María Igartua 16/11/2011 06:00h
Mientras los mercados suplican un golpe de efecto del Banco Central Europeo que no llega, los países con problemas agonizan. La cosa es seria. En juego está el futuro de la Unión Europea, del euro y de las economías occidentales. Y mientras aumenta la presión sobre el regulador monetario da la callada por respuesta.
Mario Draghi se ha hecho cargo del banco central con el peor escenario posible: Europa dividida entre los que no quieren que BCE intervenga en el mercado secundario –Alemania- y los que defienden que debe y tiene que actuar para evitar que el euro salte por los aires –todos los demás-.
De esta manera, Alemania se ha obcecado en que el BCE no compre deuda y se centre en su único mandato que es mantener estable la inflación en el 2%. Y su obsesión por la ortodoxia monetaria ha llevado al borde del abismo a Italia, cuya prima de riesgo ayer volvió a situarse por encima de los 530 puntos básicos y a España, que ha visto su diferencial en máximos históricos por encima de los 450 puntos básicos.
Así, la semana pasada, en los momentos más críticos con la dimisión del primer ministro italiano Silvio Berlusconi y el país a punto de ser rescatado, con la rentabilidad del bono a 10 años en el 7,4%, los mismos niveles en los que cayeron Grecia, Irlanda y Portugal, el BCE redujo a la mitad la compra de deuda soberana con respecto al periodo anterior hasta un total de 4.478 millones de euros.
“Si el BCE no quiere dejar de fabricar euros en el futuro va a tener que fabricarlos ahoraâ€, asegura a Cotizalia Victor Alvargonzález, director general de Profim que defiende que la solución europea pase por que el banco central se convierta en prestamista de última estancia como hace la Reserva Federal de Estados Unidos.
El problema que tiene en estos momentos Europa es que los alemanes están haciendo un juego muy peligroso: que sean los propios mercados los que hagan el trabajo sucio cambiando gobiernos y forzando reformas en lugar de quedar ellos como los ‘malos de la película’. Lo hemos visto recientemente con Italia y Grecia.
“Lo que está ocurriendo es como si dejas suelto a un niño asustado –en los mercados no hay especulación, hay miedo que es muy distinto- con una pistola cargadaâ€, explica Alvargonzález. “Lo malo va a ser como se ponga a pegar tiros, a ver quiíén le quita la pistolaâ€. Y a esto hay que sumar que Alemania va a una velocidad distinta de los mercados. Mientras sube la presión, los germanos todavía están hablando sobre cómo construir europa.
Pero la actuación del BCE no es suficiente. Para que sea eficaz tiene que producirse una doble solución: monetaria y política. “Ya no hay marcha atrás, o se tira a una unión fiscal o el mercado no se va a andar con medias tintasâ€, aseguran a Cotizalia.com fuentes del sector. Y es que la diferencia de Europa con los grandes países como EEUU o Japón es que en ellos el banco central puede actuar como prestamista de última instancia con la seguridad de que nadie se plantea que su gobierno quiebre, mientras que en Europa hay un BCE para 17 gobiernos diferentes.
“Uno de los mayores consensos alcanzados en los últimos días es que el BCE va a tener que inyectar liquidez al sistema en tanto que es la única institución con una hoja de balance lo suficientemente grande para hacerloâ€, aseguraban los analistas de Royal Bank of Scotland. “No obstante, cuando el mercado habla de un quantitive easing (medidas extraordinarias de liquidez) no está claro lo que tienen en mente salvo una varita mágica que resuelva todos los problemas de la eurozonaâ€, concluye la firma.