente bolivariano Hugo Chávez Frí­as anunció que nacionalizará la producción de oro y regresará al paí­s las reservas aurí­feras que en la díécada de los 80 y por mandato del Fondo Monetario Internacional, (FMI), fueron sacadas de las arcas estatales y enviadas al exterior, para invertirlas en Brasil, Rusia y China, que gozan, según opinó, de “economí­as estables”, o en instituciones financieras de la UNASUR. “¿Hasta cuando los paí­ses del Sur vamos a financiar las economí­as del Norte?- sostuvo Chávez, quien informó que en la banca de EE.UU. hay mas de 18 mil millones de dólares en oro venezolano, en Inglaterra, desde 1980, 4.595 millones; en Canadá (Toronto), 381 millones de dólares desde 1992 y en Francia 184 millones de dólares.
La nacionalización aurí­fera en Venezuela y el rescate de divisas en ese metal es la punta del iceberg de lo que se viene: la vuelta del mundo hacia el oro como reserva de valor, y el desecho de papeles inservibles como dólares, y aún euros, que inundan al orbe de virtualidades sin ningún respaldo en riquezas, valores de uso y cambio.

Oro y valor

En los albores del capitalismo, luego de fungir el oro y la plata como monedas universales, y al disminuir el valor de esta última debido al descubrimiento de nuevos filones y a un aumento de la productividad del trabajo en su extracción, el primero quedó como única medida de valor de las mercancí­as, patrón de precios y moneda universal. ¿Por quíé?. Porque para producir un pequeño volumen de oro era necesario insumir una gran cantidad de trabajo humano socialmente necesario. Debido a este hecho, el oro fue instituido como el equivalente general de las mercancí­as, la moneda internacional por excelencia que, debido a su maleabilidad, permití­a su subdivisión de acuerdo al valor de las mercancí­as, y patrón de precios de íéstas. En una palabra, si producir un gramo de oro insumí­a un trabajo medio social necesario de un dí­a, toda mercancí­a que insumiera un dí­a de trabajo se equiparaba a un gramo de oro. El consenso internacional en cuanto a aceptar al oro como equivalente general de las mercancí­as permitió que todas las transacciones internacionales, hasta el siglo XX, se hicieran en este metal. Sin embargo, luego de Acuerdo de Bretton Woods de 1944, el dólar y la libra esterlina fungieron como moneda internacional, por cuanto se estableció que cada unidad de estas monedas observaba su correspondencia en oro. Al devaluarse la libra esterlina tiempo mas tarde en un 40%, se consideró sólo al dólar como moneda única en las transacciones mundiales. La virtualidad del mercado, vinculado con la circulación de valores (mercancí­as), el precio de los mismos y la ley de oferta y demanda, reemplazó a la producción de mercancí­as, vinculada, como ya se dijo, a la cantidad de trabajo humano necesario social para producirlas. El dólar, entonces, en su camino a la virtualidad absoluta, se coronó como rey de opereta de la economí­a y las finanzas mundiales…hasta hoy. Engordado insustancialmente, fruto de su emisión sin topes por parte de la Reserva norteamericana para paliar gastos militares, subsidiar a los ricos, salvar compañí­as en quiebras y bancos y auspiciar el consumo más desenfrenado, ha producido un boquete sin posibilidades de reparación en el buque capitalista mundial que contiene a EE.UU., Europa y otros paí­ses satíélites del sistema. Y cuando el barco se hunde, a modo de un desencajado titanic económico-financiero mundial, los que no tuvieron que ver con su construcción, botadura y navegación sobre un mar de explotados y oprimidos durante siglos, eligen la salvación: desechar al dólar como moneda internacional que rija las transacciones comerciales.

En julio del 2005, el autor de esta nota, en un trabajo titulado “Papel Pintado, Sin Producción- Crisis Orgánica del Capitalismo y Fetichismo” publicado en, entre otras, la revista “Question” y la página web www.rodolfowalsh.org, sostení­a: “La crisis monetaria mundial, corolario de la asimetrí­a entre el papel dólar y la riqueza real que deberí­a expresar- se calcula que 20 trillones de dólares que circulan por el mundo son solo papel pintado que no representa riqueza alguna- se halla en la antesala de su estallido(…) El tsunami de agua servida monetaria que inunda el mundo hasta ahora no ha logrado contención real”. Ese momento parece haber llegado y el mundo se prepara para paliar las consecuencias del fenómeno que parece no tener retorno. La jauja emisora iniciada por Richard Nixon en 1971, cuando declaró, viendo que el oro acumulado en las arcas fiscales se esfumaba desde las 20.000 a las 8.000 toneladas debido al despilfarro bíélico y otras minucias, la inconvertibilidad del dólar y su libre flotación, ya está siendo cuestionada por el mundo entero. Las bicicletas monetaristas que el bombardero y asesino de Vietnam puso a rodar cuando anunció al mundo que los EE.UU. no iban a entregar sus reservas metálicas como cambio de su papel moneda, se han destartalado sin más.

Tesoros ajenos, miserias nuestras

Durante la díécada de los años 90, los rapiñeros de tesoros ajenos, calculando pingues ganancias y avizorando la debacle que habrí­a de producirse en el sistema monetario, se lanzaron sobre las presas. En ese contexto,varios bancos centrales europeos, entre ellos la Banca Suiza, envió al mercado en forma de ventas, príéstamos y operaciones de cobertura grandes cantidades de oro, lo que hizo fluctuar a la baja el precio de este metal precioso. En ese mismo momento, el precio del cobre tambiíén fluctuó a la baja, lo que hizo lugar a la ley del embudo capitalista- centralización del capital- consiguiente con la quiebra de medianas y aún grandes empresas mineras, que fueron absorbidas o se plegaron a las más grandes. Con gran "visión de futuro" y como no podí­a ser de otra manera, las multinacionales mineras apostaron luego al presidenciable mas reaccionario y guerrerista de los EE.UU., George W. Bush, sabiendo que con la reactivación del complejo militar industrial se elevarí­an, por la depreciación del dólar como producto de emisiones desenfrenadas para paliar los gastos del complejo bíélico y el subsidio a los ricachones, y por el mayor consumo de cobre relacionado con su uso militar, los precios del oro y de este último metal, paralelo al aumento de los precios de todos los metales vinculados con la industria bíélica. Así­ hicieron su agosto mundial los buceadores de tesoros ajenos.

En esa misma íépoca, y bajo las reaccionarias y entreguistas administraciones de Carlos Menem y su ministro de Economí­a, Domingo Felipe Cavallo, comenzó a funcionar el termómetro local de la “fiebre del oro”. Así­, comenzaron a operar en el paí­s empresas como Barrick Gold, Gold Corp, Andean Resources, Meridian Gold, Placer Dome, BHP, CRA, RTZ, MIM Holding, North Ltd.,Algom Ltd.,Musto Inc y otras, de origen inglíés, australiano y norteamericano que, fusionándose y expandiíéndose a la vez, explotan hasta hoy yacimientos aurí­feros en Bajo La Alumbrera (Catamarca), Cerro Vanguardia (Santa Cruz), Farallón Negro (San Juan), Veladero (San Juan) y otros ubicados en La Rioja, Salta y Jujuy. La producción de oro anual de algunas de estas empresas trepa a mas de 900.000 onzas , que al precio actual de 1.881,40 dólares la onza suman la friolera de 1.693.260.000 de dólares, aunque algunas estimaciones duplican la cantidad extraí­da de oro y por ende lo obtenido en cuanto a la divisa verde. Estas multinacionales doblan alrededor de un 10% de derechos de exportación del valioso producto, dejan fuera del paí­s las divisas obtenidas de sus exportaciones sin lí­mites, gozan de desgravaciones al combustible y otros insumos y tienen recortado el Impuesto a las Ganancias. En sintoní­a con las palabras del entonces vicepresidente del Banco Mundial (BM), Lawrence Summers, quien a finales de 1991 sostuvo, en relación con los emprendimientos mineros auspiciados financieramente en Argentina por el BM, que “una cierta cantidad de la contaminación que deteriora la salud deberí­a ser hecha en el paí­s con el costo más bajo, que serí­a el paí­s son los salarios mas bajos… Creo impecable la lógica económica de descargar residuos tóxicos en el paí­s de más bajos salarios, y deberí­amos enfrentarla”, los saqueadores de tesoros ajenos contaminan con su accionar a poblaciones enteras, envenenando aguas, subsuelos y otras secciones de la geografí­a. Puebladas memorables en Catamarca (Andalgalá) y otras localidades se han desatado contra las andanzas de los depredadores.

Fin y principio del camino

Los sesudos economistas que se desempeñaron al frente del Banco Central en los 90, Roque Fernández y Pedro Pou, liquidaron las reservas de oro existentes en el paí­s, vendiendo a fines de la díécada 4 millones de onzas de oro, a un precio promedio de 372 dólares la onza, el uno, y monedas del siglo XIX y poco mas tarde, el otro. En tanto los voraces oreros, viendo lo que se vení­a, se afincaban aquí­ para saciar su hambre de oro, divisa internacional del pasado y futuro en ciernes, transformando en poco tiempo al paí­s en el segundo productor de oro de Sudamíérica, los cipayos lo entregaban sin sonrojarse siquiera. En el 2005, y oteando el temporal monetario que asomaba en el horizonte, Argentina contaba, luego de recomprar parte de lo malvendido, con 54, 8 millones de toneladas de oro en sus arcas fiscales, lo que representaban sólo un 3% de sus reservas. En el fin del camino de la divisa verde, simple papel fetichizado y sin valor alguno, y en el marco de la crisis que afecta al orbe capitalista, Venezuela ha dado un primer paso en cuanto a la recuperación de sus reservas. Le seguirán, seguramente, Bolivia, Nicaragua, Colombia y otros paí­ses de la región que ya observan las primeras llamas del estallido. Argentina debe recuperar, entonces, su oro. Expropiación y nacionalización de los emprendimientos aurí­feros, en el marco de una total recuperación del patrimonio nacional y el establecimiento del Poder Popular, deberí­an ser los pasos a seguir por la nueva administración que se asentará despuíés de octubre.
- Jorge Luis Ubertalli es periodista y escritor argentino.


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