Las amenazas a España no sólo vienen de la mano de Italia y de Grecia. La economía nacional acumula un buen número de problemas propios que nos impide separarnos del grupo de los más díébiles de la eurozona, pese a lo que dice en público la Comisión Europea.
Aunque las compras de deuda del Banco Central Europeo ayudan, lo cierto es que la economía nacional tiene aún un largo camino por delante para corregir los desequilibrios fiscales:
1. Díéficit público: El agujero de las cuentas públicas es la gran incógnita. El Gobierno insiste en que cumplirá con el 6% que exige Bruselas, pero lo cierto es que hay más amenazas que certidumbres. Las autonomías ya habían acumulado a final de año casi todo el díéficit que se les permitía a final de año, la Seguridad Social amenaza con entrar en díéficit cuando se abone la paga extra de navidad a los pensionistas, y el Estado no logra enderezar los ingresos fiscales. En este escenario, es más factible que los números rojos se acerquen al final del ejercicio al 7% del PIB que al 6%.
España acumula un díéficit estructural superior al 4% en 2011, 2012 y 2013. Exactamente, el díéficit presupuestario estructural será del 4,9% del PIB en 2011, del 4,2% en 2012 y del 4,3% en 2013 si el próximo Ejecutivo no hace reformas contundentes en el mercado laboral y en el gasto estructural.
Según un informe del analista de Nomura Alastair Newton, para conocer la verdadera cifra del díéficit de 2011 habría que esperar a marzo de 2012, en el que se producirá un previsible cambio político en Andalucía en el que podrían a salir a relucir facturas en el cajón como en Cataluña y Castilla-La Mancha.
2. Estancamiento: Sanear las cuentas tampoco es una labor sencilla en un momento en el que la economía no crece. Según el INE, en el tercer trimestre se estancó en tíérminos intertrimestrales en el 0,0%. La Comisión Europea espera que el PIB caiga, al menos, una díécima a final de año. El consumo privado siguen sin arrancar. La recuperación de España, por tanto, está en manos del sector exterior, un pilar inestable si se tiene en cuenta que los organismos internacionales alertan de que podría avecinarse una recesión a nivel mundial. El paro ya se ubica en el 22,6% y los expertos no descartan que escale a los 6 millones si quiebra algún país de la eurozona.
3. Escasez de recortes y medidas: Toda la confianza está en manos, en este momento, de las medidas que adopte el próximo Gobierno, que según algunos analistas no estará en plena actividad hasta comienzos de año. Por lo tanto, habrá que esperar dos meses para conocer el plan completo del PP.
4. Los mercados ya no entienden de promesas electorales, sino de hechos. Los inversores y los mercados ya no entienden de promesas, despuíés del fiasco en los planes de ajuste en países como Grecia o Italia, sino de hechos. El Gobierno de Zapatero ha desistido a impulsar ninguna nueva medida antes de las elecciones, aunque tiene capacidad legal. En campaña, el Ejecutivo prefiere no perjudicar a Rubalcaba cediendo a las exigencias de los mercados.
5. El problema no es el volumen de deuda, sino cómo ha crecido. El Ejecutivo insiste en el que los volúmenes de deuda están en niveles aceptables (en torno al 70%). Sin embargo, los analistas insisten en que lo que les preocupa es cómo ha crecido en los últimos años. El endeudamiento de España se ha disparado en las últimas dos legislaturas. Hace 7 años la deuda era del 46,2% y en 2011 se quedará al borde del 70%. La Comisión Europea calcula que rozará el 90% del PIB en 2013, una herencia a la que contribuirá el avance de los compromisos de gasto a largo plazo (el que todavía no se ha ejecutado) del Gobierno central.