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Autor Tema: Míéxico: Una explicación del pobre crecimiento...  (Leído 232 veces)

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Míéxico: Una explicación del pobre crecimiento...
« en: Noviembre 17, 2011, 07:59:02 pm »
Por...   Isaac Leobardo Sánchez Juárez
 

Justo esta semana acabo de terminar la lectura de un libro altamente recomendable, manejado con gran precisión y rigor tíécnico: Por eso estamos como estamos: La economí­a polí­tica de un crecimiento mediocre, dicho texto fue escrito por Carlos Elizondo Mayer-Serra con la intención de explicar las razones del pobre crecimiento económico en Míéxico. Sin duda, es una lectura obligada para todos aquellos que desean generar estrategias para superar el problema y poner al paí­s nuevamente en la senda del desarrollo.

El autor considera que Míéxico no ha logrado la tasa de crecimiento económico que serí­a deseable para un paí­s con las caracterí­sticas del nuestro, debido a decisiones polí­ticas y acciones tomadas internamente. El autor rechaza en todo momento culpar de nuestra tragedia a nuestros vecinos o a las condiciones adversas que existen en el mundo. Para íél, lo que somos es fundamentalmente el resultado de lo que hemos hecho y dejado de hacer.

El autor considera que el problema central de la economí­a mexicana reside en la capacidad de ciertos grupos para evitar la formulación y puesta en práctica de polí­ticas públicas favorables al interíés general que premien el míérito y doten a los mexicanos de verdaderos derechos universales, y en la debilidad y poca intención de nuestra sociedad para imponer esos cambios. Dedica dos capí­tulos al análisis de los grupos de búsqueda de rentas, concentrándose en los empresarios, agricultores, burócratas y sindicatos.

Respecto a los empresarios, señala que siempre han tenido la capacidad de afectar las acciones del gobierno. Durante las díécadas de 1940 a 1970 concentraron sus acciones en el Ejecutivo y obtuvieron buenos resultados de esa cercana relación. A dicha íépoca se le conocí­a como la “alianza por las ganancias”. El principio rector del gobierno era apoyar a estas empresas para que hicieran dinero y generaran empleo a cambio de que no intervinieran en la polí­tica. Mientras los empresarios aceptaran esta distribución de tareas, solí­an tener espacio para acumular ganancias.

Adicional a lo anterior, el autor señala que mediando entre los grupos de interíés y la sociedad se encuentra un sistema polí­tico que no genera los incentivos para propiciar cambios de utilidad general, así­ como un Estado díébil y permeado que no puede enfrentar a los intereses más poderosos que frenan al paí­s, incluida su propia burocracia. Corregir lo mencionado implica hacer cambios en la estructura institucional del paí­s, propone realizar reformas para abatir los siguientes problemas: 1) un gobierno dueño de empresas que pierden dinero en forma sistemática y que terminan consumiendo más recursos de los que generan; 2) monopolios públicos y privados mal regulados, que extraen altas rentas del consumidor y dificultan la competitividad de empresas que consumen sus bienes y servicios; 3) trabajadores que no hacen nada o muy poco, pero que no pueden ser despedidos; 4) el constante cambio de las reglas del juego; y 5) expropiaciones arbitrarias que desestimulan la inversión.

El Dr. Elizondo Mayer-Serra demuestra que no debemos nuestra situación actual a ninguna fatalidad divina, histórica ni cultural. Somos responsables de ella y, por tanto, tambiíén podemos hacer que cambie. Los mexicanos si tenemos remedio. La transformación de Míéxico es totalmente un asunto que está en nuestras manos. Su libro sugiere que debemos imaginar un mejor mañana y trabajar todos los dí­as para lograrlo, nos hace pensar en la necesidad de replantear el futuro. Es cierto que hoy el panorama es negro, pero no tiene porque ser así­ permanentemente, nosotros podemos darle un giro a nuestra trágica historia, el cambio está plenamente en nuestras manos. De lo que se trata es de pensar y actuar con una visión emprendedora, hacer de la libertad y la competencia las banderas del cambio.
 
Indica que es necesario un liderazgo presidencial que asuma como propia y estratíégica la difusión de información sobre los costos de mantener los privilegios, además de acompañarse de una baterí­a de reformas legales diseñadas para emparejar el terreno de juego, tanto en lo polí­tico como en lo económico. En el capí­tulo final menciona que es necesario regular mejor las actividades que afectan el proceso de toma de decisiones en el Congreso; mejorar el sistema electoral, incluidos la reelección, el costo de las campañas, las candidaturas independientes y el acceso a los medios de comunicación; mejorar el sistema de procuración de justicia; reformar la legislación laboral para hacerla más flexible; proteger al consumidor; promover la competencia; abrir el mercado energíético; elevar la calidad del sistema educativo; y lograr que en Míéxico deje de recaudarse poco y mal.

En esencia de lo que se trata, según el autor, es de alinear los intereses de corto plazo de los distintos actores que tienen poder con una cierta visión de largo plazo y creer que somos capaces de crecer y ser más productivos que aquellas naciones que hoy son lí­deres en la materia. El autor nos recuerda, que en la segunda mitad del siglo pasado, durante el llamado desarrollo estabilizador, Míéxico demostró al mundo que era capaz de organizarse para crear un milagro económico. Sin embargo, este logro fue posible en un sistema polí­tico no democrático que compensaba su falta de legitimidad mediante la distribución de beneficios a los actores mejor organizados y con mayor peso polí­tico.

Lo anterior generó una economí­a llena de distorsiones y poco competitiva, volvió el milagro fiscalmente insostenible y creó una burocracia cuya lógica central era repartir (y proteger sus propios privilegios), no brindar derechos para todos de la forma más eficaz. Dicho modelo quebró y se hicieron reformas para tener una economí­a más cercana al mercado; el sistema polí­tico cambió a uno donde el voto determina quiíén gobierna. Sin embargo, por la naturaleza negociada de la transición, la mayorí­a de esos grupos bien organizados durante los años del corporativismo todaví­a existen. Las viejas estructuras corporativas y diversos grupos con privilegios supieron adaptarse al nuevo entorno económico y polí­tico, en muchos casos sin haber sufrido modificaciones importantes y, en cambio, ganaron una mayor capacidad de maniobra , dada la dispersión del poder que trajo el proceso democratizador.
 
En el capí­tulo final apunta que el reto es hacer las reformas pendientes, las cuales no implican simplemente privatizar y desregular, sino fortalecer al Estado frente a todo tipo de intereses que hasta ahora han sido capaces de frenar cambios deseables, como el sindicalismo improductivo en el sector público y la falta de regulación en sectores donde dominan unas cuantas empresas. La situación se ha mantenido porque tanto los sindicalistas como los grandes empresarios se benefician de este equilibrio subóptimo.

En su libro se demuestra que para crecer a tasas elevadas y sostenidas es necesario tener un paí­s que promueva la inversión, la competencia y el míérito como forma de incrementar los ingresos de cada individuo. Todaví­a más, el libro comprueba que durante los últimos treinta años las fuerzas polí­ticas no han logrado la coordinación necesaria que haga posible el crecimiento.

Como se ha aclarado, el argumento central es que muchos de los actores dominantes en el paí­s se conducen conforme a la lógica corporativa del pasado, donde importaba más defender un privilegio que generar instituciones capaces de lograr un resultado eficiente. El viejo sistema nunca promovió los mecanismos que hicieran del esfuerzo, el míérito y la competencia los motores centrales para la distribución de beneficios.

Finalmente, espero que esta breve reseña del libro Por eso estamos como estamos: La economí­a polí­tica de un crecimiento mediocre, le anime a comprarlo, leerlo y sobre todo a ayudar a construir un Míéxico pací­fico, democrático y competitivo.


•... “Todo el mundo quiere lo máximo, yo quiero lo mínimo, poder correr todos los días”...
 Pero nunca te saltes tus reglas. Nunca pierdas la disciplina. Nunca dejes ni tus operaciones, ni tu destino, ni las decisiones importantes de tu vida al azar, a la mera casualidad...