El más que probable segundo rescate de Dexia (ya fue rescatada en 2008 por los Gobiernos de Francia, Bíélgica y Luxemburgo) acaba con la poca credibilidad que podía quedarle a los test de estríés de julio. En esas pruebas, la entidad aparecía como una de las mejores de Europa, con un core capital del 10,4% en el escenario adverso frente al 5% necesario para aprobar. De ahí que entonces sacara pecho y dijera que no necesitaba capital adicional... exactamente lo mismo que dijeron Elena Salgado y Miguel íngel Fernández Ordóñez del conjunto del sistema financiero español.
Como se recordará, tanto la vicepresidenta como el gobernador del Banco de España aseguraron que "ninguna entidad tendrá que incrementar capital". Esta afirmación fue cuestionada por la intervención de la CAM y ha saltado por los aires con la nacionalización el viernes pasado de Unnim, CatalunyaCaixa y NovaCaixaGalicia a precios de derribo.
Para más inri, estas tres cajas alardearon de sus buenos resultados en los test de estríés: las dos primeras, porque con la provisión geníérica (el colchón que tenían que dotar todas las entidades en los buenos tiempos) alcanzaban el citado 5% de capital, y la tercera, porque incluso aprobaba las pruebas con un 5,3%.
Tanto en el caso de Dexia como en el de las cajas españolas, la causa de que sacaran buenas notas en los test y se hayan hundido tan sólo dos meses y medio despuíés es la misma: la valoración irreal de sus activos tóxicos. En el banco franco-belga, se trata de la exposición a la deuda perifíérica, específicamente la griega; en las entidades españolas, la exposición al ladrillo.
No se reconoce la quita de Grecia
Las entidades francesas -no sólo Dexia- utilizan sus propios modelos para valorar la deuda perifíérica en vez de hacerlo a precios de mercado. Según Bloomberg, tienen valorada la deuda griega con un haircut (quita) del 21% de su valor, cuando cotiza en el mercado con un descuento del 50%. Si tuviera que aplicar esa valoración a los 3.600 millones que tiene invertidos en bonos griegos, debería provisionar 1.800 millones, más de la mitad de su capitalización bursátil.
El problema es que las pruebas de resistencia sólo aplicaron un escenario estresado a la cartera de deuda de trading, es decir, a la que tienen los bancos para operar a corto plazo. No se aplicó ningún recorte a las carteras a vencimiento y disponible para la venta, que es donde se encuentra el grueso de los títulos. El problema de Dexia no es que le obliguen a valorar a precios de mercado esos bonos, es que, al no hacerlo, nadie le presta dinero y se encuentra con un gravísimo problema de liquidez, que es lo que la ha llevado al borde del abismo. Como dice el presidente de un banco español, "la solvencia es un cáncer, la liquidez es un infarto".
En España tampoco se asumen las píérdidas del ladrillo
En el caso español, la situación es muy parecida si cambiamos exposición a deuda griega por exposición a críédito promotor y constructor. El escenario de estríés de los activos inmobiliarios -caída del 46,7% para el suelo y del 21,9% para la vivienda entre 2011 y 2012-, aunque fue superior al estimado para el resto de Europa, "es tremendamente optimista y es probable que haya sido ya excedido por las condiciones reales del mercado", señalaba en julio JP Morgan. Además, las ayudas del FROB 1 (príéstamos) computaron como capital; sin ellas, todas las que las recibieron habrían suspendido.
El propio Ordóñez reconoció el viernes pasado que "si el mercado continúa cayendo y los activos se deprecian, claro que hará falta más capital. Hay colchón, pero la crisis no se ha acabado y sigue muy dura". Por tanto, los test de estríés han quedado en el olvido hasta para el gobernador y su fiabilidad, cuestionada ya desde antes de su publicación, en la cuneta.
Precisamente, las bajísimas valoraciones de estas entidades para la entrada del FROB se deben a las píérdidas esperadas en la exposición inmobiliaria. Es de esperar que, una vez que el fondo público tomes las riendas de las tres cajas, afloren cifras de píérdidas y de morosidad mucho más elevadas que las reconocidas hasta ahora (de hecho, las tres afirmaban tener beneficios hasta junio). Exactamente lo mismo que lo ocurrido con la CAM, y que cuestionará todavía más la credibilidad de nuestro sistema financiero.