La bola de nieve en que se ha convertido el endeudamiento -público y privado- amenaza a las economías, como se encargan de recordar cada día los mercados. Pero a unos países más que a otros. Y en el pelotón de cabeza está España, que, según los últimos datos procedentes del BIS (Banco de Pagos Internacionales por sus siglas en inglíés), ocupa ya la cuarta plaza como país más endeudado del mundo. Sólo Japón (456% del PIB), Portugal (366%) y Bíélgica (356%) tenían a finales de 2010 un mayor nivel de deuda que España en relación a su PIB nominal, un 355%.
Por detrás de esos niveles se encuentran países a los que históricamente se les ha considerado como de elevado endeudamiento, como EEUU (268% del PIB), Reino Unido (322%) o incluso la atribulada Grecia, cuya deuda (tanto pública como privada) equivale a un 262% de su producto interior bruto, lo que supone 93 puntos de PIB menos que España.
El informe preparado por el BIS sobre endeudamiento fue presentado a finales de agosto en el seminario anual que organiza en Jackson Hole (EEUU) la Resera Federal de Kansas City, y que viene ser el Davos de las autoridades monetarias de medio mundo. El informe fue elaborado por los economistas Stephen G. Ceccetti (jefe del departamento monetario del BIS), M. S. Mohanty (responsable del departamento macroeconómico) y Fabrizio Zampolli (economista senior del BIS), lo que da idea de su autoridad.
Y a la conclusión a la que llegan es que elevados niveles de deuda son malos para el crecimiento económico. Y lo demuestran con datos. Según sus cálculos, por cada diez puntos que aumenta la deuda pública por encima del 85% del PIB, la actividad económica se contrae en un 10% por cada punto porcentual de crecimiento. En el caso de la deuda corporativa, el umbral de peligro se sitúa a partir del 90%, y su impacto es la mitad de grande que en el caso de la deuda pública. Mientras que para la deuda de las familias la luz roja se enciende a partir del 85%, y aunque el impacto es “imprecisoâ€, se considera que es importante. En el caso español, tanto la deuda de las empresas como la de los hogares se sitúa claramente por encima de esos niveles, mientras que la deuda pública se acerca, aunque todavía con amplio margen de maniobra (2011 finalizará, según las previsiones del Gobierno, con alrededor del 68% del producto interior bruto).
Una evolución acelerada
Lo relevante del informe del BIS no son sólo las cifras de endeudamiento, sino su evolución. Y los resultados ponen de manifiesto que sólo Portugal y Reino Unido se han endeudado en la última díécada más que España (97 puntos de PIB). Pero si se agregan los resultados de las dos díécadas anteriores, el resultado es que España se ha endeudado en los últimos 30 años en una cifra equivalente a 182 puntos de PIB. O lo que es lo mismo, casi dos veces de la riqueza que es capaz de generar este país en un año. Se ha pasado del 172% al 355% del PIB, lo que da idea de su evolución y demuestra que España ha vivido por encima de sus posibilidades. O lo que es lo mismo, por encima de lo que es capaz de producir. Aunque el reparto no se ha hecho de forma homogíénea.
Mientras que en la díécada de los ochenta el endeudamiento creció en 15 puntos de PIB; en los 90, el crecimiento fue de 70 puntos, pero es que en el primer decenio del siglo se ha alcanzado los 97 puntos de producto interior bruto.
El informe de los economistas del BIS recuerda que “cuanto más grande sea la deudaâ€, el ajuste del gasto público “será más duroâ€, sobre todo en un contexto de envejecimiento de la población que llevará supondrá necesidades adicionales, en particular en pensiones y sanidad.
Su conclusión es que los problemas derivados del endeudamiento son peores que lo estimado inicialmente, y de ahí que se proponga no conformarse con estabilizar la deuda en el entorno del 85% del PIB, sino que hay que reducir esos niveles para hacer sostenible el crecimiento. “Lo prudente es mantener esos umbrales muy por debajo de esos nivelesâ€, aseguran los expertos del BIS, la entidad que reúne a los bancos centrales de todo el mundo. “La unión solución es aumentar la tasa de ahorroâ€, concluyen.