Por... GILLIAN WONG
BEIJING -- El presidente chino aprovechó el domingo el centenario de una revolución que puso fin al ríégimen imperial para instar a un acercamiento con Taiwán, diciendo que ambas naciones deben trascender sus divisiones históricas y enfocarse en los intereses comunes económicos y culturales.
Durante una ceremonia en el Gran Salón del Pueblo en Beijing, Hu Jintao afirmó que China y Taiwán deberían poner fin a los antagonismos, "cicatrizar las heridas del pasado y trabajar juntos para concretar el gran rejuvenecimiento de la nación china".
"Lograr la reunificación por medios pacíficos sirve los intereses fundamentales de todos los chinos, incluso nuestros compatriotas en Taiwán", dijo Hu y agregó que las dos partes deberían aumentar la competitividad económica, promover la cultura china y cimentar una identidad nacional común.
El presidente Hu buscó trascender la retórica amenazante que ha caracterizado la respuesta de China a la negativa de Taiwán a unificar la isla con el territorio continental. Su gobierno ha hablado de poner fin al estado de hostilidad con Taiwán.
Las tensiones tambiíén se han aliviado desde que el presidente de Taiwán, Ma Ying-jeou, facilitó varios acuerdos comerciales que vinculan la economía taiwanesa de alta tecnología con los lucrativos mercados chinos.
El domingo, un gran cartel con la imagen del fundador de la China moderna, Sun Yat-Sen, dominaba el escenario delante del cual se sentaron actuales y ex líderes de China, incluso el retirado presidente Jiang Zemin, quien hizo una inusual presentación pública meses despuíés de conjeturas de que estaba agonizante.
La ceremonia en Beijing conmemora el levantamiento armado del 10 de octubre de 1911 de los rebeldes del líder revolucionario Sun contra una guarnición de la dinastía Qing.
El ataque puso en marcha un proceso que terminó con la destitución del ríégimen imperial y despertó esperanzas de que China pudiese emerger de un siglo y medio de humillación nacional que había sufrido a manos de potencias extranjeras.