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Autor Tema: David Harvey: “La historia del capital es igual...  (Leído 143 veces)

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David Harvey: “La historia del capital es igual...
« en: Octubre 06, 2011, 05:16:17 pm »
Por...  Andríés Figueroa Cornejo


El geógrafo marxista inglíés, David Harvey, dictó una conferencia titulada “Crisis Actual del capitalismo: ¿hacia una ruptura de la división territorial del trabajo?” en el aula 108 de la Facultad de Filosofí­a y Letras de la Universidad de Buenos Aires el pasado 4 de octubre, a salón abarrotado y donde en una de sus paredes se ilustran fotográficamente los rostros inolvidables de detenidos desaparecidos durante la dictadura militar que estudiaban allí­ en los años del espanto.
 
A sus 76 años habla sin apoyarse en apunte alguno y con í­mpetu adolescente. El autor de ‘Limits to Capital’ (1982) enfrenta con simpleza y al hueso a un público mayoritariamente joven y arranca desde su particular perspectiva analí­tica y temática sobre las razones y movimiento de la crisis económica mundial.
 
“Las tendencias a las crisis tambiíén circulan geográficamente. Nunca ha existido una crisis capitalista que no comenzara en algún lugar y que de allí­ se expandiera a otros. En este caso, el origen de la crisis estaba ubicada en los mercados de vivienda, principalmente en algunas partes de EE.UU., como California, Arizona, Florida, Georgia. Existen otros sitios donde la crisis se ha manifestado, como España, Irlanda, Portugal. Esa ubicación social y sectorial de la crisis indicaba que contení­a una dimensión urbana. Aquí­ deberí­a pensarse en las relaciones entre la urbanización, la formación de la crisis y la resolución de la crisis. Sin embargo, no hay bibliografí­a sobre esta cuestión ni desde la perspectiva marxista ni desde la convencional”, dice en un inglíés rápido y coloquial, y añade que “Por ejemplo, el Informe de Desarrollo 2009 del Banco Mundial se concentró en asuntos de urbanización, realizando todo tipo de recomendaciones respecto de cómo la financiación de las viviendas deberí­a organizarse, y cuán importante era securitizar las hipotecas y transferirlas a todos los lugares del mundo. Publicaron esto sin decir absolutamente nada sobre la crisis que acababa de desatarse. Por ello escribí­ un breve libro sobre la historia de la organización y su conexión con la historia de la gestación de la misma crisis. Durante la investigación me encontríé con una solución muy interesante del Banco de la Reserva Federal de San Francisco que señalaba que los norteamericanos salen de las depresiones y recesiones tí­picamente construyendo viviendas y llenándolas de cosas. El documento del BM expresa que la urbanización no es una fuente de la crisis, sino que, por el contrario, en Estados Unidos la urbanización se vio siempre como una solución a la crisis. Pero ocurre que al permitir salir de las crisis, la urbanización tambiíén las produce.”
 
Una explicación a la mano
 
Quien refrenda con su actividad intelectual el compromiso con el ambientalismo militante y radical, procura con un ejercicio sencillo dar cuenta de las aristas más complejas del desarrollo capitalista y sus puntos de quiebre. Así­ Harvey afirma que “Los capitalistas comienzan el dí­a con cierta cantidad de dinero. Van al mercado, compran medios de producción, materias primas, máquinas y fuerza de trabajo. Combinan trabajo, medios de producción y tecnologí­a que crean un producto que luego se lleva al mercado, se vende al precio original más el valor excedente o ganancia. Ese proceso tiene muchas barreras potenciales. Y las crisis están ligadas a una de estas barreras. Por ejemplo, cuando los capitalistas van al mercado y quieren comprar medios de producción se encuentran con que no hay energí­a o existen problemas con el suministro de materias primas, etc. Entonces surge una crisis. ¿Y quíé pasa cuando no hallan suficiente mano de obra o el trabajo está bien organizada y no quiere trabajar salvo ciertas condiciones? Ocurre otra crisis. Yo creo que la crisis de fines de 1960 e inicios de 1970 es de trabajo. La mano de obra organizada era demasiado poderosa, y los capitalistas decidieron no invertir, castigando el trabajo como Pinochet en Chile, Reagan, Thatcher. Asimismo, existe una crisis cuando las materias primas quieren venderse, pero no encuentran un mercado. Esto es parte de la larga historia de las crisis del capitalismo. Y cada crisis que acontece tiene una combinación especial de los elementos señalados. En el caso del punto de crisis en el trabajo ocurre un problema de demanda. ¿Cómo la gente tendrá suficiente dinero para comprar el producto si los salarios están deprimidos?”
 
 David Harvey fundó el concepto de ‘acumulación por desposesión’ (enriquecimiento capitalista a travíés de la explotación y privatización de todos los recursos naturales, servicios básicos y derechos sociales). Y prosigue su exposición sobre el proceso de reproducción del capital condensado simbólicamente en un dí­a, expresando que “La cuestión es que tiene que haber más de lo que habí­a al comienzo del dí­a. Es decir, el capitalismo es crecimiento; debe incrementarse para sobrevivir. Si no aumenta, hay crisis. ¿Quíé pasa hoy? Se observa que parte del mundo no está creciendo, como Europa, Japón, Estados Unidos. En buenas cuentas, el sistema capitalista está comprometido con el crecimiento desde alrededor de 1750. La tasa promedio de crecimiento por año, según cualquier medición, es de 2,25% anual. En la coyuntura, uno ve una suerte de fetiche asociado a un crecimiento de un 3% al año. Es decir, ese porcentaje resultarí­a el mí­nimo de crecimiento aceptable. Pero pasa que hace unos 150 años aproximadamente, se observa que ese crecimiento es compuesto. Esto es que para crecer en 1970 hací­a falta 0,4 trillones de dólares de nueva inversión. Ahora demandarí­a 1,5 trillones de dólares de nueva inversión capaz de generar utilidades. En 20 años más se precisarán 3 trillones de dólares. Y en la medida que pasa el tiempo, las oportunidades se vuelven más difí­ciles de encontrar. Entonces se puede advertir un enorme estríés en la lógica del ‘sí­ndrome de crecimiento’. Se está en presencia de un enorme reto para continuar el crecimiento, y en los últimos 30 años ha habido una corriente de dificultades para localizar nuevas oportunidades de crecimiento, incluso con la apertura de China y Rusia. ¿Quíé queda entonces para mantener los mismo niveles de crecimiento?”
 
El autor de ‘The Condition of Postmodernity’ (1989), se contesta que “Ese 3% de crecimiento requiere que los capitalistas respondan quíé harán con la utilidad al final del dí­a. Atrapados en la competencia, si los capitalistas no crecen pierden el negocio. Y las presiones competitivas no se dan entre capitalistas individuales, sino tambiíén entre naciones. En la actualidad, todos los paí­ses quieren ser más competitivos que los demás, pero eso no es posible. En esta dinámica, hay ganadores y perdedores.”
 
La deuda
 
“Al final del dí­a, ¿de dónde proviene la mayor demanda, aquella que no estaba allí­ al comienzo?”, se pregunta David Harvey y casi sin respiro indica que “Hasta finales del siglo XIX la respuesta estaba en el imperialismo colonialista. Pero ya no existen residuos no capitalistas ni feudalismo en el mundo. Entonces, supongamos que vivimos en una sociedad donde sólo hay capitalistas y trabajadores, dos clases. Al final del dí­a, los trabajadores o los capitalistas tienen que crear esa demanda extra. Pero en concreto, no pueden ser los trabajadores porque están sufriendo la depresión, por tanto los capitalistas tienen que aportar su propia demanda. En consecuencia, los capitalistas están obligados a originar ese superávit. Entonces, la demanda al final del dí­a es aportada por la demanda que va a ocurrir mañana. Y la expansión de mañana es la que barre con el superávit de ayer. El único problema es que hay una brecha de tiempo. ¿De quíé manera se cubre esa brecha de tiempo? A travíés del sistema crediticio. El capitalista no compra la materia prima, sino que establece un pagaríé que significa un compromiso de pago. La historia del capital es igual a la historia de la acumulación de deuda. De lo contrario no hay capitalismo posible. Por eso, más allá de la propaganda, los capitalistas nunca van a terminar con la deuda porque es un argumento polí­tico central del sistema. Y no tiene que ver con la economí­a. ¿A dónde va ese superávit? Se pueden producir nuevas cosas, ¿pero quíé ocurre cuando el mercado se satura?”
 
Para ilustrar de mejor modo su posición, Harvey manifiesta que “Cuando se mira la historia de 1920 y su recesión en EE.UU., se registra una repentina explosión de la industria de la construcción de casas y ciudades, lo que provoca una onda poderosa de urbanización. Allí­ está la primera ola de la producción automovilí­stica y el inicio del rediseño de las ciudades norteamericanas, absorbiendo mucho capital. Pero se construye ahora y el í­ndice de retorno se resuelve en alrededor de 15 años despuíés. En 5 años, los precios de las casas en Florida aumentaron 8 mil por ciento. Se inventaron los ascensores y los rascacielos. Pero luego de unos 7 años se advirtió la existencia de una sobre inversión y se produjo un crash. Y lo que ahora se ha descubierto es que 18 meses antes de la caí­da de Wall Street en 1999, el mercado de propiedades en Norteamíérica habí­a caí­do justo dos años antes de la debacle del mercado de acciones. Ello se traduce en un gran desempleo en la industria de la construcción (en 1930, la mitad de la fuerza de trabajo empleada en la construcción se despeñó un 50%). Por eso, en la íépoca, el Presidente Roosevelt intentó establecer un sistema de inversión pública en torno a la infraestructura, edificación de carreteras, diques, represas; y asimismo, se empeñó en reformar las finanzas de las viviendas. Antes de 1930 era muy difí­cil conseguir críédito para viviendas. Sin embargo, pronto apareció un conjunto de instituciones financieras que permití­a la obtención de críéditos hipotecarios por 30 años. Por este medio se trató de salir de la crisis, pero no dio resultado porque los trabajadores no tení­an empleo. Al final de la Segunda Guerra Mundial, EE.U.U. se enfrentó a un problema de proporciones. ¿Volverí­an las condiciones de 1930? Mucha gente que regresó de la guerra y habí­a luchado, sabí­a perfectamente usar armas. Y existí­a un temor real en Norteamíérica vinculado a la incertidumbre de que los soldados vueltos de la guerra no encontraran empleo y, a diferencia de 1930, el descontento social adoptara formas más violentas. La solución que ofreció el capitalismo fue la suburbanización. Ella fue una medida de pacificación social, una solución polí­tica. Sobre esa iniciativa se fundó el ‘sueño americano’ y todas las manifestaciones culturales e ideológicas que de medidas materiales surgieron. Pero a fines de 1970 ocurrió una fuerte caí­da de los mercados de la vivienda. La solución de 1945 ya en la díécada de los 70’ era un problema. Por eso se decidió repoblar el centro de las ciudades que habí­an sido abandonadas y revolucionar el mercado de consumo mediante mercancí­as de corta duración.”
 
El creador en 1996 de ‘The New Imperialism’ termina su alocución con pedagógica ironí­a cuando dice que “En la díécada de los 80 hubo una crisis en los mercados de propiedades donde quebraron más de mil instituciones financieras. Se denominó ‘la crisis de ahorros y príéstamos’, que redundó en la bolsa en los 90’. Entonces comenzó un proceso de financiación de hipotecas dirigido a personas que no podí­an pagarlas. ¿Si la tasa de retorno en la producción es de un 3% y en la especulación financiera es de un 40 a 50%, dónde se invierte el excedente capitalista?”
 
Octubre 5 de 2011


•... “Todo el mundo quiere lo máximo, yo quiero lo mínimo, poder correr todos los días”...
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