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Autor Tema: Los guríºs ya no son lo que eran  (Leído 156 veces)

Rubican

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Los guríºs ya no son lo que eran
« en: Octubre 20, 2011, 08:13:44 pm »
Por  Matthew Lynn   

    La vejez se anuncia mediante varias señales bien conocidas: los policí­as parecen más jóvenes, la música pop es una porquerí­a y cada vez cuesta más entender por quíé todo el mundo quiere ese nuevo artilugio que vuela de las estanterí­as. Pero hay otra señal con la que no contaba, que los gurús del capital tampoco son lo que eran. Bill Gross, la estrella de Pimco, pide disculpas a los clientes por sus errores.

    En las últimas semanas hemos descubierto que John Paulson, uno de los pocos gestores de dinero cuya reputación mejoró tras la debacle de las hipotecas basura, es tan falible como los demás. Y aquí­ en Londres, uno de los gestores de fondos más conocidos del paí­s, Anthony Bolton, de Fidelity, se las ve y se las desea con un fondo de inversiones muy publicitado.

    Por lo visto, ya nadie puede ganar dinero como lo hací­an grandes nombres como George Soros, Warren Buffett o Julian Robertson. Tal vez sea mala suerte. O, tal vez, algo más interesante está pasando.

    Quizá estemos entrando en una era en la que ya no hay verdaderos gurús del capital, definidos como aquellas personas excepcionales, que son capaces de ganar al mercado una y otra vez. Y es que estamos en un mercado bajista a lo japoníés que podrí­a durar 30 años. Y tambiíén es porque los mercados los dirigen los poderes polí­ticos (y aunque algunos personajes muy listos son capaces de interpretar bien los mercados, nadie es capaz de comprender los sistemas polí­ticos).

Dos ví­ctimas ilustres

    La volatilidad de los últimos meses ha causado varias ví­ctimas de alto nivel. La mega apuesta de John Paulson contra las hipotecas basura le convirtió en una estrella del sector de la inversión (y en uno de los hombres más ricos de los últimos años). La revista Forbes calcula su valor neto en 15.500 millones de dólares.

    Sin embargo, este mes los fondos que gestiona Paulson & Co. han acusado píérdidas importantes. Su fondo dedicado a invertir en oro perdió el 16 por ciento en septiembre, mucho más que la caí­da del 11 por ciento en el precio del metal. Su fondo de recuperaciones perdió el 14 por ciento ese mismo mes y ha bajado un 31 por ciento este año. El Fondo Paulson de Ventajas ha bajado algo más en lo que va de año.

    Las cifras son decepcionantes para cualquier gestor de dinero, pero para una estrella como Paulson, son una catástrofe. En el Reino Unido, Anthony Bolton ha sido uno de los pocos gestores de dinero que ha contado con seguidores fieles.

    Su fondo de Fidelidad para Situaciones Especiales generó una rentabilidad por encima de la media durante años. Cuando abandonó la jubilación el año pasado para lanzar el nuevo fondo de inversiones Fidelidad para Situaciones Especiales en China, los inversores se lanzaron en estampida hacia el nuevo vehí­culo.

    ¿Bolton y China? ¿Un seleccionador estrella de tí­tulos en la economí­a de mayor crecimiento del mundo? ¿Quíé podrí­a salir mal? Pues, por lo visto, mucho. La semana pasada, el precio de las acciones habí­a caí­do un 37 por ciento en lo que va de año, frente al bajón del 28 por ciento de su í­ndice de referencia, MSCI China.

    Hemos mencionado dos nombres de alto nivel, pero tanto en el campo de los gestores tradicionales de fondos como los fondos de cobertura, la rentabilidad ha sido decepcionante. Los fondos de cobertura perdieron una media del 5,2%  en septiembre, según un estudio de Bank of America.

¿El fin de los gurús clásicos?

    Hasta ahora, siempre habí­a unos cuantos gurús del capital que parecí­an tener un toque mágico. Gestores de dinero como Buffett, Soros o Robertson (el fundador de Tiger Management) navegaron por los mercados con seguridad durante los ochenta y noventa.

    Es cierto que su rendimiento no fue infalible y hubo algún que otro año malo, pero permanecieron durante más de dos díécadas, ganando al mercado con una constancia que sugerí­a algo más que buena suerte. Por el camino, atrajeron a ejíércitos de inversores leales, que les vigilaban a cada paso. Pensaban que si seguí­an a Soros o a Buffett, no se podrí­an equivocar mucho. Y por lo general tení­an razón.

    Ya no queda nadie como ellos. De vez en cuando una figura como Paulson brilla con un reclamo espectacular, la gente empieza a pensar que podrí­a ser el nuevo Soros, pero justo despuíés tiene un año decepcionante y su reputación se desvanece. Tal vez sea sólo mala suerte. Hasta los mejores inversores tienen de vez en cuando un año podrido. Y hasta los más tontos tienen razón alguna vez.

La polí­tica mueve los mercados

    Pero queda otra posibilidad más interesante. ¿Y si los gurús del capital ya no fueran capaces de ganar constantemente al mercado? ¿Es posible? Hay varias razones que lo justifican. En primer lugar, parece que hemos entrado en un mercado bajista a lo japoníés que podrí­a prolongarse durante veinte o treinta años. En Gran Bretaña, el í­ndice FTSE-100 alcanzó su punto álgido (6.930) allá por diciembre de 1999. Doce años despuíés, se sitúa por debajo de 5.400 y tambalea. Nadie cree realmente que se puedan recuperar aquellos máximos históricos en uno o dos años.

    El í­ndice alemán DAX batió su propio ríécord (8.136) en marzo de 2000, volvió a superar la barrera en 2007 y acto seguido se hundió. Lo mismo ocurrió con el Dow y el S&P 500. En realidad, llevamos más de una díécada en un mercado bajista que no tiene visos de acabarse en un futuro próximo. En un mercado bajista, es prácticamente imposible superarse: un año se tiene suerte, el siguiente nos hundimos.

    En segundo lugar, los mercados financieros están dirigidos por polí­ticos. Que los bancos centrales impriman dinero o los gobiernos rescaten bancos es lo que decide si los precios de los activos suben o bajan. Las decisiones tomadas en los congresos y senados cuentan mucho más que lo que se decide en los consejos de administración. Y eso marca una diferencia.

    Aunque unos cuantos son capaces de predecir las tendencias en los mercados libres, es imposible prever lo que harán los sistemas polí­ticos porque son inestables por naturaleza y, por lo tanto, impredecibles. La cruda realidad es que ni los seleccionadores más avezados pueden ganar dinero en esos mercados. Y eso sugiere, preocupantemente, que no queda mucha esperanza para el resto de los mortales.

Foro de bolsa, un saludo.


¡Se nos va de las manos!