La cumbre extraordinaria de la UE arranca hoy con Italia, la tercera economía de la zona euro, en pleno epicentro de la tormenta. Las dificultades del gobierno de Silvio Berlusconi para poner en marcha las reformas necesarias para reconducir el díéficit han aumentado la desconfianza hacia Italia a niveles preocupantes. Toda una bomba de relojería para un país que afronta más de 600.000 millones de euros en vencimientos de deuda hasta 2014 y cuyo tamaño supone un riesgo sistíémico.
El contagio de la crisis de deuda soberana se extiende como el aceite y alcanza ya tintes peligrosos al dar de lleno a países que amenazan la estabilidad económica mundial. Italia, con un endeudamiento de 1,8 billones de euros que supone el 120% del PIB, cuenta con el principal mercado de deuda de la zona euro. Y el incesante incremento de los costes de financiación, pese a las compras de deuda del BCE, se torna cada vez más inquietante. En la sesión de ayer la prima de riesgo del país concluyó en los 389 puntos básicos, lo que le acerca al máximo histórico del verano al situar la rentabilidad del bono a 10 años en el 5,95%, un nivel superior al 4,1% de principios de año.
A la espera de que Europa encuentre la receta mágica para poner fin al contagio, el entorno se complica día a día para un país que afronta compromisos de pago muy elevados. Hasta fin de año, sin ir más lejos, Italia deberá renovar unos 61.500 millones en vencimientos, una cifra pequeña comparada con los 297.000 millones de 2012 o los 152.676 de 2013, según datos de Bloomberg.
El tamaño de Italia y la dispersión de su deuda por el globo dan una idea de los problemas que se podrían desatar a nivel mundial si el país se encontrara con dificultades reales para financiarse. Los bonos italianos en manos de extranjeros alcanzan los 800.000 millones, según datos de RBS, de los cuales unos 195.000 están en entidades extranjeras.
"Europa tiene que llegar a un acuerdo para poner un cortafuegos a la crisis. Es fundamental que se acabe con las dudas sobre la solvencia. En caso contrario, un problema de financiación puede acabar convirtiíéndose en un problema de solvencia", explica Jordi Padilla, director de Popular Gestión Privada.
El mercado confía en una solución por las nefastas implicaciones que acarrearía no encontrarla pero la creciente desconfianza se traslada con cada vez más intensidad a las Bolsas. Según los datos remitidos por los bancos que se sometieron a los test de estríés el pasado mes de julio, las cuatro entidades italianas examinadas, con unas tenencias de 164.010 millones de euros, son de lejos las más expuestas a la deuda italiana, seguidas de las entidades francesas, alemanas, británicas y belgas. Aun así en Italia se da la peculiaridad de que, junto con los bancos las empresas, son los grandes financiadores del país, lo que da una idea de los riesgos que afronta Italia a todos los niveles.
Intesa San Paolo (60.152), Unicredit (49.071) y Monte dei Paschi di Siena (32.473) son las entidades con más deuda italiana. Pero no son las únicas afectadas y fuera de Italia se dan situaciones como la de BNP (27.988), entidad que tiene más deuda italiana que francesa, mientras que Dexia (15.831), Commerzbank (11.691), Críédit Agricole (10.754), o las británicas HSBC (9.927) y Barclays (9.379) están tambiíén entre las más expuestas. En España, sin embargo, la exposición total del sector es menor y alcanza los 7.406 millones.
La presión por vender deuda italiana va en aumento. Deutsche Bank comentó ayer que ha reducido su exposición neta a Italia un 71,9% desde diciembre de 2010. Una mala noticia para un país con altas necesidades de financiación. Hoy pretende captar 8.500 millones en letras y 2.000 en bonos, mañana tiene previsto emitir 750 millones en bonos y el viernes otros 8.500 millones más.