Al final sí hubo votación. El consejo de la Comisión Nacional de Energía (CNE) aprobó ayer martes por mayoría (5-2) desestimar la petición de Repsol para que el propio organismo regulador haga un informe y se pronuncie sobre el pacto entre Pemex y Sacyr, que conjuntamente controlan más del 29% de Repsol, según varias fuentes no oficiales. Sin embargo, la CNE acordó evitar informar al respecto y comunicó públicamente que no trató el tema de la petrolera para no influir en el consejo que celebra este miíércoles.
El organismo regulador, que tiene programada otra reunión para este mismo jueves, día en el que tienen previsto anunciar el contenido de su votación, explicó ayer martes, para justificar su decisión, que “dispone de tres meses†desde que Repsol solicitó, el pasado 5 de septiembre, que analizara la operación, ya que en caso de que iniciara un proceso de investigación los derechos políticos de Sacyr-Pemex podrían quedar suspendidos de manera temporal durante un máximo de tres meses.
El consejero encargado de realizar el informe sobre la petición de la petrolera ha sido Tomás Gómez, que llegó hace unos meses al seno del organismo regulador a propuesta del PSOE. Repsol alega que, al tener el 31% de Gas Natural Fenosa, la operación entre Sacyr y Pemex afecta a la denominada Función 14, por la que es necesario pedir autorización cuando sociedades no comunitarias adquieran participaciones superiores al 20% (o inferiores si dan influencia significativa) en empresas que desarrollen actividades reguladas.
A unas horas de que se celebrara el primer consejo de Repsol desde al anuncio del acuerdo entre Sacyr y Pemex, la decisión de la CNE había generado gran expectación por la influencia que puede generar en el desenlace del conflicto. Este interíés extraordinario, sin embargo, provocó ayer la decisión del organismo regulador de quitarse de en medio y no condicionar con su decisión el transcurso de la cita en la petrolera, donde se verán las caras por primera vez Antonio Brufau y Luis del Rivero desde que todo comenzara.
La solicitud de Repsol, secundada tambiíén por Gas Natural Fenosa, se produjo despuíés de que la CNE manifestara, en los primeros días posteriores al anuncio del acuerdo entre Sacyr y Pemex, que la operación no requiere de su autorización. Este visto bueno implícito, al considerar innecesario abrir un expediente informativo por voluntad propia, permitió a la petrolera mexicana seguir adelante con sus planes. Sólo despuíés de que se cumplieran estos hitos administrativos procedió a hacer efectiva la compra de un 5% extra de Repsol.
La papeleta de la CNE
Durante estas semanas, la CNE ha estado bajo la atención de todas las partes implicadas, a pesar de que desde el primer momento el ministro de Industria, Miguel Sebastián, a quien corresponde la facultad de proponer al presidente del organismo regulador, manifestó que la españolidad de la petrolera no estaba en peligro. Además, evitando el papel de juez que se atribuye a la Administración, solicitó que se dejara en paz al Gobierno, cuyo margen de actuación en este conflicto “es prácticamente nuloâ€.
En otro sentido, la propia CNE ha estado sujeta a las presiones de las distintas corrientes de opinión existentes en el Gobierno sobre el espíritu de la controvertida alianza. Aunque no han trascendido de forma pública, el candidato y líder socialista Alfredo Píérez Rubalcaba, que cuenta con la ministra de Economía, Elena Salgado, como una de sus fieles dentro del Ejecutivo, reconoció que la operación le suscitaba dudas y temores, tíérminos muy similares a los expresados por su homólogo popular Mariano Rajoy.
