Los observadores de la Fed, alucinados por el bajón del mercado
por Alain Galibert de Bolságora
Los expertos que observan todos los movimientos de la Reserva Federal están igual de atónitos que el resto del mundo por la agresiva respuesta del mercado al último movimiento del banco central. El Dow Jones perdió el 3,51% despuíés de haberse dejado casi un 3% el miíércoles, cuando Bernanke anunció su 'operación twist'.
Como es bien sabido, la Fed comprará 400.000 millones de deuda pública a plazos de entre 6 y 30 años, y venderá una cantidad similar de títulos a plazos menores de tres años. Una operación que espera completar en junio de 2012. En el comunicado explicativo de la decisión se decía que "hay riesgos significativos en las perspectivas económicas, incluyendo los problemas en los mercados financieros globales".
"No creo que la Fed haya sido el catalizador, la Fed sólo estaba señalando lo que es obvio", afirma Josh Shapiro, economista jefe de MFR. "¿Hacía falta leer el comunicado de la Fed para saber que la economía se está hundiendo?", se pregunta.
Omar Sahrif, economista d eRBS Economics Research, admite que el lenguaje fue "un poco más inflamado" que el de los comunicados anteriores. A su juicio, eso se explica porque estaba intentando justificar el lanzamiento de un programa que no se usaba desde hace medio siglo. Y añade que la Fed ha decidido hacerlo "por las condiciones financieras, no por los datos macro de EEUU".
Respuesta del mercado
Los expertos creen que la Fed debe de estar intrigada por la respuesta del mercado. El derrumbe de la bolsa "no es lo que tenían pensado, yo estaría decepcionado, confuso y desanimado", opina Steve Stanley, economista jefe de Pierpont Securities.
Sharif añade que tampoco había tanta gente que esperase una tercera ronda de compras de bonos (el QE3) como para hablar de decepción en el mercado. "El mercado tenía muy pocas expectativas de un QE3", apunta.
Stanley relaciona el desplome de la bolsa con un creciente sentimiento de que la crisis en Europa empieza a afectar a los países grandes. Y los inversores no quieren estar expuestos a un desastre de la magnitud del que siguió a la quiebra de Lehman Brothers en 2008. Los inversores están pensando "puede que no pase, pero si hay un 20% de probabilidades de ello, no quiero correr ese riesgo", concluye Stanley.
