La mayor privatización de la historia en el peor momento bursátil de la historia más reciente. Esa es la contradicción de la Oferta Pública de Venta (OPV) de Loterías y Apuestas del Estado (OPV), cuya colocación arrancará el próximo viernes si no hay retrasos. La banca española, con pagaríés en el mercado por 26.500 millones, quiere reducir el importe de la emisión para evitar una salida masiva de ahorros.
La OPV del 30% del capital de LAE se ha diseñado para que el 50% se venda entre inversores minoristas y la otra mitad, entre institucionales. Como el Ministerio de Economía baraja una valoración de entre 20.000 y 25.000 millones, el importe a colocar entre los particulares oscila entre los 3.200 y los 3.500 millones de euros.
La cifra es parecida a la que Bankia consiguió levantar -3.100 millones- en la oferta de acciones que hizo a finales de julio. El banco presidido por Rodrigo Rato puso toda la maquinaria comercial a funcionar para conseguir que los pequeños ahorradores suscribieran la emisión ante el nulo interíés de los inversores internacionales (solo pidieron 100 millones del total). Y, con mucha presión sobre los clientes, a los que se les conminó a comprar acciones si querían mantener abiertas sus líneas de críédito, lo consiguió.
Dos meses despuíés, la situación ha empeorado y mucho. La bolsa se ha hundido un 25% y los bancos son incapaces de refinanciarse en los mercados mayoristas. Los grandes fondos no les prestan ni un euro. Ante esa situación, han tenido que recurrir con urgencia al ahorro de sus clientes particulares, con depósitos al 4% y, sobre todo, emisión de pagaríés por doquier.
Santander ha puesto en el mercado 7.000 millones y BBVA, 10.000. El pasado viernes, Bankia tambiíén empezó a comercializar este tipo de producto por 4.500 millones y Banesto hizo lo propio por 5.000. En total, 26.500 millones que la banca necesita captar para hacer frente a sus vencimientos y que compiten directamente con la OPV de Loterias, la mayor de la historia bursátil de España.
Por ese motivo, varios de los grandes bancos españoles han sugerido al Ministerio de Economía que reduzca el importe de la privatización. Han pedido que en lugar de colocar el 30% del capital de LAE, la oferta se reduzca al 20%, el mínimo exigido por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) para que una empresa tenga liquidez suficiente. De esa manera, la colocación se reduciría en unos 2.000 millones y el tramo minorista, en cerca de 1.000, un dinero que iría a parar a los pagaríés.
De momento, Economía y su asesor, Rothschild, siguen trabajando en la venta del 30%, pero la decisión se tomará el próximo miíércoles. Las relaciones con la banca española han sido tirantes desde el primer momento, como se demostró cuando BBVA y Santander se quedaron fuera de la coordinación global de la OPV. Despuíés, el ministerio los incluyó tras rebajarles sustancialmente sus expectativas de comisiones por la colocación.
Ahora la banca se debate entre vender las acciones de la LAE, que le dejará pocos ingresos por la venta y le restará liquidez de sus propios clientes, o centrarse en la distribución masiva de pagaríés ante la imposibilidad de financiarse en los mercados mayoristas. Por su parte, Economía puede escuchar la solicitud de la banca nacional o castigarla. ¿Cómo? Manteniendo el importe de la OPV, pero destinando más porcentaje de la emisión a los inversores profesionales.