Las economías desarrolladas, algunas más y otras menos, están en problemas, en verdaderos problemas. Las últimas estimaciones de la OCDE muestran un crecimiento paupíérrimo para EE.UU. en los próximos dos trimestres, mientras que gran parte de las economías europeas darán crecimientos del PIB negativos. Hasta en Alemania se espera una reducción del PIB en el cuarto trimestre. ¿Las causas? A las que todos conocemos deberíamos añadir un cambio estructural en el peso económico mundial de los países desarrollados, con economías pesadas, poco flexibles y con un envejecimiento de población preocupante, hacia economías en desarrollo, mucho más dinámicas, con costes laborales más bajos, y con un potencial de largo plazo más atractivo.
Pero no todas las economías en desarrollo son iguales, y estas diferencias se acrecientan en el actual escenario de posible recesión económica global.
Vishesh Kumar detalla en Fortune su preferencia por la economía India, frente a la de Brasil y la China, en el entorno actual. Veamos cuales son los motivos para ello:
La intranquilidad por la llegada de otra recesión global está en aumento en medio de pesimistas datos económicos de los EE.UU. y un resurgimiento de la crisis de deuda europea. Los inversores están centrados en encontrar lo que Bill Gross de PIMCO denomina “la camisa sucia más limpia†- activos que pueden estar menos contaminados que otros.
Con gran parte del mundo desarrollado estancado, muchos analistas ven en los mercados emergentes como China, India, Brasil y Corea del Sur vías de crecimiento.
Sin embargo, los inversores deben analizarlo más detalladamente antes de que buscar refugio en el extranjero. Países como China y Brasil, que lo han hecho tan bien suministrando a la economía global productos manufacturados y materias primas, pueden ser los más afectados. Una economía mucho más pobre y aislada como la India, sin embargo, podrían capear el temporal mucho mejor e incluso ver un resquicio de esperanza si los obstáculos más importantes como la inflación se reducen.
Mientras que la sobrecalentada China, con tasas de crecimiento de casi el 10%, recibe un montón de aplausos, su economía depende de las inversiones y las exportaciones, siendo muy vulnerable a una desaceleración global.
De hecho, la expansión del PIB de China se redujo casi a la mitad hasta el 6,8% en el cuarto trimestre de 2008 de un 13% en 2007. El país respondió con un masivo paquete de estímulo de $586 mil millones para mantener las tasas de crecimiento y el empleo en los niveles que requiere la rápida urbanización que están viviendo.
Este tipo de solución rápida será mucho más difícil esta vez, y el país sigue sufriendo las consecuencias de las últimas medidas. El gasto, frecuentemente cuestionable y políticamente motivado para apuntalar el crecimiento, ha llevado a una creciente preocupación sobre la situación de la deuda de la propia China.
Además de ser muy dependiente de las exportaciones a EE.UU. y Europa, China tambiíén tiene una profunda exposición financiera a las regiones con problemas, por sus enormes reservas de divisas.
El nerviosismo de Beijing por el pasado debate de la deuda en EE.UU. era comprensible, como lo fueron sus esfuerzos para frenar la crisis de la eurozona, ya que el país necesita desesperadamente una alternativa al dólar. Sin embargo, su gran reserva de activos en el extranjero no puede tranquilizar a un país que se enfrenta a la perspectiva de ver su propia deuda degradada (ayer Fitch advirtió que podría bajar el rating de China en los próximos 12-24 meses) como a la posibilidad de una recapitalización de su sistema financiero.
Otras economías centradas en las exportaciones tambiíén podrían recibir un duro golpe si volvemos a entrar en una recesión en EE.UU. y Europa. Una ya ralentizada Corea del Sur vio caer a su bolsa un 4,4% el pasado lunes tras decepcionantes datos de EE.UU. Brasil, por su parte, tuvo que reducir las tasas de interíés a pesar de fuerte inflación, en un intento para contrarrestar la marcada desaceleración del crecimiento.
La economía india orientada e impulsada por el consumo interno, tiene características mucho más defensivas. Y una recesión, puede ayudar incluso a aliviar lo que puede ser el principal problema de una larga lista: una inflación galopante.
La tasa de inflación de India del 9,22%, entre las más altas de Asia, ha llevado al Banco Central de la India a aumentar los tipos de interíés 11 veces en los últimos 18 meses.
Algunos factores claves para la inflación, como la baja productividad agrícola, la píérdida de cultivos debido a la deficiente infraestructura, y un díéficit gubernamental persistente, son estructurales y se necesitará tiempo para solucionarlos, dice Sunil Asnani, co-gerente del Fondo indio Matthews.
Sin embargo, una desaceleración mundial podría ayudar a relajar la inflación mediante un descenso de los precios de factores clave como el petróleo y las materias primas.
Más allá de la inflación, el país cuenta con características que se ven cada vez más atractivas en un mundo donde el crecimiento es cada vez más difícil de encontrar.
El PIB per cápita de alrededor de 1.100 dólares es menos de la mitad de China y cerca de una síéptima parte de Brasil. Por no hablar de una creciente clase media en India.
La crisis financiera tiende a corroborar su capacidad para salir del paso a una recesión global. El crecimiento se desaceleró del 9% al 6% - aproximadamente la mitad en tíérminos porcentuales del deterioro en China y con una fracción del gasto realizado para acelerar el crecimiento.
Asnani apunta a un montón de riesgos en el corto plazo. Una huida de los activos de riesgo a nivel mundial, es probable que afecte al mercado de acciones de la India, cuyas píérdidas de capital podrían afectar a la economía real. Sin embargo, una venta masiva podría proporcionar un punto de entrada atractivo.
Con todos sus problemas, la India podría ofrecer una de las camisas sucias más limpias de la tienda, si la economía mundial se enfrenta a otra recesión. No sólo en otros mercados emergentes tienen un montón de manchas, sino que tambiíén están mucho más expuestos a las crisis de los países desarrollados.