El lujo hecho a medida para ricos chinos se presentó en Pekín con yates y camas de diseño exclusivo o telíéfonos móviles de más de 17.000 euros, en una feria para millonarios escogidos que finalizó hoy en la capital china y a la que no se podía asistir sin invitación.
El público, compuesto entre otros por altos funcionarios chinos y empresarios, pudo disfrutar de las propuestas de 40 firmas, en su mayoría chinas, dedicadas a productos exclusivos.
“Es un público superaltoâ€, explicó a Efe la diseñadora española de joyas Paloma Sánchez, afincada en China desde el 2006, que presentó en la feria 18 piezas, entre ellas, una esmeralda de 66 quilates con un precio de 70.000 euros y un ópalo con oro blanco y diamantes de 30.000 euros.
El mercado es amplio en el país más poblado del mundo, ya que según el último recuento de la revista Hurun (que elabora la lista de los chinos más ricos del país), el año pasado había en el gigante asiático 60.000 multimillonarios, mientras que el número de personas con más de un millón de dólares supera las 500.000.
Los ricos chinos “ya no quieren Louis Vuitton y Cartier, porque ya lo tienen, y lo tiene la vecina y los primos, lo tiene todo el mundo, entonces quieren algo que sea hecho exclusivamente para ellos, que lo tengan ellos y no lo tenga nadie másâ€, señaló Sánchez.
Por eso el producto que demandan ahora los millonarios chinos tiene que ser “fabricado para ellos, según sus gustos, o si no es fabricado para ellos, que sea una pieza única que una vez que la han adquirido ellos no la tenga nadie másâ€, explicó la diseñadora, que consiguió vender durante los cuatro días de feria cinco de sus piezas.
En el evento tambiíén participó la compañía colombiana Colombian Mountain Coffee, que presentó por primera vez sus cafíés de alta gama en China, con precios de entre 250 y 300 dólares la libra.
“El nivel de torrefacción y la forma en que lo trajimos fue específico para esta feria y específico para el mercado chinoâ€, explicó David Piza, representante de la firma en el evento, que aseguró que la primera acogida del producto fue buena, no solo por parte de particulares, sino tambiíén de hoteles y restaurantes.
En China, según Piza, hay “unas nuevas generaciones que ya tienen un patrón de consumo más cercano a los consumidores occidentales, quieren experimentar quíé es lo que se está tomando en otras partes del mundo y se conoce como bueno".