A medida que se aproxima la cumbre del Eurogrupo, el próximo domingo, las críticas y los temores del sector bancario español se van acrecentando.
Desde las entidades, además, se recuerda que el Gobierno no sólo ha animado a la banca acudir a la compra de deuda pública española en los últimos tiempos, sino que sigue, hoy en día, presionando a las entidades para que adquieran emisiones del Tesoro, cuando está sobre la mesa de negociaciones una reducción del valor de la deuda española del 20%, que dejaría al sector con unas fuertes necesidades de capitalización (unos 40.000 millones para las cuatro grandes entidades) y abriría una caja de los truenos para el sector de difícil evaluación.
El esfuerzo del Gobierno por tener un volumen notable de compradores españoles de deuda se debe a la paulatina retirada de los inversores extranjeros, que necesita compensar.
Así, en enero pasado los tenedores extranjeros de letras atesoraban casi la mitad del total, el 49,2%, mientras las entidades de críédito españolas tenían el 30,1% . Los extranjeros, en ese primer mes del año, tenían el 44,1% de los bonos y obligaciones, mientras que el porcentaje en poder de la banca española era del 28,4%.
Seis meses despuíés se observa como el Tesoro se ha visto forzado a apoyarse más en la demanda nacional, ya que las letras en poder de los no residentes ha pasado al 37,1%, 12 puntos menos, lo que ha propiciado que la banca española tenga el 39,6%. En cuanto a bonos y obligaciones, las entidades españolas han subido su presencia en tres puntos, hasta 30,9%, mientras los extranjeros bajaban algo más de cuatro puntos, hasta 40,3%.
El esfuerzo extra por invertir en deuda española, sin embargo, se puede convertir en un castigo para sus balances y sus cuentas si la EBA sigue con sus planes de aplicar una quita de valor a la deuda española, lo que sólo podría impedirse con una firme negociación por parte de España.
Inflexibilidad
En ese sentido, el PP tambiíén presiona para que el Gobierno se muestre inflexible en el Eurogrupo sobre la valoración de la deuda. El propio Rajoy desveló, durante una visita al País Vasco, que había mantenido una conversación con el presidente del Ejecutivo, Rodríguez Zapatero, para pedir que "no acepte ningún ajuste de valor en la deuda española".
El líder del PP aseguró que la cita del próximo día 23 es "capital" para los intereses españoles. Afirmo que confía en que Zapatero "díé la batalla" en la defensa de los intereses de España y de su solvencia, y que no se ponga en duda que nuestro país pagará su deuda.
"Si se pone en tela de juicio su capacidad para pagar", aseguró, aumentarían los problemas, ya que los intereses para refinanciar la deuda serían más altos y haría más dura la salida de la crisis. Rajoy tambiíén manifestó que, por todo ello, le ha trasladado el "pleno apoyo" de su partido