El sector bancario del Reino Unido conocerá mañana el alcance de la reforma propuesta para mejorar su estabilidad financiera y evitar crisis como la del 2008, que podría incluir la separación de las actividades de banca de inversión y minorista.
La Comisión independiente para la banca (ICB, en sus siglas en inglíés), auspiciada por el Gobierno, presentará el lunes un esperado informe con recomendaciones para la reestructuración del sector, con el objetivo de capitalizar a las entidades y minimizar el riesgo de que haya que volver a rescatar a la banca con dinero público.
Aunque el Ejecutivo es el que decidirá si se aplican o no esas conclusiones, el ministro de Economía, George Osborne, ha indicado que está dispuesto a hacerlo, aunque posiblemente no hasta despuíés de las próximas elecciones generales, en 2015.
Se espera que la Comisión, que ya presentó un informe provisional en abril, recomiende una separación entre las actividades de banca de inversión y comerciales (cuentas corrientes y de ahorros, hipotecas, etc), pero lo que no se sabe es que límites se impondrían.
No se descarta que el panel de expertos presidido por John Vickers, ex director de la Oficina de la competencia del Reino Unido, proponga que ambas vertientes del negocio se gestionen como subsidiarias financiadas de forma independiente -de forma que la rama de inversión pudiera quebrar sin afectar a los depósitos de los clientes-, una opción a la que ya se han opuesto los directivos de los principales bancos.
El consejero ejecutivo del Royal Bank of Scotland, Stephen Hester, o el del HSBC, Stuart Gulliver, argumentan que esa medida perjudicaría la competitividad con bancos del extranjero y además supondría un mayor coste de gestión que, advierten, se trasladaría a los clientes.
Por otra parte, agrupaciones empresariales como la Asociación de tesoreros y directivos de empresa (ACT, en sus siglas en inglíés) han advertido de que una reforma de la banca en estos momentos podría socavar la recuperación económica si se encarecen los críéditos a las empresas.
Pese a la oposición más o menos manifiesta del sector, el ministro de Empresa, el liberaldemócrata Vince Cable, insistió hoy en un artículo periodístico en que los bancos deben prepararse para grandes reformas que les impedirán “utilizar los ahorros de los británicos para jugar al equivalente bancario de la ruleta".
Además, Cable, más implacable con los excesos del sector que su colega el conservador Osborne, sostiene que son los propios bancos los que deben asumir los costes de las reformas, y no pasarles la factura a los clientes.
En vísperas de la publicación del informe, el secretario general de la Confederación nacional de sindicatos, Brendan Barber, pidió a los bancos que no resistan las reformas, mientras que el líder laborista Ed Miliband animó hoy a las entidades a despedir a sus empleados que asuman riesgos excesivos.
Además de la creación de un “anillo de protección†entre las operaciones comerciales y de inversión, se espera que la Comisión proponga que los bancos aumenten hasta al menos un 10 por ciento las reservas de capital obligatorias para afrontar situaciones de crisis, reduciendo así el riesgo de intervenciones estatales.
Otra recomendación de los expertos, en este caso para mejorar la competencia en el sector, será, según se apuntó en abril, introducir medidas para facilitar a los consumidores el traslado de sus cuentas de una entidad a otra.
En su informe anterior la Comisión dispuso tambiíén que el parcialmente nacionalizado Lloyds Banking group, que absorbió al HBOS durante la crisis, venda más que las 632 sucursales que ya le impuso la Unión Europea (UE) al amparo de las leyes contra el monopolio.