El caos se adueña de las Bolsas ante la parálisis política
por Cárpatos
Los Juegos Olímpicos de París de 1900 no fueron precisamente un modelo de organización. Todo transcurrió de forma bastante caótica en una ciudad que andaba más preocupada por la construcción de su nuevo metro. Las competiciones tardaron cinco meses en desarrollarse, entre mayo y octubre. Muchos participantes no encontraron alojamiento y tuvieron que pasar alguna noche en la calle. Además había atletas que se presentaron a las pruebas a título personal y no en representación oficial de sus respectivas naciones. El caos fue tan grande que la organización no tenía trofeos para los ganadores y empezó a repartir premios que habían donado habitantes de París. Así, en lugar de medalla de plata a un participante le dieron... un par de calcetines.
Pues esto no es nada, comparado con el caos que reina en Europa desde el punto de vista del mercado. Lo del viernes fue demoledor. Un consejero del BCE presentando la dimisión, rumores por todos lados de que Grecia podría presentar default este mismo fin de semana, las Bolsas desplomándose... y mientras emulando a los bizantinos cuando discutían del sexo de los ángeles con las tropas otomanas a sus puertas, Alemania pidiendo milagros y los políticos europeos totalmente desunidos.
El único producto financiero que se salva es el del gráfico de esta semana que pueden ver arriba. Es el del bund alemán, que sube y sube, y se mantiene en una tendencia alcista vertical, ya que actúa como valor refugio, aunque habría que ver, en caso de un estallido de la zona euro, hasta dónde sería refugio. Las rentabilidades siguen en mínimos históricos.
Europa vuelve a ver las orejas al lobo. La crisis parece de muy difícil control. Cada vez nos quedan menos oportunidades. Es la hora de dejarse de historias, maniqueísmos y cabezonerías y hacer lo que haya que hacer para salir de esta, por duro que sea.
Todo esto queda reflejado en las Bolsas, que asisten con temor a los acontecimientos y que encima ven cómo Alemania y Francia siguen pidiendo la tasa sobre transacciones financieras, de forma unilateral para la zona euro, sin darse cuenta que esto podría suponer la casi destrucción de nuestros mercados en beneficio del área anglosajona, que nunca tomará esta medida.
Desde luego que septiembre sigue haciendo honor a su fama de traicionero. Según cálculos de especialistas en pautas estacionales de EE UU, un dólar invertido desde 1890 a 1996 habría dado 180 de ganancia, pero simplemente estando fuera de mercado en todos los meses de septiembre habríamos ganado ¡682! Ya ven cómo se las gasta este mes.
Comentan tambiíén los expertos que ya tras estas pautas tan adversas las cosas empiezan a mejorar y que en el cuarto de siglo más reciente, si el S&P consigue terminar septiembre al alza, salvo en el crash de 1987, termina al alza en diciembre, ya que los últimos meses del año tienden a ser positivos