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Autor Tema: ¿Por quíé se van los ingenieros?  (Leído 343 veces)

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¿Por quíé se van los ingenieros?
« en: Septiembre 08, 2011, 08:02:11 pm »
Por  Santiago Niño Becerra.

Hace algunos dí­as recibí­ un mail; su ‘Asunto’ es el tí­tulo de hoy. Líéanlo con cuidado. (Ya: las cosas cambian tan rápido que lo que ayer era gris perla, hoy es gris marengo y mañana será negro, pero en fin).

“Llevo tiempo leyendole, y el tema de la fuga de capital humano ingenieril me toca de cerca, así­ que voy a describir lo que sucede y, me creo, romper una lanza en su favor, o quizá más de una. Y es que me parece que se obvia demasiado.

El problema es el siguiente: el ingeniero superior en este paí­s está sobre preparado para el tejido industrial existente. Salvo algunas multinacionales o grandes empresas, ninguna otra necesita un profesional así­, y aquellas tampoco los necesitan en demasí­a.

Lo primero que ve un ingeniero al salir al mercado de trabajo es lo siguiente: Empresa controlada fíérreamente bien por el empresario original, ya mayor, o por sus sucesores sin formación relacionada, con un producto ya establecido y procesos consuetudinarios no registrados.

Aquí­ el ingeniero simplemente sobra ya que contratar a alguien así­ implica darle el control para que modernice, registre procesos, ordene, inicie actividades de investigación, plantee posibilidades, mejoras, haga preguntas, etc.. Algo que nunca sucederá ya que el empresario prefiere que las cosas sigan como están. Si funciona, ¿para quíé tocarlo?, el problema es que las empresas se constituyeron en una íépoca en la que se carecí­a de tejido industrial y, salvo que se hiciera rematadamente mal, salí­an adelante porque no habí­a competencia, pero las empresas necesitan retoques, reglajes para aumentar su eficiencia y, además, llega competencia del exterior. Como no se modernizan queda el siguiente dicho “el abuelo funda, el padre mantiene y el nieto funde”.

Entonces el panorama es el siguiente: ingeniero joven, sobre preparado, infra pagado, con nulas expectativas de poder hacer algo en la empresa en la que está (se ha dado cuenta al mes de estar), con un contrato de oficial de 3ª y negándose a ver cómo se pisotean la lógica empresarial y las buenas prácticas que su formación le ha dado. Solución, irse a algún paí­s donde les importe algo o a la Administración:

- La Administración queda para los que los idiomas no son lo suyo, ahí­ estamos bastantes (cada vez más) incluso con el tí­tulo de Doctor y varias patentes funcionando, pero gestadas en la universidad y que han servido para conseguir la jefatura de departamento del que organizaba el cotarro, sufriendo el olvido justo despuíés.

- Alemania o donde se pueda, para aquellos que ya fueron de Erasmus o son más duchos en idiomas. Y creedme, no volverán.

Y para los que digan que es una fuga de capital humano, económico, etc. de España, pues así­ es. Pero que no se preocupen mucho, que esto se acabará, las reformas educativas van en ese sentido, la fama del ingeniero español se agotará. Y es que, mi generación, la más formada de las que ha habido, se ha enfrentado con la realidad de un paí­s atrasado incapaz de absorberlos y aprovechar la inversión realizada en ellos. Por lo tanto, como debí­a ser que el sistema educativo no era bueno, ya que no se precisa gente formada, las siguientes reformas han aumentado el fracaso escolar produciendo la masa que, bien entrenada en tareas simples hará las delicias del empresario aquíél que sabí­a tanto y al que el ingeniero joven molestaba con sus preguntas y observaciones.

Pero todo esto es lógico: se intentó modernizar un paí­s a base de libro porque es lo más barato, el plan fracasó y quedó una generación inservible para trabajar en el tajo, así­ que se abandona la ví­a de la excelencia acadíémica y se utiliza mano de obra foránea para proseguir las tareas habituales del paí­s. Ahora, ¿quíé se hace con el que queda?, ¡que se busque la vida!, y se la buscará y muy bien.

Es más, mi consejo de ingeniero para el que se lo piense es que no mire atrás que nadie le mirará, que aquí­ sobra y que buen viaje y buena suerte.

En este texto hay experiencias propias, de compañeros y de amigos, y me callo muchas de mis experiencias que demuestran hasta quíé punto se pueden llegar a hacer las cosas mal en una empresa porque entrarí­a en el terreno del ¿humor?”.

Mi respuesta:“Entiendo que es Ud. Doctor en Ingenierí­a. ¿Industrial?. ¿quíé especialidad?”.

Su respuesta, demoledora:

“Yo no soy el Doctor en Ingenierí­a, tengo un familiar y compañero de carrera que sí­ lo es, y por eso síé de sus intenciones y situación. Yo soy ingeniero industrial a secas, especializado en Organización Industrial y con estudios posteriores en logí­stica y comercio exterior. Unas 700 horas de formación adicional. Pero actualmente estoy en la docencia en educación secundaria.

Sí­, realmente el nivel de desempleo era nulo y hoy en dí­a es muy bajo pero las condiciones han ido empeorando con el paso del tiempo, es decir, el subempleo ha aumentado, y mucho. Mi opinión: oferta y demanda, aumento espectacular de titulados fruto de un buen nivel educativo, desacople de la economí­a del paí­s con dicha subida, la sobreoferta de ingeniero y la subsiguiente aceptación de condiciones cada vez peores.

Hay un hecho que lo refleja: en la comida del colegio de ingenieros solemos llegar al restaurante aquellos que no vamos a la misa precedente, la juventud. Con coches baratos, alguno destartalado y tambiíén alguno bueno. Esperamos en el aparcamiento contándonos quíé tal la vida haciendo hora para el aperitivo. Y entonces llegan los mayores, Mercedes, BMW y demás marcas de lujo, y bajando de categorí­a según baja la edad. Todos sabemos que los tiempos de los muy mayores acabaron y para emular a los de mediana edad hay pocos puestos y estamos demasiados.

Le voy a contar un poco de mi historia, no voy a hacerla larga, pero igual esto explica todo:

Ingenierí­a industrial, de los más de 600 que entrábamos al año en (nombre de una ciudad española con universidad) sólo salí­an unos 80, no habí­a competencia entre alumnos, simplemente mucha camaraderí­a para poder sobrevivir. Era muy duro. Yo no me puedo quejar, serí­a responsable logí­stico o profesor, para ello nunca dejíé uno de los dos caminos hasta que lo tuve claro. Pero en la universidad todos me decí­an que estaba loco por plantearme ir a la docencia.

Al terminar estaba al tanto de la colocación de muchos de mis compañeros. Prácticamente todos tardamos varios meses, y los puestos solí­an ser malos. Además, por aquella íépoca (2005) se puso de moda la oferta de “becas” por parte de las empresas, con lo que acababan ofreciendo entre 400- 700 euros a un ingeniero. Ilustrativo es lo sucedido a un amigo mí­o ingeniero informático que le ofrecieron para trabajar una beca de escaso importe y, cuando hizo la observación de que le parecí­a bien estar así­ dos meses le dijeron que las “becas” tení­an una duración bastante mayor. No aceptó y está de investigador en la universidad, lo cual tampoco da para mucho al principio y es jugártela a tener tu plaza en un futuro o salir de allí­, pero ya lleva tiempo y va engranando un contrato tras otro.

Puede parecer curioso pero, mientras la construcción tiraba y hací­a falta mano de obra, el resto de sectores mostraba su desacople con la realidad formativa de la juventud.

Encontríé trabajo en un almacíén elíéctrico. Responsable de almacíén perfil ingeniero, unos 1.100 euros, no estuve mucho tiempo, salí­ espantado y encima las conversaciones con los compañeros sólo me corroboraron que, más o menos, era así­ en casi todas las empresas pequeñas y medianas. Por supuesto, no me dejaron ni organizar aquello de forma eficiente, realmente el almacíén les daba igual, me querí­an de mozo de almacíén para sacar trabajo, pero estaba todo tan mal organizado que no se llegaba.

Una vez dedicado a la docencia (aún sigo a nivel interino haciendo puntos) buscaba incluirme en listas de diversas especialidades. Cuando se acaba o está a punto de agotarse una lista de interinos, se realizan pruebas de conocimientos para incrementar su número. Conforme pasaba el tiempo, y antes de que se declarara la crisis de forma oficial, íéstas aumentaban en participantes y, por desgracia, empecíé a encontrarme con compañeros de carrera. Ahora los veo en las oposiciones habiendo fingido estar enfermos en sus respectivos puestos de trabajo, esperando entrar en listas y salir de la empresa en cuanto les salga una vacante para trabajar un tiempo más o menos largo.

Es decir, el subempleo antes existí­a, pero en mi íépoca era casi obligado y sin expectativas claras de cuándo se iba a terminar.

Si bien es cierto que el ingeniero industrial igual vale para un roto que un descosido y mucha gente va tirando en puestos que no corresponden a la espera de ofertas mejores, en otras ramas de la ingenierí­a la situación es mucho peor.

Resumiendo: Exceso de ingenieros + realidad industrial pobre= condiciones no acordes a la formación = emigrar”.

Lo que decí­a: demoledor. Y añado algo que, conversando sobre el tema siempre digo: cuando en un paí­s pasan cosas como estas algo pasa en ese paí­s.

Por quíé se van los ingenieros. La pregunta: tal y como están las cosas, ¿se van a continuar yendo?.

Foro de bolsa, un saludo.


¡Se nos va de las manos!

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Re: ¿Por quíé se van los ingenieros?
« Respuesta #1 en: Septiembre 09, 2011, 09:00:52 am »
Yo soy uno de los Erasmus que marchó, ha vuelto y se ha vuelto a marxar.....
Mi ruta fue Barcelona-Finlandia-Austria-Barcelona-Austria

Simplemente hay que decir que no hay color. En Austria estando en una ciudad de 280000... tengo muchisima industria. Los ingenieros vas buscadí­simos, más ahora con un 6% de paro (1,5% en estudios superiores).
En Barcelona tambien podí­a encontrar un buen trabajo, seguro, pero en medio de la crisis... los sueldos y condiciones daban mucho que desear. Y las empresas... no todas valen la pena socialmente hablando.

Me gustarí­a volver... pero se me hace dificil renunciar a la calidad de vida y calidad del trabajo en Austria.

Saludos,
Redpixel