La Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) pretende convertirse este mes de julio en la primera caja de ahorros española que sale a bolsa mediante la emisión de cuotas participativas. Sin embargo, la situación actual de los mercados podría obligar a la caja a aplazar la operación, más tras conocer que su valoración es hasta un 40% inferior a la prevista.
La decisión final de continuar o no con el proceso iniciado hace unas semanas se tomará el 19 de junio, fecha límite para enviar o no el folleto informativo de la colocación al organismo regulador. Pero, se haga finalmente o no, lo que la CAM ya sabe es que su valor bursátil es muy inferior de lo que ella misma había estimado en septiembre del pasado año, cuando anunció oficialmente su intención de cotizar en los mercados de valores mediante cuotas participativas.
La caja alicantina se valoró en noviembre del pasado año en unos 5.000 millones de euros, cálculo que le sirvió a la entidad para prever que podría ingresar unos 1.000 millones de euros por la colocación de hasta el 20% del capital. Pero la tasación ha quedado en agua de borrajas por el comportamiento general de los mercados y, en particular, del sector bancario.
La mayoría de los bancos cotizados de mediano tamaño, grupo en el que se encuadraría la CAM, acumulan retrocesos de entre el 15% y el 20% en lo que va de año y entre el 20% y el 40% en los últimos doce meses. Por tanto, si se le aplica a la caja alicantina estos descuentos, de principio su futura capitalización tendría que rebajarse a entre 3.500 y 4.000 millones de euros.
Pero a esta cifra habría que aplicarle el descuento típico de una salida a bolsa y el de que será una compañía con un escaso free float o porcentaje que cotizará libremente en bolsa. Este porcentaje se ha reducido desde el 20% inicial a tan sólo un 7,5% final puesto que la caja ha optado por reducir el tamaño de la colocación para volver a vender una parte de su capital el próximo año, cuando se esperan que los mercados estíén más positivos.
Por tanto y, teniendo en cuenta por si fuera poco que al ser acciones sin derecho de voto se elimina la posibilidad de que pudiera ser objeto de una OPA hostil o amistosa que calentara el valor, la valoración de la CAM apenas oscilará entre los 3.000 y los 3.500 millones de euros.
Así se lo han hecho saber la semana pasada los inversores institucionales británicos con los que los dirigentes de la entidad financiera se han visto en Londres en las reuniones conocidas como premarketing. Roberto López Abad, el director general de la CAM y el hombre más preparado de la caja, ya conoce de primera mano los múltiples condicionantes de los inversores institucionales.
En la caja quieren continuar adelante con la colocación y sostienen que su valoración real es muy superior a la que le han dicho los inversores. Dan por hecho que el tramo minorista ya lo tienen vendido a los clientes de su propia red y que el institucional español tambiíén recibirá una demanda suficiente. Por este motivo, de momento no quieren oír hablar de suspender la operación.
Sin embargo, la entidad ya tiene encima de la mesa las advertencias de los grandes inversores, sin cuyo apoyo la operación podría tener que demorarse. La reciente revisión a la baja de su rating por su elevada exposición inmobiliaria y su descontado aumento de la morosidad pueden obligar a rebajar el precio de la emisión para evitar tener que suspenderla en la mitad del proceso.