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Autor Tema: EEUU: Cae en la depravación...  (Leído 200 veces)

OCIN

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EEUU: Cae en la depravación...
« en: Octubre 25, 2011, 11:08:05 am »
Por...  John Kozy


La íética protestante, definió una vez el carácter americano. Sociólogos la proclamaron como responsable del íéxito del capitalismo en el norte de Europa y Amíérica, pero la íética protestante y el capitalismo son incompatibles, y el capitalismo en última instancia, causó la el abandono de la íética protestante.

Hay un nuevo espí­ritu que la íélite gobernante malentiende. El espí­ritu de la "gran oportunidad", el "gran premio", la "próxima gran idea." El antiguo camino lento y pausado hacia el íéxito es ahora anatema. Junto con la próxima gran idea comercial viene un nuevo modelo del sueño americano. Todo lo que importa es el dinero. Teniendo en cuenta esa actitud, algunos en Estados Unidos expresan preocupación moral. La riqueza se ha vuelto la propia recompensa, que vale más aún que nuestra propia destrucción. Y si no ha aún sucedido, sucederá seguramente pronto.

Sospecho que la mayorí­a de la gente le gusta creer que las sociedades, no importa cuan bajos sus orí­genes, se mejoran con el tiempo. Lamentablemente la historia desmiente esta idea, hay a menudo sociedades que empeoran con el tiempo. Los Estados Unidos de Amíérica no son una excepción. Su origen no fue muy benigno y ahora desciende a una región de depravación rara vez igualada, aún por las peores naciones de la historia.

A pesar de que es imposible encontrar números sólidos para probar que la moral en los Estados Unidos ha disminuido, la evidencia anecdótica está en todas partes a la vista. Casi todo el mundo puede citar situaciones en las que se sacrificó el bienestar de la gente para beneficiar instituciones públicas o privadas, pero parece imposible citar un solo ejemplo de una institución pública o privada, sacrificada por el bien de la gente. Si la moralidad tiene que ver con el trato entre las personas, es legí­timo preguntarse si la moral juega un papel en lo que sucede en Estados Unidos? La respuesta parece ser: "En ninguna parte!" Que ha sucedido en los Estados Unidos para explicar la actual epidemia de acusaciones sobre que la moral en los Estados Unidos se ha derrumbado? Bueno, la cultura ha cambiado drásticamente en el último medio siglo, eso es lo que pasa.

í‰rase una vez en Amíérica, una definición del carácter norteamericano en tíérminos de lo que se llamó la íética protestante. El sociólogo Max Weber, atribuyó a esa el íéxito del capitalismo. Por desgracia Max se equivocó, totalmente. El capitalismo y la íética protestante son incompatibles entre sí­. Ninguno puede ser responsable del otro.

La íética protestante (o puritana) se basa en la idea de que el trabajo duro yla frugalidad son dos importantes consecuencias de ser de los elegidos de la cristiandad. Si una persona es muy trabajador y frugal, ella/ íél se le considera como uno de los elegidos. Esos atributos beníéficos, se creí­a, hicieron a los norteamericanos un pueblo más industrioso que los de otros lugares (los protestantes de Europa del Norte se consideraron en un cercano segundo lugar, mientras que los pueblos católicos del sur de Europa se les vio como negligentes.) Algunos afirman que ahora estamos siendo testigos de la decadencia y caí­da de la íética protestante en las sociedades occidentales. Como la íética protestante tiene una raí­z religiosa, esa caí­da se atribuye a un aumento de la laicidad. Pero el argumento tiene más peso en Europa que en Estados Unidos, donde el fundamentalismo protestante aún tiene un gran número de seguidores. Así­ que debe haber alguna otra explicación para el descenso. Sin embargo, la creciente secularización hace afirmar que el laicismo destruye los valores religiosos, junto con los valores morales que enseña la religión. Hay otra explicación.

En la Amíérica colonial del siglo 17, la economí­a era agraria. El trabajo duro y la frugalidad se ajustaban perfectamente a ese tipo de economí­a. Pero los Estados Unidos ya no son agrarios. La economí­a estadounidense de hoy se define como capitalismo industrial. Las economí­as agrarias rara vez producen más de lo que puede consumir, pero las economí­as industriales lo hacen todos los dí­as. Así­ que para mantener un funcionamiento una economí­a industrial, el consumo no sólo debe ser continuo, sino que debe aumentar continuamente.

Dudo que haya un lector que no haya escuchado que el 70% del resultado económico de los Estados Unidos proviene del consumo. Pero el 70% de uno es 0,7, de dos, 1.4, de tres, 2.1, etc. Asi que cuando la economí­a crece a partir de una unidad de PIB hasta dos unidades, el consumo debe crecer de 0,7 unidades a 1,4 unidades. Sin embargo, un continuo incremento del consumo no es compatible con la frugalidad. Una economí­a industrial exige que la gente gaste, gaste y gaste y gaste, mientras que la frugalidad requiere que la gente a ahorre y ahorre. La economí­a estadounidense destruyó la íética protestante y la referencia religiosa en que fue fundada. El consumo conspicuo sustituye el trabajo duro y al ahorro.

En su Riqueza de las Naciones, Adam Smith afirmó que el capitalismo beneficia a todo el mundo, mientras la gente actúa en el propio interíés. Ahora se nos viene a decir que “Mas ahorro y menos deudas puede sonar como un buen plan para salir de la recesión. Pero que si todos hacemos eso, sólo se empeoramos las cosas … que la economí­a necesita que los consumidores gasten liberalmente”. La gran recesión le ha girado a Adam Smith sobre su cabeza, pero ningún economista lo quiere admitir. Un ambiente en que todo el mundo quiere ahorrar, no puede ser propicio para el crecimiento. La producción necesita vender y para eso se necesitan clientes."

El ahorro es (presumiblemente) bueno para las personas, pero es malo para una economí­a que requiere un continuo crecimiento del gasto. Si un economista me hubiese dicho eso en mi cara, yo le habrí­a dicho que eso dice claramente que hay algo fundamentalmente equivocado en la naturaleza de la economí­a; que eso significa que la economí­a no existe para satisfacer las necesidades de las personas, sino que existe para satisfacer las necesidades de la economí­a. Aunque no lo parezca, es un tipo de economí­a que esclaviza a la gente que supuestamente sirven. En efecto, el capitalismo industrial ha perpetuado la esclavitud; ha re-esclavizado a los que fueron una vez emancipados.

Cuando el consumo reemplazo la parsimonia en la mente de los norteamericanos, el resto de la moral se hundió en la depravación. La necesidad de vender requiere “marketing”, que no es sino la guarida de mentirosos. Despuíés de todo, toda esa actividad se basa en el libro de Edward L. Bernays en 1928, “Propaganda”. La cultura estadounidense se ha visto inundada por un tsunami de mentiras. La comercialización es la actividad predominante de la cultura. No se puede aislar a sí­ mismo de ella. Es llevada a cabo por todas las empresas, todos los polí­ticos y todos los medios de comunicación. Nadie puede tener seguridad de que que cualquier persona le está diciendo la verdad. Ningún código moral puede sobrevivir en una cultura de la deshonestidad, y ninguno lo ha hecho!

Despuíés de haber subvertido la íética protestante, la economí­a destruyó cualquier íética que Estados Unidos haya alguna vez promovido. El paí­s se convirtió en una sociedad sin un ethos, una no- sociedad sin algún propósito humano. Los estadounidenses se han convertido en corderos sacrificables en aras de las máquinas. A continuación, hay un nuevo espí­ritu surgido del caos, que la íélite gobernante entiende mal.

Con frecuencia se afirma que Washington ha perdido el contacto con los estadounidenses que gobierna, que ya no entiende a su gente y cómo funciona su cultura común. Washington y la íélite de la nación no se da cuenta, pero la cultura norteamericana ya no diferencia lo bueno de lo malo o el trabajo o duro y la frugalidad de la pereza y el despilfarro. Los estadounidenses de hoy buscan la "gran oportunidad", el "premio mayor", la "próxima gran idea." El sueño americano se ha reducido ahora a "pegarla en grande!" El camino lento y pausado hacia el íéxito es un anatema. Basta ver [pelí­culas como] “American Idol, The X Factor y America’s Got Talent Estados Unidos y mirar las hordas mongólicas que llegan para las audiciones. Estas personas, en su mayor parte, no han trabajado duro para nada. Cuente el número de personas que apuesta a la loterí­a con regularidad. Tales apuestas no requieren trabajo en absoluto. Toda esta gente quiere hacer es pegarla a lo grande. Y que son nuestros hombres de negocios más exaltados? Los empresarios! Los empresarios son, en su mayor parte, una luz que parpadea una vez, aunque haya notables excepciones. El problema con la iniciativa empresarial, es la alta estima en que se tiene. Sin embargo, el único valor que se le atribuye es la cantidad de dinero que hayan hecho. Rara vez se oye algo sobre la forma nefasta en que lo han hecho. Bill Gates y Mark Zuckerberg, por ejemplo, difí­cilmente representan gente con un carácter moral puro, pero en una economí­a sin escrúpulos morales, a nadie le importa, todo lo que cuenta es el dinero que hayan hecho. Teniendo en cuenta esa actitud, ¿por quíé alguien en esta sociedad, deberí­a expresar sus preocupaciones morales? Pocos en Estados Unidos lo hacen. Así­ que, mientras la elite estadounidense todaví­a habla de la necesidad de producir una fuerza de trabajo adecuada a las necesidades de la industria, la gente no quiere nada de eso.

La íélite lamenta a menudo el fracaso del sistema educativo americano y tratan de arreglarlo sin íéxito desde hace varias díécadas. Pero si piensa que muchos de los empresarios más exitosos abandonaron la universidad, ¿cómo se va a convencer a los jóvenes de que una educación universitaria es un esfuerzo que vale la pena? Como Bill Gates, Steve Jobs, y Mark Zuckerberg han demostrado, aprender a escribir software no requiere un tí­tulo universitario. Tampoco ganar la loterí­a o un obtener un lugar en American Idol. Ser escogido por la NFL [Nacional Football Association] puede requerir una temporada en la universidad, pero no requiere un grado. Todo lo que lo empresarial requiere es una nueva idea comercial.

Entretenimiento y deportes, loterí­as y juegos, productos de consumo que la gente no ha necesitado por millones de años, son ahora la sustancia de la cultura americana. Pero no son sustancia, son la pelusa, no pueden formar la base de una sociedad estable, próspera y humana. Se trata de una cultura regida por sólo un atributo. Riqueza, mal habida o no!

La capacidad humana para el autoengaño no tiene lí­mites. Los americanos se han engañado al creer en la riqueza total, la suma total de la riqueza, en lugar del modo cómo se le distribuye, crea el derecho. No importa cómo se consigue o lo que se hace con ella. La riqueza agregada es su propia recompensa, aún cuando implique la destrucción de nosotros mismos. Algo que si no se ya ha hecho, seguramente, se hará pronto.

La historia describe muchas naciones que se han depravado. Ninguna que se haya reformado a si misma. No se puede contar con que vendrá algún hermoso niño que deshaga la catástrofe del toque de Midas. El dinero, despuíés de todo, no es de las cosas que los seres humanos necesitan para sobrevivir, y si el dinero no se usa para producir y distribuir las cosas que si son necesarias, la supervivencia humana es imposible, no importa cuánta riqueza agregada se acumule.


(Traducción del inglíés por Umberto Mazzei.)

- Prof. John Kozy es profesor jubilado de filosofí­a y lógica y escribe sobre temas sociales, polí­ticos y económicos


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