El viernes, tras el Consejo de Ministros, Elena Salgado volvía a repetir que el Gobierno cumplirá a rajatabla los objetivos de díéficit, que contemplan un 6 por ciento para este año, bajando desde el 11,1% de 2009 y el 9,2% en 2010, para lograr un 4,4% en 2012.
Unas declaraciones con las que la vicepresidenta económica salía al paso de los recientes varapalos asestados a España por las agencias de rating Fitch y Standard & Poor's, y un día despuíés de que el periódico Financial Times publicara que "la combinación de un perezoso crecimiento, el despilfarro de las comunidades autónomas y la proximidad de las elecciones generales del 20 de noviembre ya ha hecho descarrilar uno de los más ambiciosos planes europeos de consolidación fiscal".
Pero no hay que irse tan lejos; en nuestro país tambiíén suben de tono las voces que alertan de nubarrones sobre las cuentas públicas.
Seis meses "perdidos"
"No se va a cumplir, ni de lejos, el objetivo de díéficit del Gobierno para 2011", afirma rotundo íngel Laborda, director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), despuíés de analizar los datos de la Contabilidad Trimestral No Financiera de los Sectores Institucionales (CTNFSI) del segundo trimestre.
"A finales de 2010 el díéficit estaba en el 9,3%, y acabada la primera mitad de 2011, es del 9,%. Como ya se sabe que el díéficit del Estado se redujo un 19%, deduzco que el resto aumentó un 50%, con lo que mi conclusión es que será difícil que el díéficit baje del 8%", detalla Laborda, quien tiene tan claro que el Gobierno central cumplirá su parte, como que las autonomías y ayuntamientos serán "los culpables de esa desviación de 1,5 ó 2 puntos sobre el 6 por ciento previsto".
Una idea con la que coincide el tambiíén economista Lorenzo Bernaldo de Quirós, presidente de Freemarket Corporate Intelligence. "El objetivo del 6% es absolutamente imposible, por tres razones: el PIB no crecerá el 1,3% previsto por el Gobierno, sino el 0,5-0,7% en el mejor de los casos; el conjunto de las comunidades autónomas va a aportar más díéficit, y la Seguridad Social puede acabar el año con un desfase del 0,5%. Esto lleva a un díéficit del 7,5 o incluso 8%", sentencia Bernaldo de Quirós, para quien el Gobierno de Zapatero "no tiene capacidad ni credibilidad para adoptar medidas contundentes contra el díéficit".
El presidente de Freemarket Corporate Intelligence va más allá: "El nuevo Gobierno tiene ante sí una tarea titánica para llevar el díéficit al 4,4% en 2012. Eso, contando con que no aflore deuda oculta", como en Castilla-La Mancha o Cataluña. Tres son los problemas que, para Bernaldo de Quirós, debe resolver el Gobierno que salga de las urnas el 20 de noviembre: "Reducir el díéficit público para hacer sostenibles las finanzas; recortar el gasto estructural (empleo público en sentido amplio, privatizar todo lo que se pueda, Ley de estabilidad presupuestaria; garantizar el ajuste en ayuntamientos) y reformar el Estado de Bienestar (copago sanitario, exclusión de ciertos tratamientos...)".
Plan de choque fiscal
Fernando Fernández, profesor de IE Business School, no se anda por las ramas. "Me parece imposible llegar al objetivo del 6% sin medidas adicionales de recorte o subida de impuestos, ya que las cuentas no financieras de INE hasta finales de julio muestran que estamos ya en un díéficit del 7,7% anualizado, que es realmente un 8,5%. Así que, ¿cuánto ajuste pueden hacer las comunidades autónomas de aquí a finales de año? Yo creo que vamos a un díéficit cercano al 8%".
Con las cifras pisándonos los talones, ¿se puede recortar aún más de aquí a fin de año? Fernando Fernández sostiene que este Gobierno "podría promulgar un Decreto de no disponibilidad para no gastar nada de aquí a fin de año, y aun así no recortaríamos al 6%". La otra opción, subida de impuestos, no parece probable estando las elecciones de por medio.
Otras vías de atajar el díéficit serían meter la tijera al gasto autonómico, "pero la magnitud del ajuste exige diseñar un plan de choque fiscal serio y tocar tambiíén las tasas universitarias y el copago".
Jordi Fabregat, director del Máster de Finanzas de Esade, es otro economista convencido de que las previsiones de Salgado no se cumplirán. "Ni el PIB va a crecer el 1,3%, ni el díéficit bajará al 6%. Ojalá nos quedáramos en el 7%, íése sería un buen dato de cara a los inversores internacionales, porque indicaría que lo estamos haciendo en serio; pero con los díéficits autonómicos, estaremos cerca del 8%". Con este panorama, el ajuste gordo quedará para el nuevo Gobierno, que debería acometer una subida del IVA, porque con Sociedades, si la economía no repunta, se recauda muy poco".
Para Josíé Ignacio Conde-Ruiz, profesor en la Universidad Complutense, es urgente "abordar el díéficit estructural de España, del 3-4%, que lastra cualquier reequilibrio presupuestario. Para ello, habría que aumentar la presión fiscal con una reforma global". Para este experto, aparte de subir el IVA y los impuestos especiales, se trata de optimizar el sistema impositivo, porque, por ejemplo, en Sociedades, los marginales son muy altos en comparación con otros países, pero se recauda poco, por lo que habría que ampliar las bases, quitar deducciones fiscales, etc.".
Conde-Ruiz espera desviaciones del díéficit, pero no se atreve a dar una cifra. En su opinion, el Gobierno central sí va a cumplir, "pero las autonomías, que deben reducirlo al 1,3%, están ya en el 1,2; no parece que lo vayan a conseguir".
Otro economista de la Complutense, el profesor Fernando Míéndez Ibisate, avanza que habrá "dos niveles de díéficit: el oficial y declarado, que se desviará unas díécimas y puede rondar el 6,7%; y el díéficit real, que sólo se conocerá cuando coja las riendas el nuevo Gobierno y que será del 8% o incluso mayor". Y detalla: "Los ingresos del Estado se han hundido (Sociedades e IVA) y se prevíé que en el tercer y cuarto trimestre el crecimiento del PIB sea del 0-0,5%. Aun así, el Gobierno central cumplirá su objetivo (4,4 %) y tambiíén lo hará la Seguridad Social, pero a las autonomías las cuentas no les salen".
Jesús Fernández-Villaverde, profesor de Economía en la Universidad de Pensilvania y colaborador de Fedea, aventura que "el escenario central de díéficit se acerca más al 7,5% que al 7%". Entre las medidas para recortar díéficit, "queda poco remedio excepto subir bastante el IVA y los impuestos especiales", pronostica este experto, para quien es preciso "eliminar distorsiones en el sistema impositivo, simplificar la estructura del impuesto".
