Alexandra David-Neel, tras haber vivido 14 años en el Tíbet, regresó convencida de que algunas personas logran vencer la gravedad.
Pero nosotros, al igual que los espiritistas, nos tendremos que referir al «poder invisible» que nos mantiene en el suelo. Todos conocemos a Newton y su descubrimiento de la ley de gravedad. Pero las investigaciones psíquicas señalan la relativa facilidad con que algunos sensitivos pueden invertir esta ley.
En su libro Mystíére et magie au Thibet (Misterio y magia en el Tíbet) publicado en 1931, la señora Alexandra David-Neel, exploradora francesa que pasó 14 años viajando por el Tíbet y sus alrededores, relata cómo encontró un hombre desnudo y cargado de cadenas. Su acompañante le explicó que su adiestramiento místico le había vuelto tan ligero que, a menos que llevara las cadenas, flotava.
«La gente se balancea suavemente, luego más y más y despuíés empieza a elevarse en el aire. Hay que estar en la posición del loto para conseguirlo; puedes hacerte daño al bajar si llevas el tren de aterrizaje colgando. Cuando empiezas, es como el primer vuelo de los hermanos Wright; te das un porrazo. Por eso nos sentamos en cojines de gomaespuma. Despuíés aprendes a controlarlo mejor y es una experiencia que provoca euforia.»
Entonces, ¿puede levitar cualquiera? Los estudiantes de MT creen que sí, despuíés de un riguroso adiestramiento mental; las disciplinas espirituales y físicas de los yoguis parecen proporcionarles una preparación adecuada para desafiar la gravedad.
Al parecer el fervor religioso puede tener alguna relación con el fenómeno; hay muchos informes de levitaciones de monjes, tanto budistas como cristianos. En 1902, el ocultista Aleister Crowley encontró a su compatriota Alan Bennett, que se había hecho monje budista, en un monasterio de Birmania; íél tambiíén se había vuelto tan ligero que el viento «lo arrastraba como a una hoja».
Alexandra David-Neel, exploradora francesa de principios del siglo XX, describe la extraordinaria forma de recorrer largas distancias de un lama tibetano a quien pudo observar: «El hombre no corría. Parecía elevarse desde el suelo, dando saltos. Parecía tener la elasticidad de un balón y rebotaba cada vez que sus pies tocaban el suelo. Sus pasos tenían la regularidad de un píéndulo.» Se dice que el lama corría cientos de kilómetros usando esta extraña forma de locomoción, mientras mantenía los ojos fijos en alguna meta muy distante.
Por otro lado, es bastante fácil conseguir un estado de semiingravidez, como en el caso de una exhibición frecuente, en que se levanta en el aire a una persona normal. El procedimiento consiste en sentar al sujeto en una silla y demostrar previamente la imposibilidad de levantarlo usando sólo los dedos índices de cuatro personas. Acto seguido, esas cuatro personas amontonan sus manos sobre la cabeza del sujeto, cuidando de alternarlas de forma que no se toquen las dos manos de una misma persona. Los cuatro se concentran profundamente durante unos 15 segundos y, al oír una señal convenida, colocan de nuevo sus dedos índices bajo los sobacos y las rodillas del sujeto que debe levantarse... y, sin ninguna dificultad, el sujeto flota en el aire.
Este fenómeno ha sido contemplado cientos de veces en bares, casas y patios de escuelas.
Si funciona -y no resulta difícil comprobarlo- ¿cómo es posible?
Hay quien piensa que la súbita concentración de cuatro personas con una única finalidad «imposible» puede dar salida a la magia oculta de la voluntad humana. Tambiíén se ha sugerido que una fuerza natural poco conocida, quizás la misma que guía la vara del zahorí, interviene y logra el milagro de anular la fuerza de la gravedad.
Como muchos fenómenos inexplicables, la levitación parece ser totalmente inútil. La distancia recorrida pocas veces excede unos pocos decímetros o, como máximo, la altura de una habitación... Pero hay quien cree que los antiguos levitaban con facilidad y lo hacían para diseñar obras enormes que sólo podían ser apreciadas desde el aire, como las líneas del desierto de Nazca, en Perú, o los caballos de las mesetas de creta, en Inglaterra.
Las fuerza sobrehumana, debe ser tomado en serio. Madres que levantan coches que aprisionan a un hijo, personas que andan sobre el fuego y sonámbulos que realizan hazañas «imposibles» plantean profundos interrogantes acerca de la naturaleza del potencial físico y psíquico del hombre. Quizás hemos sido creados para desafiar la gravedad a voluntad. Pero hasta que podamos entender la naturaleza del fenómeno, seguirá siendo uno de los misteriosos poderes ocultos del hombre.