La banca, a la caza de 200.000 millones
por F. Tadeo en El Economista
La banca española tiene problemas y es consciente de ello. Tiene que afrontar vencimientos de deuda de casi 200.000 millones hasta finales de 2013. Con los mercados mayoristas cerrados, las entidades financieras han diseñado una estrategia para recabar estos fondos entre sus clientes.
La batalla por el dinero se ha vuelto a recrudecer y los productos que ofrece para atraer recursos son variados. Pero con una característica común: una elevada rentabilidad.
Los expertos y el Fondo Monetario Internacional han señalado que la situación actual es peor que hace tres años, tras la caída de Lehman Brothers. No les faltan razones. En el caso español, la banca lleva cuatro mes sin poder financiarse en los mercados, dos más que tras la quiebra del grupo estadounidense.
Esta sequía, sin precedentes, se está produciendo en un momento adverso de la economía, que impide el aumento del ahorro por parte de las familias y las empresas y que, por tanto, implica que el mismo dinero fluya de entidad en entidad en función de las ofertas que lancen.
En las últimas dos semanas el producto de moda son los pagaríés. El clásico depósito ha quedado prácticamente en desuso, salvo excepciones, por la penalización impuesta por el Gobierno a las imposiciones con altos rendimientos. El Ejecutivo decidió castigar esta práctica, ya que las cuentas de resultados del sector se estaban debilitando considerablemente por la caída de márgenes operativos al pagar altos intereses.
Tanto bancos como cajas han encontrado una vía de escape a sus dificultades de financiación en productos menos habituales para el cliente minorista y que no se incluyen en la penalización a una mayor contribución al Fondo de Garantía de Depósitos (FGD).
Pagaríés para cualquier cliente
Uno de ellos son los pagaríés. Desde una entidad sostienen que tienen que aprovechar los vacíos legales. Si no hubiera sido este producto habría sido otro, porque algo tenemos que hacer para solucionar este problema tan grande. La avalancha de oportunidades en el mercado ha sido tal que el Santander se ha visto obligado a modificar las condiciones de su emisión para captar los recursos prefijados. El grupo cántabro ha rebajado el importe mínimo de 30.000 a 5.000 euros en menos de una semana para que todos los interesados puedan adquirir sus pagaríés ante la irrupción de otros competidores potentes, como BBVA y Bankia, en este segmento. En un primer momento, sólo sus mejores clientes podían acceder, para cobrar rentabilidades de entre el 3 y el 3,75 por ciento en 18 meses.
Las necesidades son muchas y sólo las tres mayores entidades del país -el Santander, BBVA y Bankia- pretende captar al menos 20.000 millones de euros con los pagaríés. Estos tres deben afrontar vencimientos por valor de 122.000 millones, de los cuales más de la mitad (64.000 millones) están fechados el próximo ejercicio.
Son los grupos que más dinero tienen que refinanciar, pero tambiíén son los que más volumen de activos gestionan. Comparativamente, La Caixa es el que menor porcentaje de deuda que acumula, tan sólo 9.700 millones en poco más de dos años.
El conjunto del sector tendrá que pagar en lo que resta de 2011 más de 17.600 millones. En 2012, más de 103.000 millones. Y en 2014, más de 76.000 millones. En estos cálculos no se incluyen los datos de Grupo BMN.
Este montante es prácticamente igual al que tenían en 2010 para un periodo similar. Entre septiembre de este año y finales de 2012, los vencimientos ascendían a 197.000 millones. A pesar de que el negocio en el conjunto del sistema se está reduciendo como consecuencia de la caída de los críéditos, el nivel de apalancamiento se mantiene.
La preocupación por este asunto es máxima en el Banco de España, que analiza a fondo el estado de la liquidez de las entidades. Desde hace meses, el supervisor recaba diariamente los datos uno a uno para evitar un susto mayúsculo.
Ventanilla BCE y garantías
El sector, además de acudir a sus clientes, puede recibir recursos del BCE a precio bajo. La ventanilla del organismo monetario se ha abierto de par en par para que la banca europea no colapse. La española ha acudido en masa. En agosto la apelación creció un 30 por ciento, frente a una ligera caída de la petición de fondos por parte de sus competidores continentales.
Pero las entidades tambiíén cuentan con una segunda línea de liquidez para afrontar pagos en momentos de serias dificultades. Varias acumulan reservas para cubrir los vencimientos de varios años, como La Caixa y el Popular, entre otros. Pero tirar de esta hucha sólo lo harán en caso de necesidad extrema. Y esta situación, según los expertos, no es descartable que se produzca.
Otra de las alternativas con la que disponen bancos y cajas es la emisión de bonos con avales del Estado. A día de hoy, debido a la incertidumbre del Reino de España es prácticamente imposible o demasiado caro. Si las circunstancias mejoran sensiblemente, sería una vía para recaudar financiación en los mercados. Para ello será necesario que Europa prorrogue más allá del 1 enero la utilización de estos avales, que sirvieron en 2009 para evitar un colapso.
Las entidades están presionando al Gobierno para que reclame a la UE la ampliación del periodo de uso de estas garantías, al menos, hasta mediados de 2012. El conjunto del sector podría emitir deuda por valor de 70.000 millones. El Santander y BBVA no han recurrido en el pasado a este instrumento y han sido capaces por sí solos de atraer inversores institucionales. Varias cajas, en cambio, han gastado todos los avales que les fueron concedidos, por lo que su situación es más alarmante.
La liquidez es el verdadero quebradero de cabeza. Mucho más que el capital y que una quiebra de Grecia. Al menos para las entidades de nuestro país. Una fuente interna del Banco de España destaca que este es el agujero que hay que tapar para conseguir la estabilidad del sistema. "El inmobiliario está atajado y la morosidad, de momento, contenida", añade.
Cierre del grifo crediticio
Los esfuerzos están centrados ahora en la liquidez. El estallido de la crisis de deuda soberana ha roto todos los esquemas prefijados antes de verano. Los inversores se han vuelto esquivos y no quieren hablar de bonos ni emisiones de bancos. Huyen de estos productos y ha provocado un autíéntico trastorno que, hace inviable la recuperación del críédito y, por tanto, la contribución de las entidades a la recuperación de la economía.
Las perspectivas son negativas. El cierre del grifo crediticio continuará y se alargará hasta que los problemas de financiación se extingan. Y cuando íésta estíé solucionada, serán las normas internacionales de Basilea III las que vuelvan a poner sobre la mesa las dificultades. La intención de los reguladores mundiales es establecer un colchón adicional de liquidez a todo el sector bancario a partir del ejercicio de 2015. Pero los mercados obligarán a que esta hucha se contemple en los balances antes de esa fecha, al igual de lo que está ocurriendo en la actualidad con las reservas de capital.