Popular, Pastor y Activobank ya remuneran el ahorro a este tipo de interíés, aunque exigen una inversión menor.
La batalla por la captación de ahorro se anima semana a semanas. En el arranque de septiembre, las oficinas bancarias apenas contaban con depósitos atractivos, pero ahora, apenas un mes más tarde, se puede encontrar un nutrido surtido. Las necesidades de liquidez y el apetito por ganar clientes han obligado a la banca a dar la espalda a la ley que penaliza los superdepósitos.
El 1 septiembre, Popular rompió el mercado con un producto al 4% TAE para 12 meses. Despuíés, Oficinadirecta –banca en Internet de Pastor– y Activobank –oficina online de Sabadell– optaron por lanzar productos similares, y ahora es Bankinter quien mueve ficha. Ayer lanzó un depósito al 4% para un año, dirigido a nuevos clientes e importes mínimos de 15.000 euros. En este sentido, el banco que dirige María Dolores Dancausa pone el listón más alto, en un intento por atraer a clientes de perfil medio-alto. Popular exige una inversión de 300 euros, Activobank, de 3.000 euros, y Pastor, de 5.000 euros.
En cualquier caso, es el portuguíés Banco Espirito Santo quien ofrece la imposición a plazo más generosa, al dar un 4,24% TAE a 12 meses, desde 25.000 euros. Las persistentes tensiones de liquidez están obligando a las entidades a poner toda la carne en el asador. Y, en este contexto, la guerra por el pasivo se está librando en varios campos de batalla: los depósitos o los diferentes productos de deuda (pagaríés y bonos senior) para inversores minoristas.
Los depósitos (al igual que las cuentas) presentan algunas ventajas que no comparten con el resto de activos: están garantizados por el Fondo de Garantía de Depósitos, que asegura los primeros 100.000 euros de cada titular. Y el capital puede rescatarse en cualquier momento, sin registrar píérdidas.
En un momento en el que el euribor a 12 meses cotiza en torno al 2% y los activos financieros presentan alta volatilidad, los depósitos son una oportunidad para los particulares. Por otro lado, el retroceso de la inflación –en agosto se situó en el 2,96%, lejos del pico de abril de 3,8%– implica que la rentabilidad real que obtiene el ahorrador es superior a la de hace unos meses.