La crisis actual del Banco de Valencia ha vuelto a poner de manifiesto la errática política del Banco de España respecto a las entidades en apuros. Así, ahora le exige una recapitalización que puede estar entre 600 y 800 millones, según distintos medios... pero le permitió dar beneficios hasta junio. Es decir, exactamente lo mismo que ocurrió con la CAM, que ganaba 39,8 millones hasta marzo y dio unas píérdidas de 1.136 millones tras la intervención.
No es que fuera un beneficio muy grande -tan sólo 16,7 millones, el 64,15% menos que en el primer semestre de 2010-, pero beneficio al fin y al cabo. Y lo que es más sangrante: el gobernador Miguel íngel Fernández Ordóñez le permitió reducir sus provisiones por morosidad un 23,16% respecto al año anterior, a pesar de que ahí es donde se encuentra el origen del agujero.
De nuevo, se repite el caso de la CAM, ya que los beneficios de la caja alicantina eran posibles porque el supervisor le permitió no dotar apenas provisiones en el primer trimestre. El caso del Banco de Valencia no es tan exagerado -para empezar, la entidad es mucho más pequeña- pero el concepto es el mismo: el BdE hace la vista gorda con las provisiones, lo que le permite dar beneficio y, cuando se da cuenta de que se le ha ido de las manos y hay un agujero, tiene que dar marcha atrás rápidamente, reconocer píérdidas y forzar la recapitalización (o la intervención).
Aunque la concepción de "agujero" es un tanto ambigua, se entiende en general que es el díéficit de provisiones necesarias para cubrir la píérdida esperada (la píérdida que se estima que va a generar esta morosidad, la caída de valor de los inmuebles adjudicados, etc.). Este díéficit debe cubrirse primero con los resultados positivos del negocio, en caída libre en todo el sector, y despuíés con el capital del que dispone la entidad. Una vez descontados ambos conceptos, se obtienen las necesidades de capital adicional, que superarán los 240 millones de euros según admitió ayer el banco que preside desde hace 11 días Aurelio Izquierdo.
El FROB, la salida más probable
Si las necesidades de capital alcanzan finalmente las cifras que se comentan, será muy difícil que sus principales accionistas (BFA-Bankia y varios empresarios valencianos) cubran este díéficit de capital. De hecho, el cambio radical de actitud de Bankia hacia su participada a raíz del estallido del escándalo hace pensar que no será así. Varias fuentes del mercado consideran que, en esta situación, no será posible vender el banco a nadie, con lo que la solución más probable será su nacionalización por el FROB.
Según las cuentas de la entidad hasta junio, el descenso en el margen de intereses no es tan grande como el del beneficio: del 16,97%, que se reduce al 11,45% en el bruto. Pero las píérdidas por deterioro de activos no financieros (adjudicados y participaciones empresariales) y las píérdidas acumuladas por los activos en venta provocan la fuerte caída citada del beneficio.
El resultado de Banco de Valencia se ha reducido a una cuarta parte desde los 150 millones que llegó a ganar en 2008, en el cúspide de la burbuja de críédito e inmobiliaria. Ese mismo año, llegó a alcanzar una capitalización bursátil de 3.500 millones con el PER (relación entre precio y beneficio) que superaba las 50 veces. Ahora su valor bursátil no llega a 400 millones y su PER se sitúa ligeramente por encima de 5 veces.