INICIO FOROS ÍNDICES DIVISAS MATERIAS PRIMAS CALENDARIO ECONÓMICO

Autor Tema: El euro sólo sobrevivirá si el BCE compra deuda a gran escala, segíºn expertos  (Leído 221 veces)

Eguzki

  • Socio Foxinver
  • Excelente participación
  • ***
  • Mensajes: 26.157
  • Karma: +0/-1
El Banco de Inglaterra y la Fed ya lo han hecho, incluso el banco central de Suiza para sostener al franco. Se trata de la expansión cuantitativa (QE) que, según los expertos, es lo que necesita la eurozona para no desintegrarse. Alemania no quiere eurobonos ni intervención masiva del BCE en los mercados, pero sólo un programa de alivio cuantitativo por parte de la autoridad monetaria europea, con compra de bonos a gran escala, salvarí­a al euro.

La flexibilización o alivio cuantitativo (quantitative easing, QE, en inglíés) es un tíérmino utilizado para describir una serie de polí­ticas monetarias, no convencionales, que pueden llevar a cabo los bancos centrales para aumentar la oferta de dinero. Consiste en inyectar liquidez en los mercados a travíés de la compra directa de activos.

Este alivio cuantitativo, al que se opone fíérreamente Alemania, es lo que necesita el euro para no desaparecer, según apuntan los expertos. De hecho, en una reciente encuesta realizada por Reuters, la mayorí­a de los economistas cree que el BCE podrí­a ceder pronto a la presión de los mercados y comprar masivamente bonos para evitar un deterioro mayor en la crisis de deuda de la zona euro. Los encuestados, tanto de Europa como de EE UU, prevíén que el BCE comience un programa de alivio cuantitativo, como han hecho la Fed y el Banco de Inglaterra, en marzo del 2012.

QE1 O ADIí“S AL EUROA

“O bien Alemania termina admitiendo que el BCE realice un QE a gran escala o el euro durará sólo lo que Grecia sea capaz de aguantar por sí­ misma dentro del euro, es decir, muy poco”, comentan en Bankinter.

Los analistas del banco otorgan un 70% de probabilidad a que, en un desenlace no destructivo para el euro, el BCE acabarí­a aplicando un QE de envergadura, “probablemente comprando toda o casi toda la deuda griega (pensamos que Grecia sólo puede salir adelante dentro del euro si se le condona su deuda) y estableciendo unos “niveles frontera” para las primas de riesgo frente a Alemania de cada uno de los estados miembros, a partir de los cuales intervendrí­a para defenderlos”.

Según su planteamiento, serí­a un modelo similar aplicado con inesperado íéxito por el SNB (banco central) suizo para impedir que su divisa se aprecie más allá de 1,20 euros. Por ejemplo, creen que el BCE podrí­a entender que los spreads de Italia y España no deben sobrepapsar los 500 puntos básicos interviniendo mediante compras agresivas para “romper con daños” los intentos de llevarlos más allá de ese nivel.

En caso de que el BCE no lleve adelante una estrategia de este tipo, “mucho nos tememos que el euro aguantará tanto tiempo cuanto Grecia aguante desde una perspectiva social”, apuntan. “Pero eso podrí­a ser apenas unos meses, lo que llevarí­a a la desaparición del euro. Lo malo, lo realmente malo, son los tiempos, la extensión de esta agoní­a... pero el desenlace no puede cambiarlo ni siquiera Alemania: con un 70% de probabilidad, el BCE terminará aplicando un QE”.

Sin embargo, el alivio cuantitativo tiene un punto negro: la inflación. Así­, en M&G Valores consideran que una intervención masiva del BCE comprando y monetizando deuda de forma ilimitada serí­a una solución a los problemas de fondo que afectan a Europa, pero sólo a corto plazo. Esta medida no convencional no resuelve la cuestión de fondo de la sostenibilidad fiscal de los paí­ses y “podrí­a llevarnos por un camino cuyo final serí­a un proceso inflacionista incontrolable”.

Los expertos de la firma dibujan una hoja de ruta que consistirí­a en que los Gobiernos, y sobre todo los de Grecia, Italia y España, presenten unos programas de ajuste y reformas estructurales que “hagan creí­ble su compromiso absoluto de reducir el díéficit, controlar el endeudamiento y recuperar la competitividad que permita volver al crecimiento”. Despuíés se tendrí­a que aumentar la capacidad del fondo de rescate y asegurar los flujos de financiación a los paí­ses que están haciendo el esfuerzo de ajuste.

“Esto podrí­a traducirse en algún tipo de programa de estí­mulo masivo como el que propugnan los partidarios de la intervención del BCE, una especie de QE1 europeo que abrirí­a las puertas a un escenario de recuperación. Creo que no existen alternativas a un escenario de este tipo una vez que los mercados han empujado hasta al abismo a la mayorí­a de paí­ses de la zona euro”.

Por su parte, Mark Burgess, director de Inversiones de Threadneedle, recuerda que, en los próximos dos años, hay que encontrar compradores para unos 400.00 millones de euros de deuda italiana, mientras que los bancos están desendeudándose y reduciendo sus balances con la venta de bonos y los inversores internacionales están huyendo otra vez hacia sus mercados nacionales.

“Cada vez más parece que la expansión cuantitativa seguida por el Banco Central Europeo es la única respuesta. De hecho, podrí­a ser vista como su opción polí­tica de `un salto para ser libres´, pero con la cultura del Bundesbank y el miedo a la hiperinflación, su introducción va a requerir un enorme cambio cultural en la mente de los banqueros centrales”, opina.

Sin embargo, asegura que sin la QE, Italia (pero tambiíén España y Grecia) corren el riesgo de quedarse sin dinero, siendo el único resultado probable un cambio en la composición del euro. Un escenario cuyo coste superarí­a con creces los riesgos y el coste del propio QE. “Es probable que veamos un núcleo duro de economí­as europeas, en su mayorí­a del norte, congregadas en torno a Alemania, dejando a los paí­ses más endeudados del sur devaluar para volver a empezar. Es difí­cil ver que esto suceda sin provocar, como poco, una perturbación en el sistema financiero europeo”.

John J. Hardy, director de Estrategia de Divisas de Saxo Bank, incide en la cuestión de fondo al asegurar que el BCE está, de facto, tomando medidas de relajación cuantitativa a escondidas y “lo tendrá que realizar a una escala mayor o asistiremos a la ruptura de la UE”.

Asimismo, señala que mientras el BCE no pueda emitir efectivamente moneda sin limitaciones “las probabilidades de que Italia vuelva a sufrir los problemas que ya vivió a principios de noviembre, puede hacer que los mercados queden rápidamente fuera de control, con las implicaciones sistíémicas que conllevarí­a”.

“La crisis de la UE seguirá desarrollándose hasta que, o a menos que, se materialicen grandes volúmenes de fondos nuevos o intervenciones coordinadas (“supra-soberanos”), o lo que es más importante, grandes volúmenes de emisión de moneda del BCE”. No obstante, reconoce que no parece que se vaya a producir nada de ello a corto plazo.

Desde Barclays, dicen que la rápida aplicación de las polí­ticas estructurales y fiscales es una condición necesaria pero no suficiente para que el mercado de bonos soberanos se estabilice. En su opinión, ni el FEEF ni el FMI disponen de suficientes recursos financieros para ampliar lo suficiente las lí­neas de críédito a España e Italia y calmar así­ a los mercados. Además, explican que los gobiernos extranjeros y el FMI podrí­an proporcionar dinero en efectivo, pero no de críédito.

Ante este panorama encuentran una alternativa: un mayor compromiso por parte del BCE para que actúe como prestamista de última instancia. “Una mayor presión sobre los mercados de bonos soberanos hará necesario que el BCE lleve a cabo polí­ticas no convencionales con el fin de ayudar al FEEF y al FMI a estabilizar la deuda soberana estresada pero solvente de paí­ses como España”.

En Inversis Banco, donde creen que hay margen para más compras de deuda perifíérica (algo que no ven como solución definitiva al problema de Europa), comentan que el BCE puede ser prestamista de última instancia, como lo son la Fed o el BoE, “pero exigirí­a cambios legales previos importantes”.

Esta solución, que no ven fácil ni a corto plazo al no estar dentro de las capacidades del BCE y ser una de las “lí­neas rojas” para los alemanes, aportarí­a una “capacidad de fuego” casi ilimitada y estabilidad financiera, en su opinión. “A corto plazo, verí­amos corrección de la divisa, y para algunos crí­ticos de medio podrí­a ser inflacionista (tema no pací­fico ya que depende de la velocidad de circulación del dinero)”.