La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, subrayó ayer en un foro de la ONU que la conciencia sobre la amenaza de los desastres nucleares como el reciente de Fukushima no debe afectar la confianza internacional sobre los beneficios del uso pacífico de la energía nuclear, pero advirtió contra las armas.
La reunión de alto nivel sobre seguridad nuclear se celebró en la sede de la ONU en Nueva York, en paralelo a los debates de la Asamblea General, que reúne a mandatarios de 193 países para debatir sobre la actualidad mundial.
El secretario general de la ONU, Ban ki-Moon, recalcó en ese encuentro mundial que se requiere una mayor cooperación entre gobiernos y agencias internacionales como el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).
"Es necesario que nos enfoquemos en el nexo entre seguridad y protección para asegurar que un ataque deliberado contra instalaciones o armas nucleares no tengan consecuencias catastróficas", afirmó Ban, según un comunicado de la ONU.
Dilma Rousseff advirtió sobre el peligro de las reservas de material nuclear para uso militar que tienen las potencias, que no están sometidas al control de la Agencia Internacional de Energía Atómica.
Por su parte, el director general del OIEA, Yukiya Amano, envío un mensaje desde Viena en el que resaltó que, pese a la gravedad del accidente de marzo en Fukushima (Japón), el uso de ese tipo de energía "continuará creciendo significativamente en las próximas díécadas, porque aumentará la demanda".