La multiplicación de los nuevos ricos y el aumento de profesionales de inversiones huíérfanos por la consolidación bancaria en Brasil hicieron florecer las casas especializadas en administración de fortunas, denominadas "family offices".
í“rganos reguladores están cerrando el cerco ahora sobre los llamados gestores de patrimonio financiero, para evitar la proliferación desordenada de esa actividad.
"Existe mucha gente en la informalidad", resumió George Wachsmann, presidente del Comitíé de Gestores de Patrimonio Financiero de la Asociación Brasileña de Entidades de los Mercados Financiero y de Capitales (Anbima).
La preocupación tiene motivos. El segmento, que surgió en Brasil hace cerca de una díécada, tiene actualmente una cartera calculada en más de 100,000 millones de reales (57, 803 millones de dólares), según estimaciones de especialistas.
La Comisión de Valores Mobiliarios (CVM) informó que estudia una reforma a la norma que regula a los administradores de carteras, para incluir actividades específicas de gestión de recursos de terceros.
Al mismo tiempo Anbima, que a comienzos de año lanzó un código de autorregulación, busca elevar el número de asociados antes de crear una base de datos del sector.
En un comienzo se trataba de firmas creadas para administrar las inversiones de una familia en una empresa.
Son casos como los de Península Participacoes, de la familia Diniz que dirige Grupo Pí£o de Aí§úcar , o la de Janos, formada para cuidar de la participación de las familias Seabra, Leal y Passos, socios de la fabricante de cosmíéticos Natura .
Pero la actividad, conocida hoy como "single family office", se desarrolló y se ramificó. La propia Janos dio origen a Pragma, uno de los íconos del mercado de "multi family offices", oficinas que atienden a varios clientes.
Según estimaciones de Anbima, existen en el mercado más de 100 de esas empresas, incluso extranjeras. Sin embargo, sólo 19 forman parte del comitíé de autorregulación del segmento de Anbima y cerca de 30 se adhirieron al código de la entidad.
Padrón Mínimo
La mayoría de los clientes de las family offices son familias que vendieron parte o todas las acciones de una empresa en la bolsa de valores o a inversores estratíégicos, como fondos de capital privado.
En la última díécada abrieron su capital a la Bolsa de Valores de Sao Paulo más de 100 empresas, la mayoría con su origen en el control familiar.
La preocupación de los reguladores tiene que ver no sólo con el crecimiento de las instituciones, sino tambiíén con su diversificación.
Existe una oferta de servicios jurídicos, tributarios y contables, todas actividades cuyos profesionales son sujetos a certificaciones específicas.
Para Wachsmann, en tanto, el objetivo de los reguladores no es restringir la actuación del sector.
"No queremos sacar a nadie del mercado, sino sólo crear un padrón mínimo de conducta", aseguró.
Esa realidad no es sólo local. En Estados Unidos, Family Office Exchange estima que sólo un tercio de las cerca de 9,000 entidades del ramo en ese país son formales