Estados Unidos deportó a cerca de 400,000 inmigrantes ilegales en el año fiscal 2011, la mayor cifra desde que Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por su sigla en inglíés) fue formado hace ocho años.
Cerca de 396,906 ciudadanos extranjeros fueron deportados en el año fiscal que terminó el 30 de septiembre, dijo el martes la agencia.
Esto se compara con los cerca de 393,000 deportados en el año fiscal 2010.
La cifra muestra los problemas que ha enfrentado el presidente Barack Obama en sus intentos por disminuir las deportaciones, que han estado aumentando a un ritmo constante, y su deseo de formular una política de inmigración más popular antes de las elecciones del 2012.
La inmigración ilegal es un tema político divisivo en Estados Unidos. Más de 11 millones de indocumentados viven y trabajan en el país, según el Pew Hispanic Center.
Estados como Arizona y Georgia, entre otros, han intentado promulgar sus propias leyes para perseguir a los inmigrantes ilegales, afirmando que el gobierno federal ha hecho muy poco por detenerla.
Si bien Obama ha fracasado hasta el momento en sus intentos para que el Congreso apruebe una detallada reforma al sistema de inmigración, ordenó en agosto al Departamento de Seguridad Nacional que priorice la deportación de personas que enfrenten cargos criminales -una medida vista por analistas como una manera de tranquilizar a los defensores de leyes de inmigración más liberales.
En la elección del 2008, un 67% de los hispanos votó por Obama en lugar de su rival republicano John McCain.
"El total de este fin de año indica que estamos logrando avances, sacando del país a más fugitivos, criminales convictos, personas que han cruzado recientemente la frontera y grandes violadores de las leyes de inmigración que nunca antes", dijo John Morton, director del ICE.
Poco más de la mitad de los expulsados del país habían sido hallados culpables de crímenes relacionados con el narcotráfico, manejar bajo la influencia del alcohol o narcóticos o delitos sexuales.
Un poco más de 142,000 de las deportaciones fueron inmigrantes que la agencia describe como "personas que han cruzado recientemente la frontera" o aquellos que han violado repetidamente la ley de inmigración.
La agencia atribuyó la mayor cantidad de deportaciones a la ampliación de programas como Comunidades Seguras, donde las autoridades locales envían las huellas digitales de los arrestados al ICE. El programa ha crecido bajo el Gobierno de Obama desde 14 jurisdicciones a más de 1,300.