El Señor Bono también pierde su credibilidad, preocupándose de su cabellera y sin admitir la realidad de la vida, invirtiendo en arreglos estéticos personales y vaporosos que generarán un montón de puestos de trabajo en su querida Andalucía, muy necesitada por su conocida y permanente precariedad.
Es sin duda una meditada medida egocéntrica tomada, que ayudará al menos, al señor Bono, a dotar de un fondo de madurez personal transitorio, que refinancie su propio proyecto personal, demostrando su más fiel compromiso, con el utópico proyecto político de permanencía y durabilidad propia.
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