Repsol planta cara. Ante la declaración de guerra de Sacyr y Pemex para tomar el control de la primera petrolera española, la compañía que preside Antonio Brufau ha empezado a explorar todas las vías legales para frenar el asalto de los dos accionistas de la petrolera que buscan controlar la compañía y nombrar al primer ejecutivo de la firma.
La actual dirección de la petrolera tambiíén buscaría hacer frente a una eventual intención de los dos accionistas de desprenderse del 30,2% que Repsol mantiene en Gas Natural para hacer caja.
Una opción que se interpreta del anuncio de Pemex y Sacyr de "mejora de la coordinación y obtención de sinergias de las participadas relevantes, en beneficio tanto de la petrolera como de dichas participadas".
La venta supondría una fuerte inyección tanto para la constructora que negocia con la banca la refinanciación del príéstamo con el que adquirió la participación en la petrolera, así como para la petrolera mexicana que atraviesa problemas de liquidez.
Desde la gasista catalana ayer prefirieron no hacer comentarios sobre esa posibilidad remitiíéndose a los acuerdos a los que llegue el consejo de la petrolera.
Pero, ¿de quíé artillería legal dispone la petrolera? Básicamente, son dos las vías para frenar la aspiración de Sacyr y Pemex de controlar el 29,8 por ciento de la petrolera.
Una primera sería con la Ley del Mercado de Valores (LMV) en la mano. Aunque Sacyr y Pemex se han cuidado de no rebasar el umbral del 30% que les obligaría a lanzar una opa, en el comunicado remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) admiten que su intención es tomar el control de la compañía.
¿Cómo? A travíés de "la maximización de Sacyr Vallehermoso y Pemex en los órganos de administración y gestión de Repsol, de acuerdo a su peso accionarial", tal y como se recoge en el punto sexto del acuerdo firmado por los dos accionistas.
Consejeros
La ley que obliga a lanzar una opa cuando se supere el 30 por ciento del capital tambiíén extiende esa obligatoriedad a cuando el número de consejeros representen más de la mitad de los miembros del órgano de administración de la sociedad. Actualmente, los dos accionistas que sindican su participación sumarían cuatro consejeros (3 de Sacyr y uno Pemex) sobre un total de 16 miembros. Además, hay que recordar que la petrolera mexicana ya ha anunciado su intención de comprar un 5% adicional de la española lo que, prácticamente, duplicaría su presencia en el accionariado.
A cierta distancia, con dos miembros sentados en el consejo y el 12,97% del capital, se sitúa Criteria. Mientras que el resto de los sillones se reparten entre el presidente (propuesto por La Caixa) y los independientes. Es decir, la unión de los actuales consejeros de Sacyr y Pemex sería tan sólo una cuarta parte del número total de miembros del máximo órgano de decisión de la compañía.
Entonces, ¿cómo pueden tomar el control si no tienen la mayoría? ¿Quíé facultad tienen para designar al primer ejecutivo de la petrolera si sólo tienen capacidad para lanzar la propuesta en el máximo órgano de administración?
La pelota estaría ahora en el tejado de la CNMV que tendrá que valorar si la intención de tomar el control de la compañía es motivo suficiente para obligarles a lanzar una opa. Desde el supervisor prefirieron ayer no pronunciarse hasta no haber recibido toda la documentación, según aseguró una portavoz del supervisor a este periódico.
Incompatibilidades de Pemex
Pero la actual dirección de la compañía dispondría de otro as en la manga con el que ganar la partida que la disputan los dos accionistas.
Según explican fuentes jurídicas, el reglamento del consejo de administración de la petrolera, en su artículo 13 sobre Incompatibilidades, recoge que el consejo no podrá designar como miembros de este órgano a personas que se hallen en una situación "de conflicto permanente de intereses con la compañía, incluyendo a las entidades competidoras de la compañía, a sus administradores, directivos o empleados y a las personas vinculadas o propuestas por ellas". ¿Estaría Pemex afectada por esa incompatibilidad?
Las mismas fuentes jurídicas consultadas por este periódico recuerdan que la petrolera tendría el aval de la Ley de Sociedades de Capital que en el punto 2 del artículo 224 explica con nitidez que "los administradores y las personas que bajo cualquier forma tengan intereses opuestos a los de la sociedad cesarán en su cargo a solicitud de cualquier socio por acuerdo de la junta general".
Es decir, que la petrolera tendría que convocar una junta de accionistas para ratificar los acuerdos del consejo de administración que den luz verde a la entrada de nuevos consejeros y en la que, con sólo un socio que denunciase la incompatibilidad de la petrolera mexicana en el órgano de control de la española, los representantes de Pemex se vería obligados a cesar.
Sobre la situación existe el antecedente de Acciona que, pese a controlar el 15 por ciento de FCC y poder nombrar hasta tres consejeros en la constructora, un juzgado de Barcelona determinó que las dos sociedades son "directa y efectivamente competidoras".
Apoyos
Fuentes jurídicas apuntan a este precedente como una de las armas más valiosas para la defensa de la petrolera española en la que tambiíén contaría con el apoyo de La Caixa. A travíés de Criteria se mantiene como segundo accionista de la petrolera e Isidro Fainíé (máximo responsable de la entidad) es, además, vicepresidente segundo de la petrolera.
Oficialmente, Caixabank (brazo bancario del grupo financiero) anunciaba ayer que su posición sólo la expresarán en el seno del consejo de administración, aunque se da por hecho que cerrarán filas en torno a la figura de Antonio Brufau a quien la propia entidad propuso como presidente ejecutivo de la compañía.
Sin embargo, las fuentes consultadas por este periódico dan por seguro que el papel de la entidad catalana no será neutral en este proceso en el que se juega el control sobre una de sus joyas industriales junto con Telefónica, compañía de la que tambiíén es vicepresidente Fainíé y en la que mantiene el 5,05 por ciento. Ambas aportan una fuerte inyección de dividendos en un momento de debilidad del negocio financiero.
La guerra por sorpresa que han abierto Sacyr y Pemex inicia por tanto la primera batalla, la legal.