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Autor Tema: La Tierra se defiende: hace disminuir el crecimiento...  (Leído 374 veces)

OCIN

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La Tierra se defiende: hace disminuir el crecimiento...
« en: Septiembre 11, 2011, 01:16:28 pm »
Por...  Leonardo Boff
 

Hoy está ampliamente aceptada y ya entró en los manuales de ecologí­a más recientes (cf.R. Barbault, Ecologia Geral, Vozes, Petrópolis 2011) la idea de la Tierra viva. Fue propuesta por primera vez por el geoquí­mico ruso W.Vernadsky en la díécada de 1920 y retomada en los años de 1970 con más profundidad por J. Lovelock, y entre nosotros por J. Lutzenberger, llamándola Gaia. Con esto se quiere significar que la Tierra es un gigantesco superorganismo que se autorregula y hace que todos los seres se interconecten y cooperen entre sí­. Nada es dejado de lado, pues todo es expresión de la vida de Gaia, inclusive las sociedades humanas, sus proyectos culturales y sus formas de producción y consumo. Al generar al ser humano, consciente y libre, la misma Gaia se puso en peligro. El ser humano está llamado a vivir en armoní­a con ella, pero tambiíén puede romper el lazo de pertenencia. Ella es tolerante, pero cuando la ruptura se vuelve dañina para el todo el conjunto, nos da amargas lecciones. Podemos sentirlas ya ahora.
 
Todo el mundo se está lamentando del bajo crecimiento mundial, especialmente en los paí­ses centrales. Las razones aducidas son múltiples, pero para una visión de la ecologí­a radical, tal hecho resulta de una reacción de la propia Tierra ante la excesiva explotación por el sistema productivista y consumista de los paí­ses industrializados. La agresión al sistema-Tierra se ha llevado muy lejos hasta el punto de que, como aseguran algunos cientí­ficos, hemos inaugurado una nueva era ecológica: el antropoceno, en la que el ser humano, como fuerza geológica destructiva, está acelerando la sexta extinción en masa, que está en curso desde hace milenos. Gaia se está defendiendo, debilitando las condiciones de ese mito arraigado en todas las sociedades actuales, incluida la de Brasil: el crecimiento, el mayor posible, con consumo ilimitado.
 
Ya en 1972, el Club de Roma se daba cuenta de los lí­mites del crecimiento, que la Tierra no puede soportar más. Necesita un año y medio para reponer lo que extraemos de ella en un año. Por lo tanto, el crecimiento es hostil a la vida y hiere la resiliencia de la Madre Tierra. Pero no sabemos ni queremos interpretar las señales que ella nos da. Queremos crecer más y más, y consecuentemente consumir sin freno. El informe «Perspectivas Económicas Mundiales» del FMI, prevíé para 2012 un crecimiento mundial del 4,3%. Es decir, vamos a sacar más riquezas de la Tierra, desequilibrándola, como demuestra el calentamiento global.
 
La «Evaluación Sistíémica del Milenio» realizada entre 2001 y 2005 por la ONU, al constatar la degradación de los principales factores que sostienen la vida, advirtió: o cambiamos de ruta o hacemos peligrar el futuro de nuestra civilización.
 
La crisis económico-financiera de 2008, que ha vuelto ahora en el 2011, refuta el mito del crecimiento. Hay una ceguera generalizada, de la que no escapan ni siquiera los 17 premios Nobel de economí­a, como se vió recientemente en su encuentro del Lago Lindau, en el sur de Alemania. Excepto J. Stiglitz, todos estaban de acuerdo en sostener que el marco teórico de la economí­a actual no ha tenido ninguna responsabilidad en la crisis actual (Página 12, B. Aires, 28/08/2011). Por eso, ingenuamente postularon seguir la misma ruta de crecimiento, con correcciones, sin darse cuenta de que están siendo malos consejeros.
 
Es importante reconocer un dilema de difí­cil solución: hay regiones del planeta que necesitan crecer para atender demandas de pobres, obviamente cuidando de la naturaleza y evitando la incorporación de la cultura del consumismo; y otras regiones superdesarrolladas tienen que ser solidarias con las pobres, controlar su crecimiento, tomar solamente lo que es natural y renovable, restaurar lo que han devastado y devolver más de lo que sacaron para que las futuras generaciones tambiíén puedan vivir con dignidad junto con la comunidad de vida.
 
La reducción del crecimiento es una reacción sabia de la propia Tierra que nos enví­a este recado: «Olviden la idea desaforada del crecimiento, pues íéste es como un cáncer que va a corroer todas las fuentes de la vida. Busquen el desarrollo humano de los bienes intangibles, que este sí­ puede crecer sin lí­mites, como el amor, el cuidado, la solidaridad, la compasión, la creación artí­stica y espiritual».
 
No creo equivocarme pensando que hay oí­dos atentos a este mensaje y que haremos la travesí­a anhelada.
 
- Leonardo Boff es teólogo y filósofo


•... “Todo el mundo quiere lo máximo, yo quiero lo mínimo, poder correr todos los días”...
 Pero nunca te saltes tus reglas. Nunca pierdas la disciplina. Nunca dejes ni tus operaciones, ni tu destino, ni las decisiones importantes de tu vida al azar, a la mera casualidad...