INICIO FOROS ÍNDICES DIVISAS MATERIAS PRIMAS CALENDARIO ECONÓMICO

Autor Tema: El Tesoro ante una subasta crí­tica: cuatro cuestiones clave  (Leído 204 veces)

Eguzki

  • Socio Foxinver
  • Excelente participación
  • ***
  • Mensajes: 26.157
  • Karma: +0/-1
El Tesoro ante una subasta crí­tica: cuatro cuestiones clave
« en: Noviembre 17, 2011, 07:41:48 am »
El Tesoro afronta el jueves una de las subastas más crí­ticas. Conozca cuáles son las claves de la subasta en la que quiere colocar entre 3.000 y 4.000 millones en bonos a 10 años.

1. Un objetivo elevado. Con la prima de riesgo en los niveles más altos desde el euro y los inversores de retirada en los mercados de deuda, la institución se ha fijado un objetivo de captación elevado: 3.000 millones de euros, hasta un máximo de 4.000 millones. Durante el segundo semestre no se han adjudicado en ninguna subasta más de 3.000 millones y hay que irse hasta la colocación de marzo para ver niveles superiores.

De todos modos, hay que recordar que existen 22 creadores de mercados que tienen que pujar por al menos el 3% del importe que se quiere colocar, por lo que el 66% de la subasta siempre está asegurado.

2. Rentabilidad en máximos desde 1997. Con el bono a diez años cotizando en el mercado secundario en el entorno del 6,3%, los expertos estiman que la rentabilidad ofertada por el Tesoro deberá superar el 6% para cerrar con íéxito la subasta. En la última subasta de obligaciones a diez años, el Tesoro fijó el tipo marginal en 5,453%, pero en ese momento, el bono cotizaba en el mercado secundario al 5,58%.

Para encontrar la rentabilidad del bono a diez años en niveles superiores al 6% habrí­a que remontarse a 1997, cuando el organismo público colocó papel a este plazo al 7,26%.

En la subasta de julio, en la que se colocaron las obligaciones a 10 años al nivel más alto del año (5,921%), el bono cotizaba en el mercado secundario al 5,76%. Sin embargo, en muchas ocasiones la colocación se realiza algo por debajo de la cotización en el mercado secundario. Lo que ocurre es que la subasta de mañana es una nueva referencia y íéstas suelen colocarse con una prima respecto al precio del bono en el secundario. Eso podrí­a llevar la rentabilidad final por encima del 6,5%.

Además, los analistas creen que en las colocaciones que aún falta por realizar en este año, la tensión se mantendrá en niveles similares, aunque señalan algunos factores que podrí­an relajar la situación. Entre ellos, el resultado de las elecciones españolas y que Grecia e Italia comiencen a tomar medidas para reducir el díéficit. Tambiíén la intervención del Banco Central Europeo, con compras en el mercado secundario, podrí­a hacer subir el precio de los bonos y, por tanto, reducir su rentabilidad (y con ello, la prima de riesgo).

3. Ratio de cobertura por debajo de 2 veces. En las últimas colocaciones de bonos a diez años, la ratio de cobertura, es decir la demanda de tí­tulos sobre el importe total adjudicado, no ha llegado a dos veces (1,76 en octubre y 1,9 en julio). Para ver una ratio superior a dos hay que remontarse a junio, cuando las peticiones fueron 2,13 veces el volumen total colocado, pero en esa subasta los tí­tulos tení­an una vida residual de ocho años. Por lo tanto, la demanda se situará, probablemente, entre 1,5 y 2 veces el importe adjudicado, una proporción baja, pero en lí­nea con las últimas subastas, por lo que no será dramática.

4. Reacción de los mercados. Tras la subasta habrá que permanecer atentos a la reacción de los mercados, que valorarán inmediatamente el resultado de la colocación. En lo primero que se fijarán es en el importe colocado. Si no se alcanzan los 3.000 millones previstos, el mercado podrí­a considerar que el Tesoro español tiene dificultades. El segundo aspecto será en la rentabilidad ofertada. La mayorí­a de los analistas considera que rondará el 6,3%. Si el tipo de interíés finalmente supera mucho este porcentaje, aumentarí­an aún más los intereses que debe pagar España por su deuda, lo que dificultarí­a el cumplimiento de los objetivos de díéficit previstos y podrí­a significar nuevas medidas de recortes del gasto. Todo ello dificultarí­a el crecimiento económico, lo que serí­a castigado por los mercados.